Deporte menos participativo – El Mostrador


Señor Director:
Ya desde el 2001, Chile dispone de una serie de instrumentos de fomento al deporte, especialmente para las más de 74 mil organizaciones asociadas a la cultura y la recreación, dentro de las que se encuentran unas 24 mil con objetivos directamente vinculados a las prácticas físicas deportivas y que se encuentra al alero del Instituto Nacional del Deporte (IND).
El más conocido de estos instrumentos, es el Fondo Nacional de Fomento al Deporte “Fondeporte”, que lamentablemente cada año posee menos recursos y por ende también menos organizaciones beneficiarias.
El Fondeporte, en su esplendor repartió más de 15 mil millones de pesos, a más de 4 mil entidades beneficiarias, eso contrasta con lo expresado en la última cuenta pública del Ministerio del Deporte donde se nos informan que en su versión 2018, este concurso entregó aproximadamente 4 mil millones, a cerca de 1000 proyectos . Pero, al mirar con detalle los resultados del último concurso, este solo benefició a 390 organizaciones deportivas, siendo el resto de los beneficiarios entidades públicas, especialmente municipios mediante asignación directa o vías exclusivas dentro del mismo proceso concursable.
A este concurso se presentan anualmente unas cuatro mil iniciativas, donde solo un cuarto obtiene recursos del fondo, como se mención anteriormente, y beneficiando a menos de un 2% de las organizaciones deportivas directamente vinculadas al deporte.
Si a esto sumamos, el criterio de selección de los proyectos que señala, “En el caso de igualdad de puntaje entre dos o más proyectos, en un mismo listado priorizado, el lugar que ocuparán se definirá según criterio de temporalidad asociado a la fecha de postulación, es decir, aquel proyecto que se postule primero se ubicará en primer lugar respecto de los demás, y así sucesivamente”.
Esto no sería un problema, si las matrices que priorizan los proyectos fuesen lo suficientemente sensibles, pero esto no parece ser así, ya desde hace años se puede observar en los resultados del concurso, listas de esperas, con más de un proyecto con el máximo puntaje, en donde solo primó la “temporalidad”. Por ejemplo, para el concurso público del 2018, fueron 7 las regiones, donde 88 proyectos quedaron con el máximo puntaje en lista de espera, solo no fueron beneficiados, por que otro postuló antes.
Otro instrumento que dispone el IND, es el registro de proyectos deportivos susceptibles de donaciones con franquicias tributarias, “donaciones”, donde si bien los niveles de recursos se han mantenido estables, la participación de las organizaciones deportivas es mucho más escasa. Según los datos disponibles del IND para el 2017, se han donado más de 10 mil millones a un total de 50 organizaciones deportivas, pero casi el 50% de los montos, solo son donados a 3 entidades deportivas, un poco más de 5 mil millones, especialmente en las categorías competitiva y laboral.
Estas grandes realidades, sumado a la baja asociatividad deportiva de nuestro país, están debilitando la participación y desarrollo de los principales socios estratégicos que el Estado debe tener, para cumplir sus fines y propósitos declarados en la última política sectorial.
Difícil va ser la tarea, si el Estado y los Gobiernos, no comienzan a tener una real preocupación por las organizaciones deportivas de base, apoyando sus labores, entregándoles herramientas adecuadas a sus realidades, en los tiempos que se necesitan, y poniendo el foco en todas esas miles de organizaciones, que nunca han recibido un peso del Estado, y que base al esfuerzo de “algunos” y “el voluntariado” de otros, logran que su comunidad u organización practiquen deporte o actividad física sistemática.
Claudio Bossay Salinas
Sociólogo, U de Chile
Magíster en Gestión Deportiva



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