Ministra Cubillos o la falacia de la tecnocracia


Señor Director:
Ya sabemos que Piñera tiene una personalidad compulsiva que lo lleva a gobernar improvisando constantemente, pero ahora es una característica que se ha propagado peligrosamente a los ministros. Es posible que en los ministros políticos del Gobierno pueda pasar desapercibidos junto a un presidente que es más compulsivo que ellos, pero en los ministerios técnicos, como Educación, se convierte en un peligro para el futuro nacional. Ya vimos lo que ha pasado con la improvisación presidencial/ministerial en RREE.
Como estudioso de la “Adquisición de una segunda lengua” (o Second Language Acquisition) puedo opinar al respecto. Lo primero que alguien le tiene que explicar a Cubillos es que una segunda lengua no se “aprende”, como las matemáticas o la biología, sino que se adquiere y la adquisición se centra en los temas de interés del estudiante, que no son los mismos para todos. La ministra escuchó cantar el gallo, pero no sabe dónde, pues eso de enseñar una segunda lengua haciendo clases 100% en la segunda lengua (me imagino que eso es lo que quiso decir con “English in English”) responde a una teoría de lingüística aplicada que ya ha sido implementada en muchos países y en muchas metodologías. Yo hacía eso para el español hace más de treinta años y pronto nos dimos cuenta que una aplicación dogmática de una principio teórico lo desvirtúa completamente. Esto es verdad no solamente para la enseñanza, sino que para casi todo en la vida.
Lo otro que la ministra tiene que entender es que para lograr un país bilingüe, se requiere una política de Estado, consistente en el tiempo y centrada en los educadores, no los estudiantes. Si la ministra se hubiera dado el trabajo de pensar y preguntar, más de alguien le pudo haber dicho que los países europeos (Alemania, Francia y los países Escandinavos) llegaron a ser bilingües después de muchos años y generaciones en que mantuvieron una conducta persistente y eficaz, a pesar de los ataques de nacionalistas y aislacionistas (me atrevo a aventurar que la principal razón de que el Brexit haya triunfado es que Inglaterra es el único país monolingüe de Europa, ya que los otros países europeos, todos hablan inglés, además de su propio idioma, incluídos Irlanda del Norte y Escocia, donde el Brexit no ganó).
Contrariamente a lo que muchos creen, Europa aprendió inglés, no enseñándoselo a los niños, sino que partiendo por los educadores, desde los maestros parvularios. Eso es lo que crea un círculo benéfico en que los niños desde pequeños adquieren un cierto nivel elemental del lenguaje, para cuando llegan a la universidad y se transforman a su vez en educadores, entonces están en condiciones de aumentar su nivel y logar un nivel al menos intermedio y suma y sigue, al cabo de cuarenta años “voilá” se tiene un país prácticamente bilingüe.
Por cierto que con la mentalidad de “aspirantes a tiranos” que tienen los descendientes intelectuales de la dictadura que gobiernan Chile, creen que basta con meterles clases de inglés a los niños de todo el país. Aunque hubiera suficientes maestros de inglés, eso no funcionaría. Ya trató de hacerlo Sergio Bitar hace algunos años cuando era ministro de educación y así fue como le fue, pues tuvo que reconocer que había improvisado una solución que no funciona.
La ministra y el presidente tienen que entender que lo peor que se puede hacer es decirle a los maestros cómo y qué enseñar y tratar de crear un currículum igual para todos. El Presidente y sus ministros, subsecretarios, etc. tienden a copiar lo que hace EEUU, aunque unos cuántos años después. Una de las políticas más destructivas para la educación en los EEUU fue la política de “estandarización y rendición de cuentas” (standardization and accountability) implementada por Bush. Antes de tratar de copiar lo que han escuchado acerca de eso, deberían averiguar acerca de sus resultados.
Esto es lo que las universidades deben hacer (mensaje para los profesores de inglés de la Universidad de Chile, que enviaron una carta a propósito de esto): demandar que todos los estudiantes de educación, de cualquier nivel o disciplina, tomen al menos dos semestres de inglés antes de graduarse, haciendo hincapié en que el nivel sea más avanzado del nivel con que llegan a la universidad, hayan o no tomado inglés en el colegio.
Esto es lo que el Ministerio de Educación debe hacer:
-no otorgar ninguna licencia de educador (cualquier nivel, cualquier disciplina) si el postulante no comprueba que tomó dos semestres de inglés antes de graduarse.
-“Promover” (no obligar, no demandar, no imponer) que todos los maestros incorporen algo de inglés en sus clases, preferiblemente sobre su disciplina.
-“Olvidarse” de buscar soluciones a corto plazo y retroactivas, como la de demandar que los maestros que actualmente están trabajando se preparen tomando clases de inglés. Esto requiere una solución a largo plazo y a “FUTURO”. El país no puede ser bilingüe en cinco o diez años. Nos va a tomar treinta años y más, pero iremos viendo el progreso de generación en generación.
Pareciera que solamente abogados, empresarios y economistas pueden tener altos cargos políticos en el Gobierno de Chile y que todo se reduce a una relación inmediata de costo/beneficio. No me atrevo a pedir que los ministros políticos consulten con los que saben de política, porque como todos en Chile se creen que lo saben todo, sería un ejercicio de futilidad; pero sí me atrevo a pedir que al menos los ministros de carteras técnicas consulten con técnicos, sean o no lo sean ellos mismos.
Atentamente,
Dr. Jorge Salvo
Associate Professor of Spanish
Department of Humanities
School of Humanities and Social Sciences
Claflin University



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