un laberinto institucional- La Opinión de Javier Lozano



En repetidas ocasiones  hemos señalado y hecho hincapié, en lo que constituye un subsistema con un futuro impresionante dentro de los contextos y ambientes rurales; lo que significa llevar educación a las zonas más marginadas del estado: merecen una atención especial centrada en la necesidad social de garantizar la acción que conlleva un proceso integral. El limitado acceso que existía, negaba la educación  a sectores que han sido marginados y discriminados por la desigualdad institucional. Por estas razones, es doblemente meritorio la escolarización que penetre a la instrucción no solo educativa, sino formativa y axiológica.
El Telebachillerato ha alimentado la esperanza de miles de familias que habían sido desfavorecidas por las brechas que existían anteriormente; la preocupación se tradujo en espacios que ahora influyen en la formación pedagógica. El aislamiento institucional ya no permea en esas comunidades rurales que a pesar de la poca infraestructura, comunicación y tecnología: el Telebachillerato ha sido un mecanismo y una alternativa que ha producido la inserción a los campos no solo formativos, sino como un vínculo para la educación superior.
Pero, ¿a qué voy?
El viernes pasado tuve la oportunidad de tener una charla con la dirigencia estatal del SUTTEBAM; la discusión central por supuesto se desfasó en los múltiples acontecimientos y las acciones que hemos observado en los últimos días.Los argumentos demuestran una situación grave; se ha ensombrecido varios elementos que han estancado el desarrollo de una viabilidad que fortalezca la mejora continua en este subsistema; por el contrario, el problema se ha agudizado, lo que ha perfilado a que el conflicto siga quedando en un laberinto inexorable.
Me comentan que el discurso y las prácticas siguen predominando en promesas y acuerdos incumplidos; en simulación de gestión, sobre todo en instituciones donde la obligación de la dirección general, es inminente. Esta ha sido difusa, inflexible, y sin una claridad por  resolver las situaciones que han producido la implantación de un programa con una ruta: que tienda puentes y colaboración para mejorar cada área de oportunidad del Telebachillerato.
Pero el problema no solo radica en las carencias que ha demostrado la actual directora: Cecilia Lazo de la Vega, sino en la incertidumbre sobre el futuro de algunos centros donde se mantiene latente el cierre.
El problema entonces es grave. Indudablemente la falta de atención al subsistema, ha acarreado una problemática creada por la mala propuesta educativa, así como la infrecuente gestión y toma de decisiones; esto ha sido el producto de una cadena de demandas que no han sido atendidas por la directora general, y por ende generan un clima intangible por resolver de fondo las necesidades.
Tal parece que la dirección, no se ha esmerado. Es curioso, sin embargo, esa ha sido la característica de la actual directora. Nos comentan que las evasivas y promesas que den una inmediata salida, solo son parte del itinerario de: Cecilia Lazo. En términos generales, el Telebachillerato vive una atmósfera enigmática; actuante el SUTTEBAM, mantiene la dirección tomada de forma indefinida, también, un plan de acción Estatal según información de algunos liderazgos.
Las principales demandas son:
-Aportaciones obrero patronales.
-Pagos de prestaciones.
-Respeto a la autonomía sindical.
-Cese al acoso laboral.
Pero lo más preocupante, es el clima que ha generado la suspicacia por cerrar más de 30 extensiones del Telebachillerato, lo que constituye: el quebranto y la fractura de estudios de cientos, tal vez miles de jóvenes que han depositado la esperanza de formación en este subsistema. Entonces, el panorama parece mucho más complejo para muchos estudiantes, quienes apuestan a la satisfacción de terminar sus estudios que les permita impulsar la visión de mejorar sus condiciones sociales; lo más elemental sería implementar medidas y estrategias para fortalecer la adaptación de más centros de trabajo.
Es inaceptable, arbitrario y vergonzoso.
La autoridad educativa por el contrario, debe buscar canales de comunicación, y sobre todo de gestión para mejorar la infraestructura y plantilla docente que cubran cada una de las áreas del conocimiento.
El futuro de la educación, es ineludible; ante el inexorable ambiente que ha visualizado un esquema complejo, el propósito fundamental es: que existan acciones que no trastoquen el derecho humano y social, pero también constitucional por recibir educación de calidad; eso sería desastroso y limita el trabajo sustancial que hacen muchos docentes, incluyendo el evidente empuje que le ha dado el sindicato único de trabajadores del Telebachillerato Michoacán.
Es determinante encontrar una salida. Sin embargo, la fragilidad que ha fincado la actual dirección, solo ha producido directrices amorfas.
Tal parece que las tareas que le corresponden a la dirección: las realiza el SUTTEBAM. Basta agregar que los logros, rescate y permanencia de este subsistema, se dio en una larga jornada de luchas sindicales que protagonizaron los cuadros del Suttebam; esto ha sido gracias a ellos. El origen de esto, es simple y sencillamente el compromiso que han aproximado a obtener beneficios colectivos, sobre todo a la base trabajadora, pero también, coadyuvando en los municipios donde tiene presencia el Telebachillerato.
Notas finales: Nos comentan que el plan de acción se extenderá en los municipios del estado; la demanda radica en darle una certeza institucional a este subsistema en todos los rubros. Entendamos, el rol y el poderoso papel que juega el Telebachillerato Michoacán en las localidades; esto no es reciente; se ha impulsado una fuerza desde hace 9 años, gracias a las luchas activas que ha protagonizado el SUTTEBAM. La visión clara y firme de este gremio: ha sido el compromiso social con sus trabajadores, pero también con la comunidad educativa. De esto, se ha desencadenado una ofensiva irresponsable de algún personaje que ofrece el demagogo trabajo por el clientelismo y el subyugante vínculo con las autoridades educativas, al descalificar la acción sindical como irracional.
El trabajo y la gestión de la dirección ha sido de una pobreza enorme. No se ve la intención por mejorar este subsistema tan noble. Lo merece el Telebachillerato, las comunidades rurales son parte de esta democratización de la educación.
Nos vemos pronto.



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