El efecto silencioso de la contaminación lumínica


A principios de junio muchos vimos en televisión el partido de fútbol donde la selección de Chile jugó contra la de Haití en el estadio La Portada La Serena. Más allá del partido, hubo otro tema que capturó la atención de los serenenses y que quizás para los demás chilenos pasó desapercibido: el reciente recambio total de la iluminación del estadio por luminarias que cumplieran con la Norma de Contaminación Lumínica. Esta normativa fue emitida por el Ministerio de Medio Ambiente y busca proteger la adecuada visibilidad de los cielos en áreas cercanas a observatorios. Y es justamente en esta zona donde el próximo 2 de julio se verá el eclipse solar total, lo que nos invita a entender más sobre esta normativa y por qué es importante para los chilenos.
El cambio a tecnología LED del alumbrado público ha perjudicado a los observatorios que se encuentran en Chile. Hasta hace 15 años las calles se iluminaban con lámparas de sodio de baja presión, de luz amarilla monocromática, las que han sido reemplazadas por LED de luz blanca fría, con mucha emisión de luz azul y violeta (ondas cortas), que obstaculizan la observación astronómica.
Si bien llevamos décadas con una Norma de Contaminación Lumínica para las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, donde se ubican los observatorios astronómicos más importantes a nivel mundial y se han tomado otras medidas, el efecto de la luz eléctrica en espacios exteriores está afectando no sólo al patrimonio científico (nuestros cielos), sino también a nuestra salud y la biodiversidad.
La luz LED es producida por un diodo que emite luz de una manera más directa e intensa que la iluminación convencional. Esta tecnología se ha masificado rápidamente en proyectos de alumbrado público por su eficiencia y bajo costo de mantenimiento.
Sin embargo, el LED más eficiente es el de luz fría (5000-6500K), que tiene una emisión muy intensa en el espectro de color azul. La luz azul del LED ha sido asociada por muchos estudios internacionales, con alteraciones al metabolismo e inhibición en la producción de melatonina, hormona que induce el sueño. Esto explica que personas que viven muy cercanas a un poste de alumbrado público tengan dificultades para dormir. Es por ello que en países como Francia se acaba de modificar la normativa de alumbrado público, determinando una temperatura máxima de color de 3000K (blanco cálido) en todos los proyectos.
Por otro lado, se ha comprobado el efecto negativo de la luz eléctrica en algunas especies de animales: aves migratorias, aves marinas, insectos y algunos anfibios. Recientemente en Iquique murieron miles de golondrinas de mar producto de la desorientación por las nuevas luces de la ciudad.
Ante esto, en abril de este año el Ministerio de Medio Ambiente anunció la revisión de la Norma de Emisión para la Regulación de la Contaminación Lumínica D.S Nº43), considerando también el impacto del alumbrado público en la salud de las personas y la biodiversidad. Esto podría implicar la aplicación de la norma en todo el territorio, detectando las áreas de interés científico, donde la ley debiera tener parámetros más exigentes.
Esto podría ser una muy buena noticia también para el sector energético ya que, regulando las emisiones hacia el hemisferio superior del alumbrado en todo el país, se mejora la eficiencia de los proyectos. Estaríamos iluminando lo justo, sin contaminación, sin derroche y cuidando a las personas y el medio ambiente. Y seríamos el primer país de Latinoamérica en desarrollar una normativa lumínica integral.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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