Señor Director:
Desde hace días, más de cuarenta mil hogares de Osorno se han visto afectados por un sorpresivo corte de agua. Essal, la empresa que suministra el servicio, se excusa señalando que un “error humano” provocó la presencia de hidrocarburos en una de sus plantas de producción, al mismo tiempo que advierte que solucionar el problema tomará entre cuatro a siete días más.
¿Cómo ha respondido nuestro sistema político? Desde Santiago, la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), anuncia que la empresa se expone al máximo de las multas. También desde Santiago, el Ministerio de Salud, mandata a la Subsecretaria de Salud Pública para que viaje al sur y se ocupe del problema.
La reacción centralista a un problema local, deja en evidencia el escaso poder que ostentan los gobiernos locales para resolver sus conflictos y necesidades. Este hallazgo no es una novedad, de hecho, fue compartido por nuestra clase política cuando se impulsó la elección democrática de los gobernadores regionales. Una iniciativa respecto de la cual lo único que tenemos claro, son los nombres que ya se postulan al cargo.
¿Que hubiese hecho diferente el gobernador regional de Los Lagos ante la crisis sanitaria que afecta a Osorno? Seguramente, debatir con Santiago (o con el Delegado Presidencial Regional, al que Santiago colocó como contraparte en su región) por el escaso poder relativo que observa para zanjar la crisis sanitaria.
La centralización administrativa en la que se basa nuestro sistema unitario, está ahogando a las regiones y sus gobiernos.
Diego Aguilar Vildoso
Abogado
Magíster (c) en Ciencia Política
