Andrea Fernández, la víctima del Chapo que le pidió perdón



Minutos antes de que Joaquín el Chapo Guzmán recibiera la condena de cadena perpetua en Estados Unidos, el juez escuchó un último testimonio en su contra, se trata de Andrea Fernández Vélez, quien antes de hablar pidió perdón al líder del cártel de Sinaloa por lo que declararía.
Entre lágrimas, Andrea relató como de trabajar para el cártel y ser una de las personas más cercanas a Guzmán Loera, éste ofreció un millón de dólares a una pandilla de motociclistas para que la mataran.
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“Señor Guzmán, como pido perdón, yo le perdono, y espero que usted pueda perdonarme”, dijo la mujer luego de aceptar cooperar con el FBI.
Tras escuchar las disculpas, el Chapo la miró serio unos segundos, para después concentrarse en su esposa, Emma Coronel.
Alta, delgada, con el cabello castaño largo hasta la cintura y recogido en una cola de caballo, Andrea Fernández se paró a unos cuatro metros del Chapo y contó que “surgió una empatía” entre ambos cuando trabajaron juntos en un proyecto para una película sobre la vida del famoso capo.
“Yo admiraba profundamente al señor Guzmán (…) Lo llegué a ver como una persona buena, educada, que se preocupaba por mí, amable y con carisma. En un momento sentí que era de mi familia”, contó.
Fernández se autodenomina como “soy un milagro de Dios”, ya que el Chapo ofreció un millón de dolares a la pandilla de motociclistas Hells Angeles para que la mataran, pero ella se salvó gracias al acuerdo que logró con el FBI.
Rescate “del infierno”
Vestida con un traje de falda y chaqueta negra, Andrea contó que la policía federal y la fiscalía de Brooklyn la “rescataron literalmente del infierno”.
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En mayo de 2012 Fernández fue inculpada de delitos de narcotráfico en una corte de Nueva York, pero nunca estuvo en la cárcel.
En septiembre de aquel año, el FBI se encontró en Colombia con Andrea para ofrecerle que trabajara como informante en las investigaciones contra el Chapo y Alex Cifuentes.
Según el agente del FBI, Steven Marston, Andrea aceptó colaborar para no ir a la cárcel. A cambio, el FBI le pagó 290.000 dólares y en 2013, cuando su vida estuvo en riesgo, fue trasladada a Estados Unidos donde vive con una visa especial para testigos cooperantes.
Andrea confirmó que hoy es parte del programa de protección de testigos del gobierno estadounidense y tiene una nueva identidad, pero afirmó que deseaba contar su historia para “dejar de ser un nombre sin rostro”.
“Lo perdí todo”
Andrea tenía una amistad con el narcotraficante colombiano Alex Cifuentes, socio del Chapo. Cifuentes, quien también cooperó como testigo de la fiscalía de EU, detalló que en algún momento Férnandez fue la persona de mayor confianza del Chapo.
Guzmán Loera la conoció a través de una actriz colombiana, y como no tenía dónde vivir, le ofreció su apartamento en Cancún.
En poco tiempo, Andrea se convirtió en su secretaria, vocera y mano derecha. Manejaba “su caja chica”, le compraba su ropa, sus relojes y todas sus cosas personales. Hasta “sábanas de 500 dólares”, según el abogado del Chapo, Jeffrey Lichtman.
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Coordinaba su agenda y sus contactos, y como su vocera, se reunía con integrantes de la guerrilla colombiana de las FARC, con narcos de Canadá o Ecuador o con militares corruptos.
Tenía también una agencia de modelos en Ciudad de México, una empresa de fachada para suministrar prostitutas a militares mexicanos, todo pagado por el Chapo.
“Confieso que pequé, pero por eso pagué un alto precio”, dijo Andrea minutos antes de la sentencia. Por “mi sueño de grandeza perdí mi familia, mis amigos, me convertí en una sombra sin nombre. Tuve todo y perdí todo, hasta mi identidad”.
En 2013 y sin confesárselo, el Chapo la usó como carnada para secuestrar al capitán del ejército ecuatoriano Telmo Castro en un restaurante “con un escuadrón de hombres armados con AK47”, un incidente que a Frenández aún le produce “pesadillas”.
Por esa época, a pedido del capo mexicano, Fernández ofreció a un general mexicano no identificado 10 millones de dólares para que dejara de perseguir al Chapo, pero éste rechazó la oferta. El Chapo, furioso, dijo que Andrea mentía y decidió matarla, contó Cifuentes.
Aunado a esto, Guzmán Loera se enteró que Andrea colaboró como informante para el FBI durante más de un año.
Alex Cifuentes contó que con el Chapo decidieron contratar a los Hells Angels para matar a Vélez cuando ésta estuviera en Canadá.
Pero en noviembre de 2013, el día en que debía reunirse con un jefe de la pandilla para ajustar los detalles, Cifuentes fue detenido por la policía mexicana y encarcelado.
En la audiencia, Andrea dijo que padecía de cierta manera del síndrome de Estocolmo, y que sus amigos se transformaron en “sus captores”.
“Me recordaron que si me iba solo podía hacerlo en una bolsa de plástico y con los pies para delante”, finalizó.
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