Los ‘héroes’ que rescatan especies exóticas o peligro en CDMX



Su labor no está relacionada con la seguridad de la Ciudad de México, aunque tienen la formación de un policía, su objetivo es la protección animal, desde el rescate, hasta el cuidado y evitar un delito: el maltrato.
El trabajo es igual de riesgoso que quien vela por la seguridad de los ciudadanos: trabajan en barrancas, se meten a las aguas negras, trepan árboles, sufren mordidas, lidian con colmillos y hasta pueden pasar días tratando de capturar a un mono capuchino.
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Es el equipo de la Brigada de Vigilancia Animal, una unidad especializada de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, que nació en 2014, y se especializa en el manejo y trato hacia los animales. Está conformada por 77 policías (57 hombres, 20 mujeres) y cinco médicos veterinarios.
Portan un uniforme diferente a cualquier otro elemento de seguridad pública: camiseta tipo polo color negro y pantalón tipo militar o pixeleado azul, o color caqui.
Han participado en el rescate de distintas especies: víboras en el Metro y domicilios; leones y tigres viviendo en casas particulares; cocodrilos, iguanas, tortugas; lobos, avestruces que vagaban por las calles; así como guacamayas, pelicanos, halcones y búhos.
La Brigada de Vigilancia Animal rescata especies exóticas y en peligro.
Los elementos de la Brigada participaron en la captura del mono capuchino en 2018, quien fue visto trepado en un árbol de Paseo de la Reforma tras escapar de una casa.
También fueron los encargados de capturar a la martucha que fue hallada en la azotea de una vivienda tras huir del Zoológico de Aragón.
En el rescate, uno de los policías fue rasguñado y mordido por el animal, quien se escabulló en varias ocasiones. Cuando la pusieron en una jaula previo a subirla en la patrulla, empujó la puerta con sus patas y volvió a escapar. Corrió de un lado a otro entre vecinos, policías y curiosos hasta que la hallaron en otra vivienda.
Incluso, salvaron dos vacas que estaban a punto de ahogarse en la pista de canotaje de Cuemanco, en Xochimilco.
Recientemente rescataron unos tlacuaches abandonados en una caja en Las Lomas, otros en la Roma y en Portales; un cacomixtle que recorría las calles del Centro Histórico y a un oso hormiguero en Tepito.
Estas especies son entregadas a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para su reinserción en su hábitat y algunas son llevadas a zoológicos.
Rescatan a oso hormiguero. Foto: Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Ser un buen negociador y gusto por los animales, requisitos
De acuerdo con Carmelo Hernández, titular de la Brigada Animal, uno de los requisitos básicos para ser parte del equipo es el gusto por los animales y manejar tres valores: el respeto, la tolerancia y la empatía.
Antes de que se formara la Brigada de Vigilancia Animal, Carmelo pertenecía a la policía montada en la que estuvo adscrito por 11 años, de ahí nació el gusto y admiración por los caballos, sus animales favoritos, cuenta.
Luego, salió la convocatoria para formar el cuerpo de la Brigada, pues la tarea de rescatar animales en peligro, concientizar a la gente de que el maltrato es un delito y cuidar de las diferentes especies que llegan, lo motivó.
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Carmelo cuenta que los interesados en formar parte del equipo deben entregar una carta de exposición de motivos, si en ella argumenta sus razones y manifiesta los valores necesarios para estar en esta corporación, pasa a una entrevista en donde debe demostrar que es un buen negociador.
¿Por qué se necesita ser un buen negociador? Muchas de las denuncias que reciben son de casos en propiedad privada, de vecinos que han visto maltrato animal en viviendas o porque hay testigos de que se resguardan animales exóticos en jaulas o azoteas.
En 2017 un hombre murió cuando intentaba darle de comer a un león y un tigre que estaba enjaulados en un predio de la alcaldía Iztapalapa. “No te esperas que en la Ciudad de México haya ese tipo de especies, pero para eso es nuestro trabajo”, asegura.
Para atender estas denuncias hay que entrar en propiedad privada, “lo que hacemos es tocar y platicar con los habitantes para conocer el status de la especie, ahí es cuando entra la facilidad de negociar y entrar al domicilio sin problema y en la mayoría de los casos llevarnos al animal. Cuando no quieren ya estamos hablando de un tema legal, pues el maltrato animal es un delito”, explica el titular de la Brigada.
El Código Penal de la capital del país sanciona desde 2013 con penas de seis meses a dos años de prisión a quien cometa actos de maltrato o crueldad. En caso de que el animal muera el castigo es de dos a cuatro años de cárcel.
Integrantes de la Brigada de Vigilancia Animal con un pitbull rescatado con el que trabajan su comportamiento y socialización.
¿En qué se especializan?
Los policías que conforman la Brigada deben especializarse en manejo y contención de mamíferos, identificación de reptiles, manejo de aves rapaces, equinos, perros y gatos.
Aprenden a manejar cuerdas, arneses y rapel para poder hacer rescates en barrancas profundas y escalar. Cada año, tanto el gobierno local como federal, los capacitan y actualizan.
Carmelo recuerda que su primer rescate fue el de un gato que había trepado a un pino de 30 metros de altura y que no podía bajar; el más riesgoso fue el de un pitbull que había caído en un barranco.
“Nos dan una gran lección de lucha”
Fernando Cobas, quien lleva cinco años trabajando en la Brigada, es el encargado de la evolución conductual y adiestramiento canino. En el área de seguridad inició como policía sectorial, luego pasó a la unidad de granaderos en donde comenzó su trabajo con perros, años después se incorporó a la policía miliar en la unidad canina, hasta que llegó a la Brigada.
Cuenta que desde que trabaja en la Brigada ha trabajado con muchos perros maltratados, principalmente en situación de calle, acuchillados, baleados, quemados y hasta violados.
“Nuestro trabajo empieza de cero, en la mayoría de los casos tienen huellas de maltrato, vienen destruidos física y emocionalmente”.
Fernando recuerda a Osiris, una pastora belga que llegó con el ojo destruido, al parecer por golpes, y se lo tuvieron que quitar. “Cuando empezamos su rehabilitación se caía, estaba deprimida, gruñía y poco a poco la sacamos adelante, afortunadamente ya se fue en adopción. Fue uno de los casos más impactantes para mí y de gran enseñanza”.
La Brigada de Vigilancia Animal rehabilita a perros y gatos.
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“Ellos nos dan una gran lección de lucha. Ante cualquier adversidad salen adelante, si perdieron un ojo o una patita nunca se dan por vencidos. Creo que es la más grande lección que le puede enseñar a los humanos, y esa es una de las principales razones por las que me encanta mi trabajo”, asegura.
“Disfrutas el ayudar a un perro, un gato o cualquier especie. Al principio ves que te quiera atacar, rasguñar o morder por temor o dolor, pero  al paso del tiempo cuando se recuperan te miran, brincan y muevan la cola cuando te ven. Es triste cuando se van porque te encariñas con ellos, pero finalmente ese es nuestro trabajo, que se vayan y tengan una familia”, concluye.
Fernando Cobas en las instalaciones de Brigada de Vigilancia Animal.
Si quieres conocer más sobre la labor de la Brigada de Vigilancia Animal puedes acudir a sus instalaciones ubicadas en Avenida Manuel Ávila Camacho S/N, Xochimilco; a unos metros del Parque Ecológico de Cuemanco. Actualmente tiene un programa llamado “Apadrina una Mascota” y otro de adopción.
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