AMLO, el eterno candidato – La Opinión de Javier Lozano Gamiño



En alguna ocasión titule “López Obrador, el incansable”. Sigo sosteniendo que esa tenacidad y el arrastre popular, lo llevo a ser presidente de la Republica; el respaldo de más de 30 millones de mexicanos, dan legitimidad a uno de los personajes ya históricos de nuestro territorio.
Sin embargo, en ocasiones la línea es muy de blgada, o al menos así se percibe; AMLO sigue actuando como ese candidato eterno que abandero el éxodo y el descontento que atraía el poderoso sistema del PRI. No es por de menos, sufrió como ninguno el desprecio, el bombardeo y los ataques frontales de un animal dominante llamado poder, que quiso truncar miles de veces sus aspiraciones de llegar a ser presidente.
Ahí está Andrés Manuel, firme, inquebrantable, sonriente y con ánimo de seguir adelante con su proyecto de gobierno denominado la: cuarta transformación.
La persecución, el intento de desaforarlo, el fraude y el camino arduo para construir su tercer intento para llegar a palacio Nacional, acompañan el discurso particular del Tabasqueño, así lo demuestra su personalidad, su comportamiento y la exposición enérgica por darle un giro a la desconfianza de un país lacerado, lastimado, corrompido, injusto pero con el ánimo de construir ya una democracia que estuvo manoseada y trastocada por la política neoliberal impuesta.
Esto por su puesto no excluye los desaciertos que ha tenido el presidente; en ese ánimo, hay que ser objetivos en las decisiones que toma el ejecutivo. Sin embargo, la descentralización de las funciones deben contribuir al desempeño de su gabinete; ellos también deben contribuir al avance y la participación del bosquejo e itinerario de propuestas que aterricen en la incipiente irrealidad rigurosa que siguen trastocando a miles de mexicanos.
Destacamos el combate a la corrupción, la erradicación de esas frivolidades y excentricidades que millones de mexicanos veíamos con escepticismo e irritación. Los problemas actuales por supuesto que siguen ahí, sin embargo se está estableciendo un esquema que atienda esas demandas.
Sabemos que la responsabilidad recae en López Obrador, él es el presidente, la máxima figura, el exponente de todo un país; pero la intervención, debe ir acompañada de un trabajo paralelo de los distintos Estados, que en ocasiones, no asumen la realidad de sus territorios.
Hay que reconocer que las heridas y el profundo vacío que dejaron los anteriores gobiernos, rindieron frutos irracionales en la extensión de la pobreza, la desigualdad, la marginación y la consolidación de esa corrupción que fue uno de los legados más podridos de viejo régimen conservador.
Asumir esa realidad, le ha costado innumerables críticas, ataques, renuncias; pero AMLO esta con ese jubilo, con energía y firmeza que lo ha caracterizado de ese bagaje de los movimientos sociales y de la lucha de esos sectores populares que clamaban la participación protagónica; ahora la trascendencia que ha implementado, sobre todo en los programas sociales, permitirá el avance de esos sectores marginados y utilizados para tareas de actividades partidarias que condicionaban su voluntad para engrosar un padrón ligado al partido del poder.
¡Eso era vergonzoso!
Por ello la determinación de conducir la responsabilidad de esos programas, es algo aplaudible para el gobierno.
Pero los grandes retos para este gobierno, representan el deber primero de construir esas bases debilitadas y frágiles de la democracia; el burocratismo sigue siendo un lastre del rechazo en las políticas públicas. Se ha dirigido esa dirección para irrumpir con esa concepción; pero en muchos lados sigue provocando esa irresponsabilidad de muchos gobiernos que han formulado un virreinato en sus Estados.
Estábamos acostumbrados a otros tipos de gobiernos.
AMLO es el presidente, pero actúa como candidato en ocasiones; hay que acostumbrarnos, es un hombre de principios, con el habito de estar siempre con la gente recolectando sus inquietudes, carencias y necesidades que aquejan ante esa realidad innegable de ese México podrido que lo hizo modificar y asumir esa realidad para muchos sectores populares y sociales. La claridad del presidente es de admirarse; rompió el esquema y esa figura ostentosa que mostraba la contradicción de un país que ocupaba oxigenación.
Observarlo en un viaje comercial conviviendo con la sociedad, me causa una enorme sensibilidad; comer y desayunar en locales comerciales donde el pueblo degusta de sus alimentos, es admirable. Ese es AMLO, un hombre que se formó en la calles, en las comunidades, en las luchas y en la resistencia social, con un calzado que causo indignación de la sociedad cuando fue duramente criticado; pero unos zapatos viejos o obsoletos, no son muestra de una vestimenta, sino un mero modelo simbólico de esa clase potentada.
Así es López obrador. Un hombre que se formó en el pueblo.
Por ello, su insistencia en reducir el gasto corriente y la formulación de las reformas de autoridad burocrática, muestran mucha sensibilidad; el aumento a los proyectos sociales es magnífico; deshacerse de ese avión presidencial que constituía el envanecimiento de las figuras presidenciales, rompió el paradigma protocolario de la vestidura de un mandatario, que lo hizo recuperar más la conexión con todos aquellos sectores que se identifican con el Tabasqueño y aquellos que estaban esperanzados por el desdén y el cumulo de cansancio que había edificado el PRIAN por las frivolidades.
Notas finales: Algo que puede permear en ese blindaje popular que goza López Obrador, puede ser la Ley Bonilla; luego de que el congreso local de Baja California ratificara la reforma que amplía el mandato de 2 a 5 años; claro que causa estupor, incertidumbre y una serie de suspicacias que nos trasladan al viejo sistema político con las maniobras más antidemocráticas que orillan al anacronismo; sin embargo, AMLO debe actuar rápido en el sentido que de sentar bien las bases y normas institucionales democráticas, porque mostraron una fragilidad de aquellos órganos colegiados locales, que sin duda alguna fueron orquestados por una fuerza ajena el presidente. Es evidente que todo impacta al presidente. MORENA es sinónimo de AMLO.



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