Familia de migrante asesinado denuncia falta de ayuda



La familia de Marco Tulio Perdomo Guzmán, el migrante hondureño de 29 años que fue asesinado el miércoles en Saltillo, Coahuila, se siente abandonada, al menos por las autoridades.
Han transcurrido dos días desde que el joven murió a balazos en presencia de su hija de ocho años y no han recibido noticias oficiales. Ni su gobierno ni el mexicano se han puesto en contacto con ellos, asegura Nancy, su sobrina, que reside a 15 minutos de Brisas del Mar, la aldea que abandonó Marco Tulio hace mes y medio con el objetivo de alcanzar Estados Unidos. 
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Desconocen dónde está el cuerpo de su familiar, cuándo se lo devolverán o qué procedimiento tienen que seguir, dice la sobrina. Tampoco nadie les ha explicado sus derechos como familia de la víctima de un crimen violento ocurrido en México. 
La familia de Marco Tulio Perdomo supo que el joven había muerto por la llamada de un amigo de la víctima, uno de los compañeros que se encontraba con él durante el trayecto. Luego lo confirmaron por las noticias de televisión. 
Ahora su gran preocupación es la hija de Marco Tulio, que se encuentra en el DIF de Saltillo, bajo la custodia de la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (Pronnif). Su padre fue asesinado y, además de huérfana, se convirtió en menor no acompañada. Así que pasa a estar bajo la protección del Estado. También eran funcionarios del Estado los que, presuntamente, mataron a su padre. 
“Queremos saber de la niña. No sabemos cómo vamos a hacer para repatriarlo. Pedimos ayuda”, dice Nancy Perdomo. 
Tristeza en Brisas del Mar, Colón, Honduras
En la aldea Brisas del Mar, ubicada en el municipio caribeño de Santa Rosa de Aguán, en el departamento de Colón, todo es tristeza, pesar y desconcierto. Se trata de una comunidad muy pequeña: apenas 5,400 habitantes según el último censo, que data de 2013.
Cuando el huracán Mitch pasó por Santa Rosa, en 1998, mató a 42 de sus vecinos y destruyó por completo las comunicaciones. Así son las comunidades productoras de migrantes: pobres y abandonadas. 
“Nadie nos ha apoyado. Queremos saber, averiguar dónde está la niña”, dice Nancy. Hay mucho dolor en Brisas del Mar. Ni la mamá de la víctima ni la viuda quieren hablar. No pueden. Marcos marchó el 28 de junio buscando una vida mejor y solo saben que regresará en un ataúd. “Aquí todos le conocíamos y le queríamos. Era un chico bien portado, que sacó su graduado, que no andaba en vicios”, dice Yanira Hernández, vecina de la familia que les acompaña en el luto. 
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Animal Político quiso recabar la versión de Juan Carlos Ponce, cónsul de Honduras en Saltillo, pero este remitió a la cancillería en Tegucigalpa, argumentando que no puede dar entrevistas. 
La historia de Marco Tulio Perdomo no es muy diferente de la de otros migrantes que se lanzan hacia el sueño americano. Trabajaba el campo, pero no le alcanzaba. Así que decidió probar suerte. Marchó con su hija de ocho años, creyendo, como creen muchos centroamericanos, que saltar al otro lado acompañado de una menor podría darle más posibilidades de éxito en el momento de pedir asilo.
En Brisas del Mar quedó su esposa embarazada y su hijo de dos años. También su mamá, con salud delicada y que vivía con ellos en la aldea. La última vez que se comunicó fue cuatro días antes de morir. Todo iba bien, dijo. 
Ni Marcos ni sus familiares creyeron que su viaje terminaría abruptamente el 31 de julio en un arroyo cercano a las vías del tren, el mismo ferrocarril que el joven quería tomar con destino a Piedras Negras.
Pero ocurrió. Y una bala, presuntamente disparada por un policía, se cruzó en su camino. 
Por el momento, el cuerpo se encuentra en el Servicio Médico Forense de Saltillo. La necropsia ya se realizó y, según fuentes de la Fiscalía de Coahuila, falta acordar con el cónsul de Honduras el procedimiento para devolver el cuerpo a sus familiares. Pero estos dijeron que no han recibido notificación alguna. 
El proceso de reunificación familiar
La otra gran preocupación para la familia Perdomo es la hija de la víctima. Cuando Marco Tulio fue alcanzado por el disparo, ella se dirigió de nuevo a la Casa del Migrante en compañía de otros 10 centroamericanos. Pero al ser menor de edad y no estar acompañada, se la trasladó a las dependencias del DIF en Saltillo. 
Por el momento, la niña no ha se comunicado con su familia en Honduras. 
Según explica Alberto Xicotencatl, director de la Casa del Migrante de Saltillo, ahora se inicia un proceso entre Pronnif, el Instituto Nacional de Migración (INM), la secretaría de Relaciones Exteriores y el consulado hondureño para establecer qué es lo que más conviene a la niña. Existen dos opciones: podría ser devuelta a su país, para que regrese con su familia, o su madre podría solicitar que le faciliten una tarjeta de visitante por motivos humanitarios y establecerse en México. 
Su madre está en Honduras, con su hermano de dos años y esperando un tercer hijo.
Fiscalía de Coahuila cambia versión sobre asesinato de migrante, y dice que murió en medio de enfrentamiento
El tercer punto clave del caso es la investigación. 
El jueves 1 de agosto, la Fiscalía ofreció dos versiones distintas sobre el homicidio. Primero aseguró que el migrante portaba un arma. Luego dijo que murió por estar en medio de una persecución a narcomenudistas. En ambos casos asumió que quien apretó el gatillo fue un funcionario policial adscrito a la fiscalía. 
En una nota informativa conjunta entre la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el Gobierno de Coahuila y la FGE, se señaló que las indagatorias “giran en torno a seis elementos de la Agencia de Investigación Criminal”. 
“La operación que se llevaba a cabo no era de carácter migratorio y en ella participaban única y exclusivamente elementos de la Agencia de Investigación Criminal”, señala el texto, que muestra especial interés en desvincular a cualquier corporación del gobierno federal. 
En su punto dos, el comunicado asegura que la investigación se desarrolla de forma “transparente” y que está siendo acompañada por la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la Casa del Migrante y organizaciones no gubernamentales. Alberto Xicotencatl explicó que el único acompañamiento fue el abogado de la institución, Javier Martínez, que estuvo presente en las declaraciones de los sobrevivientes, que han presentado denuncia por homicidio.   
Los policías no están detenidos pero la investigación apunta hacia ellos.
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