El huevo, la joya nutricional que contribuye a reducir el hígado graso


No es novedad para ninguno que los temas relacionados con la salud presentan con el tiempo fuertes contradicciones y despiertan dudas en los expertos que se preocupan de despejarlas a través de diferentes estudios, el caso del huevo no es la excepción. Hace décadas que se está tratando de descubrir si sus propiedades son o no beneficiosas para nuestro organismo y si su consumo diario contribuye para llevar una vida más sana o no. Lo cierto es que hoy en día se puede afirmar que según diversos meta-análisis, este alimento puede reducir hasta un 12% el riesgo de contraer ictus y aproximadamente un 70% de la población no presenta un alza en el colesterol tras ingerirlo.
Antiguamente, se decía que el huevo era un alimento muy alto en colesterol, sin embargo, el hígado es capaz de regular la producción de esta sustancia, reduciéndola cuando comemos suficiente huevo. Es por este motivo que también se decía que solamente había que consumir la clara que era rica en proteínas pero lo cierto es que la yema es donde precisamente se desarrolla el embrión y por lo tanto es la mayor fuente de vitaminas del alimento. Su contenido facilita principalmente 13 nutrientes entre los que se encuentran las vitaminas del grupo B, que participan en multitud de procesos en el organismo. Al mismo tiempo contribuye con grandes cantidades de vitamina A y vitamina E (uno de los antioxidantes más importantes para nuestras células) y finalmente podemos decir que es uno de los pocos alimentos que aporta vitamina D, yodo y fósforo.
Por otra parte, los huevos contienen aproximadamente un 10% de grasas que la mayor parte corresponden a ácidos grasos monoinsaturados y ácidos grasos esenciales poliinsaturados (Omega-3) que son los más beneficiosos para la salud. Es por este motivo, que pesar de que efectivamente el huevo supone un aporte de grasas para el organismo, la mayoría de ellas son favorables para nuestro funcionamiento. Cantidades nada despreciables de minerales y oligoelementos, sobre todo de zinc, selenio, hierro y calcio también forman parte de la composición de este alimento.
Hígado graso
Lo cierto es que las dudas afloran cuando analizamos el acompañamiento que se le otorga el momento en que lo consumimos porque claramente hablar simplemente de “huevo” es un término muy genérico. Evidentemente no es lo mismo nutricionalmente consumirlo frito que cosido o comerlo solo que junto a grandes cantidades de alimentos procesados como carnes o harinas refinadas. Lo ideal es acompañarlo de ensaladas o alimentos poco calóricos, como frutas y verduras para de esa forma alcanzar una dieta balanceada.
Uno de los grandes beneficios quizás poco conocidos del consumo de este alimento es su contribución en la disminución del hígado graso no alcohólico. Este descubrimiento es quizás el más importante en la actualidad ya que muchos pacientes padecen de esta enfermedad y su consumo podría ayudar en su tratamiento. El hígado graso es una condición muy común y uno de los aspectos más importante en su tratamiento es la alimentación, en estos casos el azúcar y las grasas son los principales enemigos. Por otra parte, está demostrado que el consumo de un tipo de grasas (monoinsaturadas y poliinsaturadas) que las posee el huevo disminuye la cantidad de grasa en el hígado y aumenta la vida del órgano.
Hay muchas formas de consumir huevo: escalafados, fritos, cocidos, en tortillas y al agua. Lo importante es conocer que este alimento tiene un importante valor nutricional y que su correcto consumo acompañado de una dieta equilibrada trae muchos más beneficios que elementos negativos para nuestra salud y que los mitos acerca de su mala fama han sido derribados.



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