Atrás está la ideología de Trump – La Opinión de Héctor Marín Rebollo



La tragedia de El Paso, Texas, exhibe con diáfana claridad tres cosas.
Primero, la descomposición a nivel de putrefacción de la capa más nacionalista, racista, misógina y xenófoba de la sociedad estadounidense, similar, ya lo hemos dicho, a los momentos de agonía de la sociedad esclavista romana.
El asesinato cobarde de inocentes desarmados, pacíficos y desprevenidos en un centro comercial de la ciudad más segura del mundo, al decir de la propaganda de Donald Trump, significa que al tiempo histórico del dominio hegemónico de Estados Unidos llega a su final. Y qué lamentable que sea uno de sus jóvenes troquelados en la ideología trumpiana, con apenas 21 años de edad, quien decidió planear el ataque seguramente junto con una célula criminal de enfermos de odio; jóvenes con ideología supremacista y de origen nazifascista, gringos blancos que fueron moldeados en el odio contra latinos, negros y asiáticos, que les inculcaron la idea de que los extranjeros están invadiendo su país y que la auténtica y genuina identidad estadounidense les pertenece, sin que esos pobres miserables ignorantes y fanáticos sepan que antes que ellos, esos territorios como Texas estaban poblados por sus auténticos dueños, miles de mexicanos despojados del siglo XIX por las balas del ejército de Polk, Scott, Taylor y Kearny.
La víctimas de El Paso no tenían por qué caer ante los impactos de las balas de un orate criminal al que han azuzado las doctrinas del odio y del racismo pero que además le permitieron “formarse” en la ley del rifle y “educarse” y “capacitarse” e “instruirse” en los programas de televisión, en el cine y las redes sociales de la ultraderecha norteamericana, estilo Ku Klux Klan, sin valores y sin moral.
Segundo, el o los asesinos de El Paso Texas, son el producto directo, claro, nítido y que sin duda iba a aparecer, (lo dijo mucha gente a tiempo), debido a la política agresiva, torpe, impolítica, racista, xenófoba, sexista, misógina y demente de ese maniático que aún no se explica el mundo cómo es que está gobernando a esa nación que tiene armas nucleares, suficientes para acabar con la humanidad.
Tercero, aparece aún más la crisis de esa sociedad en plena descomposición, (los síntomas ya son inocultables), cuando los fiscales de Texas uno tras otro ante la prensa dicen: “Le vamos a aplicar la pena de muerte al detenido”. No saben hacer otra cosa. Qué lamentable destino de una juventud cuyo ejemplo es un orate.
Las opiniones vertidas en las columnas son de exclusiva responsabilidad de quienes las suscriben y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Monitor Expresso



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