Ciudad esponja: Científico de la U. Austral propone conservar y crear humedales para almacenar y proteger el agua en las ciudadaes


Desastres naturales como inundaciones, aluviones o marejadas, entre otros fenómenos, están poniendo a prueba la resistencia de muchas de las ciudades, pueblos, localidades y costas de Chile y el mundo, en muchos casos sin éxito. Hablamos de ciudades pensadas en torno a grandes edificios de cemento -también llamada infraestructura gris- que conversa poco con los servicios y beneficios que entregan las áreas verdes.
Las ciudades son sistemas complejos, donde los ecosistemas naturales deben buscar un lugar para sobrevivir. Tradicionalmente, la planificación urbana ha destinado los parques y áreas verdes en general para estos fines, pero no humedales porque no son pensados como ecosistemas nativos.
El futuro tiene una solución posible de implementar, según explica el Director del Centro de Humedales del Río Cruces de la U Austral de Chile, Ignacio Rodríguez hoy en día existen alternativas de infraestructura verde -que son soluciones basadas en la naturaleza- que son posibles de implementar de manera rápida.
“Lo primero es conservar a los humedales existentes, los naturales, dejar de rellenar o drenar humedales para eliminarlos. Tenemos infraestructura que la naturaleza nos regaló gratuitamente y nosotros la estamos desechando. Esto no significa que no se puedan usar, sino que se pueden usar de otro modo. El tema es no ponerle asfalto o tierra encima, o drenarlos para darles un uso no coherente con su mantenimiento. Lo segundo es restaurar humedales o crear humedales. Yo pondría esfuerzos en restaurar los humedales existentes porque esos están en lugares donde el agua sí o sí va a pasar”, señala Rodríguez.
De una Infraestructura gris a una verde: la ciudad esponja
El director del Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral de Chile, Dr. Ignacio Rodríguez, clama por un cambio de una infraestructura gris a una verde, que es conocida como una ciudad esponja, llamada así porque es capaz de absorber mucha agua.
“El problema que tenemos ahora es que la lluvia cae en menor cantidad en general durante una temporada, pero cae más en periodos cortos. Así, en algunos lugares escuchamos que estamos en sequía, pero nos inundamos más frecuentemente. Las ciudades esponja son ciudades donde se planifica tener tipos de humedales, jardines de agua, techos vivos, pavimento permeable y otras soluciones tecnológicas que permitan evitar que el agua escurra por las calles e inunde espacios causando daños en la infraestructura pública y privada o enfermedades”, explicó el ecotoxicólogo.
Implementar el concepto de una ciudad esponja permite mantener ecosistemas en buen estado y funcionales, que sostengan las actividades humanas porque son una fuente de recursos naturales y de sumidero de energía y materiales.
Además, Rodríguez agrega que ayuda a enfrentar el cambio climático porque es “muy resiliente -es decir, se adapta a los cambios y a una alta incertidumbre-, y entrega servicios ecosistémicos como la reducción del efecto invernadero mediante la captura de CO2, la infiltración de aguas lluvias y el consiguiente relleno de las napas subterráneas, la prevención de inundaciones ante fenómenos climáticos de intensas precipitaciones, la contemplación de especies dado que ofrece hábitat para la fauna, el mejoramiento de la estética urbana, la mitigación de las temperaturas máximas en días calurosos y la entrega de una oferta de espacios para recreación”.
El alcantarillado ya no es suficiente
Investigadores en la materia, han venido señalando desde hace algunos años que existe una falta de previsión en temáticas de planificación urbana en relación a los servicios ecosistémicos que estas áreas brindan para las ciudades, especialmente aquellas que permitan enfrentar de mejor manera el cambio climático, tales como lluvias intensas en cortos periodos de tiempo que han traído consigo grandes inundaciones.
“No importa cuál sea tu sistema de alcantarillado, porque hoy en día los cálculos se están quedando cortos respecto a la cantidad de lluvia que está cayendo en momentos determinados. Nadie lo predijo. Los modelos ya no están funcionando, lo que solía ocurrir ya no ocurre, entonces tienes que tener una nueva visión de cómo se hace infraestructura. Otro punto importante son los embalses, porque los humedales funcionan como embalses naturales donde el agua va soltándose muy lentamente y es más probable que dure todo el año, todo el ciclo”, explica el investigador de la U. Austral.
Asimismo Rodríguez señaló que de ahora en adelante debemos trabajar en forma estrecha con ingenieros, arquitectos, constructores y planificadores urbanos para que su forma de diseñar y construir infraestructura sea resiliente, “porque si no, tenemos pocas chances de adaptarnos al cambio climático. Esto ya está pasando, estamos todos impresionados de los cambios que estamos viviendo (los grandes cuerpos de agua también amortiguan la temperatura) y qué hacemos nosotros, cortamos la vegetación, colocamos cemento, generamos espacios donde se irradia calor y se secan aún más los jardines”.



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