Proyecto de pensiones: razones para esperar poco


Aunque resulte muy obvio decirlo, la discusión de la Reforma al Sistema de Pensiones se da en el marco de lo que existe, es decir, de una legislación del año 1981, el DL 3.500. Por ello, es que el tema de fondo es el que menos se analiza y por cierto, del cual menos se manifiestan quienes están interesados en sacar adelante la iniciativa de La Moneda así como está. Y es que el tema de fondo se resume en una sola interrogante: ¿En cuánto mejorarán efectivamente las pensiones de quienes han jubilado bajo la normativa aludida?
Y no me refiero a eventuales mejoras vía Aporte Previsional Solidario (APS), que es de financiamiento fiscal, sino a las provenientes de los fondos de cada afiliado que se ha pensionado.
Al respecto, se ha generado otra discusión inconducente relativa a la propiedad de los fondos previsionales. Inconducente, porque ha sido enfocada por parte de algunas agrupaciones – como No + AFP y Decido Yo- en términos de obtener por la vía judicial la devolución de dichos fondos, lo cual, a todas luces, no tiene destino. De hecho, la casi totalidad, sino todas, las presentaciones efectuadas en tribunales han sido declaradas inadmisibles.

Discusiones de estas características, en las cuales han incursionado recientemente, entre otros los señores Fernando Atria y Patricio Melero o, la del ya mítico tema de quién administrará el 4% adicional, son las que permiten ir generando una verdadera cortina de humo respecto a lo que realmente importa a los pensionados bajo las normas del DL 3.500.
Por cierto, habrá un momento en el cual los verdaderos alcances de la reforma -en términos de cuáles serán los incrementos reales en las pensiones auto financiadas- se conocerán cuando los pensionados tengan en sus manos la primera liquidación mensual de su pensión, incremento incluido. Será el momento de la gran decepción y de las explicaciones. Pero ya será tarde.
Si los señores parlamentarios interesados en sacar adelante el actual proyecto hacen un ejercicio simple de educación previsional, deberían explicar a la ciudadanía que sólo existen dos formas de mejorar las pensiones gestadas bajo normas del DL 3.500, de las AFP para hablar en simple: modificando las tablas de expectativas de vida para llevarlas a valores más próximos a los cuales fallece la mayoría de los pensionados (cercana a los 80 años) y/ó, modificando las tasas de rentabilidad estimada de los fondos. Ambas acciones, son resorte de la Superintendencia de Pensiones.
Conocido es que las actuales tablas de expectativas de vida son, por decirlo eufemísticamente, exageradamente optimistas. Y las tasas de rentabilidad de los fondos se manipulan a la baja, justo cuando hemos tenido rentabilidades del orden del 10% al 12% en lo que va del 2019. Por cierto, aunque este es otro tema, resulta muy curioso que las AFP muestren estos resultados justo en el período en que se ha estado cuestionando fuertemente su rol, cuando además se ha iniciado la tramitación del proyecto y se ha discutido el destino del famoso 4%.
Es curioso, entre otras razones, porque habitualmente el comportamiento de los multifondos más riesgosos es de características inversas a la de los más conservadores. Pero en el período citado, todos tienen similar rentabilidad. Y muy buenas.
Seguramente, quienes propician el proyecto y desean sacarlo adelante a como de lugar, intentarán enfatizar los efectos o mejoras producto del APS, en el caso de las pensiones auto financiadas. O en la mejoría de las mal denominadas “pensiones” básicas, que no son sino subsidios o bonos. Pero la mejora en las pensiones de quienes se encuentran ya pensionados bajo régimen del DL 3.500 no puede quedar supeditada a incrementos marginales en el Aporte Previsional Solidario, porque en la gran proporción de casos, éste representa un porcentaje entre un 10% y un 20% de la pensión total. El resto es autofinanciado. En términos simples: proviene de los fondos que la AFP administra y respecto de los cuales el pensionado no tiene margen de maniobra alguna.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



Source link

Related Posts

Add Comment