Formación de especialistas: la improvisación que condena a la espera


Señor Director:
Para gran parte de la sociedad no es novedad las largas listas de espera por atención médica de especialistas que aquejan a la mayoría de los chilenos que se atienden en salud pública, la que a mayo del 2017 ascendía a 1.661.826 personas según datos proporcionados por el MINSAL. Tanto este gobierno como los anteriores, en sus promesas de campaña han planteado el fin de las listas, pero las medidas se han quedado en ofertas y maniobras mediáticas como Hospitales 24/7, el Proyecto Hospital Digital, hasta incluso la salida administrativa de pacientes de los registros; pero ninguna ha podido resolver significativamente el problema y, lo más complejo, es que ninguna ha planteado por parte del Estado una estrategia estructural y sostenida en el tiempo acerca de la retención y formación de especialistas en el sistema público. Esta última es una de las causas a la base de este problema, así como el fortalecimiento de la resolutividad en la atención primaria.
Respecto de lo primero, al analizar la distribución de médicos especialistas en Chile a través de los datos entregados por el Instituto de Políticas Públicas de Salud, nos encontramos con que más de la mitad de estos profesionales atienden en el sector privado, el que está destinado a menos del 20% de la población, mientras que menos de la mitad de los médicos atiende en el sistema público, el que intenta dar cobertura a un 80% de la población. Se estima, según un estudio del MINSAL, que para el 2020 habrá una brecha de 344,7 jornadas médicas equivalentes de especialistas en el escenario más pesimista, pero no por ello menos real. La razón para esta distribución desigual es la precarización de la salud pública al estar los incentivos de los médicos especialistas puestos precisamente en abandonarla, y estos, a su vez son coaptados por el mercado cual grúa para el enriquecimiento de la salud privada.
Lo anterior explica por qué, mientras por el canal institucional una persona debe esperar incluso hasta más de dos años por una atención, en el sistema privado quienes pueden pagar logran conseguir hora dentro del mes, aunque incluso eso conlleve un gasto catastrófico de su bolsillo; es decir, pérdida patrimonial y empobrecimiento. Los que no tienen acceso a esa opción solo les queda esperar, llegando a generar una de las más tristes consecuencias de este déficit: el fallecimiento entre enero y junio del 2018 de 9.724 personas que estaban en espera de atención.
En cuanto a los concursos de ingreso a la formación de especialistas para cerrar esta brecha, hoy el Estado adolece de una planificación estratégica que responda a las necesidades de salud actual y proyectada de la población. Contrariamente, están fragmentados y presentan graves y reiterados problemas de gestión como el concurso de ingreso a los servicios de salud (CONISS), donde la oferta de becas y plazas se hace pública prácticamente en el mismo día del llamado o han visto reducida su oferta de cupos, a contrapelo de la expansión de postulantes, como en el concurso para los médicos en etapa de destinación y formación (EDF). Estos han disminuido de 770 cupos para 770 postulantes en 2018 a 750 cupos para 990 postulantes en el concurso de este año. Cabe hacernos la pregunta cómo estamento médico ¿qué haremos con esos conocimientos una vez adquiridos en la especialidad? ¿Irán a enriquecer nuestras cuentas y las de los sostenedores de la salud privada? ¿Ofrece el sistema público una carrera médica que oriente nuestro desempeño preferentemente hacia las necesidades de la población?
Falta de acceso y oportunidad en las atenciones de salud, gasto catastrófico de bolsillo e inclusive la muerte son las consecuencias de las listas de espera por la falta de especialistas en el sistema público. Lamentablemente, hoy nos encontramos con una improvisación permanente en la formación de recursos humanos especializados para el sistema de salud público y una falta de carrera médica única que oriente al médico especialista a desempeñarse preferentemente en ese sector y responda a las necesidades de la población. Los médicos están siendo distribuidos según criterios de mercado: entonces, la salud pública no tiene opciones de competir con el sistema privado. Esto condena a la enfermedad y a la espera a miles de familias, lo que empeorará si consideramos el cambio demográfico y epidemiológico del país.
Es urgente ampliar la mirada en la actual movilización de los médicos generales de zona, apuntando a alcanzar una política estatal de largo plazo que planifique la oferta de programas de especialidad y que fortalezca la salud pública para la retención de los especialistas en función de las necesidades de nuestro pueblo. El acceso oportuno a una SALUD DIGNA para la gran mayoría no puede quedar en promesas de campaña ni en listas de espera, es hora de priorizarla.
Constanza Venegas Acevedo
Médico EDF Cesfam San Rafael, La Pintana y de la Organización de Profesionales ConVocación.



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