Nadie dijo que iba a ser fácil ha sido la frase más repetida por el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, desde que ingresó su proyecto de reforma tributaria el 23 de agosto del año pasado al Congreso. Después de una tortuosa tramitación, hoy es el “día D”, porque desde las 10:30 de la mañana está convocada la sala de la Cámara de Diputados para la votación en general y particular de la controvertida reforma.
El “chascarro” del oficialismo
El análisis de Larraín sobre lo complicado del trámite cobra toda validez a la luz de lo ocurrido anoche en la Cámara de Diputados cuando tras toda una jornada de debate, el Ejecutivo no alcanzó a presentar las indicaciones a los artículos que habían sido rechazados en la comisión de Hacienda. “Fue un chascarro, una desprolijidad”, dijo esta mañana al canal 24 Horas el diputado comunista Daniel Núñez, presidente de la comisión de Hacienda, graficando la situación.
Lo peor de todo es que el autogol se produjo por una jugada de Chile Vamos. El plazo límite para presentar indicaciones estaba fijado a las 11:00 horas, sin embargo quedaban solicitudes pendientes y la testera pidió una extensión. Fue ahí que la coalición de Gobierno se negó. El diputado Pepe Auth, vicepresidente de la Cámara, explicó que el oficialismo se negó a aumentar el plazo de discusión “para limitar nuestro derecho a presentar indicaciones”. Pero la maniobra que terminó jugando en contra a La Moneda porque la dejó sin presentar sus propias indicaciones.
Consultado por este visible error no forzado, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, evitó a los periodistas acreditados en el Congreso. ¿Qué pasa con las indicaciones?, le preguntaron. “Está todo claro”, dijo sin detenerse a clarificar la situación.
Sin embargo, en el oficialismo niegan una descoordinación. El jefe de bancada de la UDI, Javier Macaya, aseguró que dicha medida fue “absolutamente consciente” ya que “se sabía que el Gobierno no iba a poder presentar algunas indicaciones”.
La DC en la mira
La votación de la reforma es incierta. Todo indica que, el proyecto debería ser aprobado en general por una amplia mayoría, pero algunos de los artículos en particular se caerían.
En la votación será clave la actitud de la DC, partido que negoció con el Gobierno en varios momentos de la tramitación del proyecto y permitió su avance en la comisión de Hacienda. Ayer la falange fue duramente fustigada en el hemiciclo por el resto de la oposición por su cambio de criterio en materias tributaria, considerando que en el Gobierno de Michelle Bachelet aprobaron un sistema distinto al propuesto ahora por la administración Piñera.
El jefe de bancada de la DC, Gabriel Ascencio, dijo que al menos por parte de 12 de los 14 legisladores de la falange votarán a favor. Y hay 10 diputados para respaldar la reintegración, aspecto clave que revierte lo promulgado durante el Gobierno de Michelle Bachelet y establece un sistema único y 100% integrado, considerado el “corazón” de este proyecto estrella del ministro Larraín.
El diputado radical Pepe Auth dijo que es probable que la Cámara apruebe el proyecto “en general con una mayoría razonable, pero en particular la reintegración con una mayoría muy exigua y eso significa que el proyecto llegará cojeando al Senado”.
