Un niño con Teléfono es lo mismo que un niño con drogas, aseguran expertos



México.-  Un teléfono inteligente podría convertirse en una fuente de adicción. Este tipo de adicción atrae sus mentes y los cautiva durante mucho tiempo, incluso hasta la edad adulta.
Darle a tu hijo un teléfono inteligente es como “darle un gramo de cocaína”, advierten expertos en adicciones. Y es que el tiempo que se le dedica a navegar por las redes sociales, en el caso de los adolescentes y el tiempo que niños más pequeños pasan viendo videos o imágenes constantes, es similar  a una adicción a las drogas y el alcohol.
Especialista en clínicas de rehabilitación de Harley Street, Mandy Saligari, aseguran que el tiempo frente a la pantalla con demasiada frecuencia se pasa por alto como un posible vehículo para la adicción en los más jóvenes.

“Cuando le das a tu hijo una tableta o un teléfono, realmente le estás dando una botella de vino o un gramo de coca”, aseguran los expertos.

Entre los efectos que pueden sufrir desde temprano esta la depresión, la ansiedad, dolor de cuello y muñeca, trastornos de sueño y sentimientos de inseguridad.
Los teléfonos inteligentes provocan dependencia a ellos y pueden interferir con las experiencias de la vida real. Sí, necesitamos teléfonos inteligentes para trabajar, hacer compras, estar informados o entretenernos, pero las mamás y los papás deben saber que el hacer que los niños se distraigan con el  teléfono puede afectar el desarrollo mental y emocional de un niño.
Un estudio de la Universidad de Maryland compara la adicción a los teléfonos inteligentes a estar enganchado a la cocaína. La cocaína es una droga ilegal, que funciona como estimulante. Cuando una persona usa esta sustancia altamente adictiva, experimenta una repentina sacudida de energía y placer. El alto que obtienen al estar constantemente conectados a Internet, específicamente a las redes sociales, rivaliza con el uso de drogas.
Una vez que el cerebro detecta un pico de dopamina u hormona feliz, la persona siente instantáneamente una oleada de felicidad. Naturalmente, es difícil dejar un mal hábito que te hace sentir extremadamente bien.



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