Raúl Morón, un alcalde “Fifí” que se abraza de 4T en Morelia



Es lógico pensar que causó estupor cuando Raúl Morón ganó las elecciones para ser alcalde de la ciudad de Morelia; para otros no. Fue claro que el efecto dominante que venía arrastrando Andrés Manuel López Obrador, por medio del júbilo que mostraba una agenda política divergente a la supremacía que tuvieron varios elementos antipolíticos, no socavaron el clientelismo y las excentricidades de algunos funcionarios. Eso propicio la avalancha de triunfos en varios territorios del país, que desembocaban en ese desafío por revertir la desigualdad social mediante la esperanzadora visión de erradicar por completo esas acciones que laceraban a la sociedad, que con escepticismo: observaba la soberbia que retrataba la irregularidad profunda que finco el conservadurismo.
Esto, se convertía en una palanca de creencia enorme, porque el clima exacerbado y sinrazón, mostraban la irracionalidad promovida por los lujos y frivolidades que asimismo han causado una irritación; tomando en cuenta que en ocasiones, no se priorizaban las causas que emergen para tener un mejor desarrollo. Lo anterior fueron argumentos cotidianos de esa esfera política que llego desgastada por el ascenso de la demagogia que era parte de una fabricación explícita en las políticas públicas que asignaban; no hay que asombrarnos, el país estuvo abandonado durante años, por mecanismos controvertidos de tomar decisiones por un esquema neoliberal que trastocaba el avance sustancial.
En ese sentido, el impacto de las elecciones del 2018, provoco la confianza que alimentaba la lucha irrestricta de Andrés Manuel López Obrador, sobre todo en el carácter estricto de principios y valores que lo han convertido, en una imagen honesta que rompió de tajo, con ese pasado inflexible del retrato de un presidente, que gozaba el deleite que otorgaba el poder, a través del despilfarro grotesco.
Por lo anterior, hipotéticamente Raúl Morón es parte del proyecto de la cuarta transformación; sin embargo, su administración ha dado acceso a la especulación que ha ido adaptando esa forma de confeccionar política tradicional. Parece que la dirección moral que por mucho tiempo ha hecho énfasis el presidente, simple y sencillamente no tiene cabida en el ayuntamiento de Morelia. Esto incluye algunas evaluaciones y ejercicios que han puesto al mandatario local, como uno de los peores evaluados por la inoperancia e ineficiencia.
Desde esa perspectiva, estos días salió a los medios que el presidente municipal Morón, había adquirido una camioneta lujosa pata transportarse a los eventos de la agenda pública de su administración, con valor de un millón de pesos; argumentando, que la el vehículo anterior, era obsoleto e irregular para realizar sus funciones. Eso ha desplegado una serie de críticas y señalamientos, que solo expresan el envanecimiento y la fabricación ideológica de algunos personajes que deshonestamente abanderan un esquema progresista, pero que la práctica, son el continuismo que retoman aquellos episodios vergonzosos de dispendio que desplegaron un anacronismo emulado de la oposición, que sin pudor, mostraba esa intransigencia a través de esa extravagancia potentada, que fue pionera en los gobiernos del PRI.
Si hacemos un balance moral, evidentemente hay una contradicción enorme que fundamenta esa desigualdad predominante de algunas figuras que no han comprendido lo que constituye el programa de austeridad de la cuarta transformación. Eso, sin duda proyecta una representación narcisista que mancha la narrativa del presidente de la república, que ha sido persistente en su lingüística, que estos hechos: contaminan la imagen de un movimiento que ha luchado para erradicar la deshonestidad, los privilegios y todos esos elementos que solo matizaban la incertidumbre social de los distintos sectores, sobre todo, los populares donde no se ha conceptualizado una dirección contundente en la capital de Estado de Michoacán.
Solo basta recordar la evocación que sigue vigente e existía por el gasto excesivo de los gobiernos, que causaba una ineficaz satisfacción de las necesidades de la población; la política que establece el presidente, no se basa precisamente en la narrativa o el discurso que en gran medida tome conciencia entre los actores de la función pública, sino, en que pregonen y aterricen un esquema de acciones donde se distribuya el recurso a las causas adonde se requieren atención inmediata, y que han aumentado ante la insatisfactoria opinión y análisis de los Morelianos.
La dirección de la cuarta transformación, debe ser el pulmón generalizado en cada uno de los municipios y estados que Morena gobierna; es una incongruencia que los elementos centrales que proyecta el presidente, y que respondían a una cultura antisocial que se arraigó no solo en la conducta de los políticos, sino en las instituciones gubernamentales, donde burocratismo, se ha convertido en la disposición más acrítica e inflexible para desempeñar una responsabilidad, sean aparentadas y simuladas porque representan esa impresión de inmadurez que derivan de algunos perfiles.
Coincido con las palabras y la honestidad que ha destacado el presidente, sobre todo en el oportunismo de algunos actores que se aprovechan de los valores expresados un partido que tuvo su génesis por los ideales y valores que ha tenido un perfil como López Obrador. Sin embargo, esta crisis axiológica, se ha intensificado por la actitud inconsciente que representa la conducta individual de algunos personajes que no han asimilado implícita e explícitamente el proyecto de la cuarta transformación.
Notas finales: Morelia padece un agudizado problema de irregularidades en sus vías de comunicación terrestre; baches, socavones y un sinnúmero de problemáticas donde se puede invertir, en vez de ensalzar el acceso de su traslado. Tomen el ejemplo del mismo Andrés Manuel López Obrador, o quizá de José Mujica, el expresidente de Uruguay que era la expresión más tangible de la austeridad por convicción.
Nos vemos pronto
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