Reina por un año: la presidencia vietnamita de ASEAN



Banderas de ASEAN y Vietnam en la embajada vietnamita en La Haya (Países Bajos). Foto: Gijs Bolmeijer (Wikimedia Commons / CC BY-SA 4.0)
Las presidencias rotatorias de ASEAN siguen teniendo ese carácter vistoso que tenían las presidencias europeas de la UE hasta el Tratado de Lisboa. La presidencia en ejercicio tiene un año para sacar pecho y tratar de impulsar sus objetivos, con la esperanza de dejar tras de sí uno o dos hitos que se recuerden al menos durante el lustro siguiente. Un componente básico de este ejercicio es elegir un lema que sea breve, emocione y resuma en un máximo de tres palabras cuál será el eje central de la de la presidencia. Dada la proliferación de reuniones, cada una con su lema, en la escena internacional cada vez resulta más difícil encontrar uno que no sea inane e insípido. Más difícil y de más enjundia es señalar cuáles serán las prioridades de la presidencia entrante. Las prioridades son el verdadero esqueleto de la residencia y son las que servirán para determinar si ésta fue un éxito o un fracaso.
El 1 de enero de 2020 Vietnam asumió la presidencia de ASEAN de manos de Tailandia. La presidencia tailandesa ha sido unánimemente considerada como exitosa: logró la aprobación del ASEAN Outlook on the Indo-Pacific; habiendo tomado el borrador del Partenariado Económico Incluyente Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) con sólo siete capítulos concluidos, logró cerrar los 13 capítulos restantes; logró los primeros avances, tímidos, pero avances, en la elaboración del Código de Conducta sobre el Mar del Sur de China… Vietnam asume la presidencia en un momento en el que parece que la guerra comercial entre China y EEUU conoce una tregua, pero en el que varias incertidumbres asoman en el horizonte. Las principales: la amenaza de una desaceleración económica global y las elecciones presidenciales en EEUU, que pueden traer tanto unos EEUU más introspectivos como a un presidente Trump más voluble. 2020 también será la mitad de jornada en el camino hacia la realización de la Visión ASEAN 2025.
Para su presidencia, Vietnam ha escogido como lema “Cohesionada y adaptativa” (“Cohesive and Responsive”). No parece un lema escogido a la ligera. Uno de los grandes problemas de ASEAN en los últimos años ha sido la falta de cohesión. Por ejemplo, en un tema clave para Vietnam como es el conflicto del Mar del Sur de China, las posiciones de los países de ASEAN abarcan todo el abanico de opciones posibles: posición de enfrentamiento con China (Vietnam), posición de rivalidad dialogante (Filipinas, Malasia, Indonesia, Brunéi), posición de indiferencia-no me afecta (Tailandia, Singapur, Myanmar) y posición pro-China (Camboya y Laos).
En lo que se refiere a la segunda parte del lema, “responsive”, cuya traducción más exacta, pero poco concisa, sería “que responde”, quiere subrayar la importancia de una ASEAN creativa y capaz de responder de manera efectiva tanto a las oportunidades como a los desafíos del nuevo escenario internacional. Cabría preguntarse por qué Vietnam no ha escogido directamente el término más incisivo de “proactive”. Tal vez se haya tratado de un ejercicio de realismo. Responder cohesionadamente a los desafíos ya es de por sí un reto no pequeño para ASEAN.
Si el lema posee un cierto carácter simbólico, las prioridades tienen un carácter programático ineludible. Las cinco escogidas por Vietnam son:

Promover que ASEAN tenga un papel activo y contribuya al mantenimiento de la paz, la seguridad y la estabilidad regionales. La prioridad recuerda a la época en la que Indochina era el campo de batalla entre Occidente y el mundo capitalista y los países de ASEAN temían verse arrastrados al enfrentamiento. En la actualidad, el principal contencioso que podría poner en peligro la paz, seguridad y estabilidad buscadas es el del Mar del Sur de China. No es casual que en el artículo que el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Vietnam, Pham Binh Minh, publicó el pasado 13 de enero sobre la presidencia de ASEAN por su país, al desarrollar esta primera prioridad hablase de consolidar la solidaridad, unidad, cohesión y apoyo mutuo entre sus miembros.

Promover la conectividad e integración regionales, aprovechando las oportunidades que ofrece la Cuarta Revolución Industrial. La conectividad es el gran juego geopolítico del siglo XXI en Eurasia. Aunque existe un Segundo Plan Maestro de Conectividad a nivel de ASEAN con el horizonte puesto en 2025, la realidad es que el plan que realmente interesa a los países de ASEAN es la Iniciativa de la Franja y de la Ruta china. Tailandia reconoció esta realidad durante su presidencia, al promover una declaración de ASEAN + 3 (China, Corea del Sur, Japón) sobre conectar las conectividades (ASEAN Plus Three Leaders’ Statement on Connecting the Connectivities Initiative).

La Cuarta Revolución Industrial ya fue objeto de atención durante la presidencia tailandesa. Las discusiones al respecto quedaron plasmadas en la “Declaración de ASEAN sobre la transformación industrial a la Industria 4.0” y la decisión de desarrollar una estrategia para acelerar esta transformación. La presidencia vietnamita se propondría pues continuar un tema clave iniciado por la presidencia tailandesa y que responde al interés de varios de los Estados miembros de subir dentro de las cadenas de valor económicas. Una de las debilidades de ASEAN es su tendencia a pensar que con la elaboración de declaraciones y planes estratégicos más de la mitad del camino está andado, y a no prestar el mismo cuidado a la aplicación efectiva de los mismos.

Promover un sentido de comunidad e identidad ASEAN. La regularidad con la que se repiten los pronunciamientos sobre la necesidad de poner a los ciudadanos en el centro de ASEAN y crear un sentimiento de comunidad, muestra lo lejos que se está de alcanzar este objetivo. Desde su nacimiento ASEAN ha sido un vehículo para los gobiernos, las élites y los funcionarios. El ciudadano medio la percibe como algo lejano y que no afecta a su vida.

Fomentar partenariados por la paz y el desarrollo sostenible con otros países. ASEAN nació como una asociación de potencias medias que debían gestionar la conversión de su región en un tablero de juego entre las grandes potencias. De algún modo, ese rasgo fundacional ha quedado firmemente grabado en su naturaleza. La rivalidad geopolítica entre China y EEUU, que es especialmente notoria en el Sudeste Asiático, no deja de recordar las condiciones iniciales del nacimiento de ASEAN. Además, está apostando por el multilateralismo a nivel global y ya en la residencia tailandesa buscó colaborar más estrechamente con Naciones Unidas en la Agenda 2030.

La quinta y última prioridad resulta especialmente interesante y por ello la transcribiré al completo:

“Para realizar estos objetivos, la quinta prioridad es mejorar la capacidad de respuesta y la efectividad operativa de los órganos de ASEAN por medio de reformas institucionales y el ajuste, la mejora y la modernización de los procedimientos y estándares de ASEAN”.
De alguna manera es el reconocimiento de que la Asociación necesita un Secretariado reforzado, especialmente en el proceso de construcción de la Comunidad ASEAN y en la marcha hacia la Visión 2025. ASEAN siempre ha rechazado seguir el modelo integrativo de la UE y sus países han venido defendiendo vigorosamente su soberanía, pero la Asociación ha llegado a un momento en el que, para profundizar en la integración, no les queda otro camino que reforzar el Secretariado y las instituciones comunes.
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