Convertir el Archipiélago de Humboldt en un Área Marina Protegida



La deuda con el Archipiélago
El próximo 3 de marzo conoceremos la decisión del Tribunal Ambiental de Antofagasta sobre el futuro del megaproyecto minero-portuario, Dominga. Y ya organizaciones solicitaron la caducidad del otro megaproyecto que afectará al Archipiélago, como es Cruz Grande de la minera CAP.
Desde hace varias décadas y con el respaldo científico, distintos estudios en el sector costero de La Higuera en la Región de Coquimbo, respaldan la creación de un Área Marina Protegida de Múltiples Usos. Pero es difícil entender cómo uno de los sitios más estudiados en Chile y mejor justificado para ser conservado, aún no ha sido protegido. Sumado a una oportunidad internacional histórica y mal aprovechada, como fue la COP25, la cual prometía en darle importancia a escala planetaria a los océanos, ello fue opacado por la intrascendencia y falta de acuerdos ante un crítico escenario ambiental, presidido por la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt.
Pero esta es una deuda que se viene prolongando hace harto tiempo. Ya la creación de esta área no solo es una deuda del Estado con las comunidades locales, sino también con la comunidad internacional que clama por la protección del Archipiélago de Humboldt. Pero ha sido el mismo Estado chileno que no ha cumplido con su compromiso de protección del sector costero de La Higuera, que partió hace ya 16 años, votando la aprobación del Área Marina Protegida para Múltiples Usos en la comuna.
Un país que se ha fijado objetivos de país desarrollado no puede hipotecar el futuro de importancia mundial con los que ha sido beneficiado y cuyo cuidado es de su exclusiva responsabilidad.
La importancia del Área Marina Protegida
Los océanos y áreas marinas protegidas son fundamentales para la existencia humana; el mar nos da la mitad oxígeno que respiramos, captura 1/3 del CO2 que ponemos en la atmósfera, pero el gran problema, es que lo estamos dañando irreversiblemente. El calentamiento de las aguas, la acidificación y desoxigenación del océano, están afectando la salud del ecosistema. Básicamente estamos destruyendo el océano del cual dependemos.
El rol de las Áreas Marinas Protegidas, es preservar los hábitats esenciales y especies únicas, y además, crean puestos de trabajo. Todavía hay lugares que se mantienen intactos y esos son un plan para ayudarnos a determinar qué tipo de futuro queremos. Esta encrucijada es una tremenda oportunidad para que Chile cambie su relación que tiene con el océano pacífico. Y es allí en donde la Región de Coquimbo, que tiene una estrecha cultura ligada al mar, es una región de principal interés para la conservación marina a escala global.
Desde 1997 existe un sistema de administración de zonas de explotación de recursos del mar cuya regulación se basa en elementos técnicos que deben compatibilizar con la conservación de bienes con los beneficios económicos derivados de la explotación de ellos. Las Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB) son unidades de manejo y uso de los recursos bajo una visión ecosistémica. Fueron creadas para permitir el manejo de recursos bentónicos de forma sustentable por parte de organizaciones de pescadores artesanales; son organizaciones de pescadores comprometidos con la sustentabilidad de los recursos, capaces de promover la conservación marina y de los espacios naturales de alta fragilidad en la región. Pero ya a 16 años, la comuna de La Higuera y en particular el Archipiélago, ha sido amenazado por distintos proyectos extractivos que gracias a la organización y movilización de la sociedad civil, ha podido poner en jaque.
El sueño de convertir a la comuna en una Área Marina Protegida de Múltiples Usos, se ve cada vez más lejana. Chile ha tenido enormes avances que en los últimos años creando numerosas áreas marinas protegidas que permitirán la protección de enormes extensiones de nuestro océano, que se traducen en un liderazgo a nivel mundial. Sin embargo, en esta zona en particular, el interés de unos pocos a prevalecido, impidiendo que esta zona sea protegida como tal. Pese a ello, no basta solo con crear áreas marinas, se trata de implementarlas a través de una administración correcta. Tenemos que abordar la conservación desde un todo en donde estamos todos relacionados. La propia naturaleza lo está exigiendo y tenemos que asegurarnos de preservar la naturaleza.
Es momento de que Chile cambie su relación que tiene con el océano pacífico
Es fundamental acercar a la gente con el océano y el océano a las comunidades. Las comunidades son tan importantes en la conservación de los ecosistemas porque al final son los primeros afectados y también son los primeros beneficiarios de lo que produzca un ecosistema.
Pero para eso, es fundamental tener reglas claras, y el Estado y el Gobierno, en particular el Ministerio de Medio Ambiente, es clave en esta labor. Debemos avanzar en “supervigilar” las áreas protegidas de Chile, reconociendo el rol de orientar y coordinar todas las acciones en áreas protegidas del Estado y privados, marinas y terrestres. Ello significa funciones que tienen que ver con el desarrollo político y de normativas; con el apoyo, fomento e incentivo; y la supervigilancia. En esta línea, va el proyecto de ley en el Congreso que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Apostar por las Áreas Marinas Protegidas, es una definición y estrategia política, percibida para reducir el impacto de las actividades humanas en los sistemas marinos. Es momento de que Chile cambie su relación que tiene con el océano pacífico. Chile necesita ponerse los pantalones largos para tener más, mejores y efectivas Áreas Marinas Protegidas, ya que actualmente tiene una gran área protegida, pero el Estado evidencia inconsistencias al avalar distintos proyectos extractivos como es el caso de Cruz Grande o Dominga.
Avanzar hacia un nuevo Chile en donde tengamos un nuevo pacto con la naturaleza será clave para nuestro futuro, uno en donde el modelo extractivista no sea el eje articulador de nuestra economía y el de las comunidades. Este momento es de gran importancia para todo lo que sigue. Lo que hagamos o dejemos de hacer, determinará nuestro futuro.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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