La Regla de Oro en una sociedad egocentrista



En la actualidad, la constante premura con la que vivimos y el continuo surgimiento de innovaciones tecnológicas que nos facilitan la existencia, poco a poco han ido configurando nuevos dogmas en nuestros patrones de conducta social. Actualmente, en nuestra sociedad se han distorsionado nuestras libertades individuales y existe una especie de adocenamiento en nuestro comportamiento, ofreciéndonos una nueva perspectiva de lo que es la felicidad y las formas de acceder a ella. En esta nueva y recargada visión de la filosofía epicureísta, alcanzar un máximo nivel de bienestar y satisfacción, va mucho más allá de la simple ausencia de dolor o aflicción que nos pueda conducir a un estado de ataraxia y sosiego.A lo que hoy nos estamos enfrentando, es la exacerbación radical de un hedonismo egocentrista y esnobista, el cual ha trastocado la jerarquía básica de nuestras necesidades humanas, alejándonos de los principios éticos y axiológicos que el comunitarismo contemporáneo nos plantea para fortalecer el tejido social. La trivialidad que rige hoy en día nuestra existencia, nos ha llevado a perder nuestra capacidad de asombro e indignación ante la cotidiana espiral de violencia que padecemos. Ante este escenario, hemos adoptado (como mecanismo de defensa) nuevas formas de convivencia que nos aíslan y le restan valor a las construcciones sociales que hemos ido creando durante siglos para ponernos de acuerdo. Una de los principios básicos, que hoy más que nunca deberíamos adoptar para mejorar la convivencia con nuestros semejantes, es aquel que se inscribe en la llamada Regla de Oro. Con ella se alude al sentido común del individuo, buscando una corresponsabilidad social que nos obliga a replantear nuestras prioridades y nuestra conducta hacia los demás. Recordemos que esta máxima (“trata a los demás como quieras ser tratado”), ha sido desde la antigua Grecia, utilizada como un valor ético que pugna por la reciprocidad y la sana convivencia dentro de toda comunidad.Sin embargo, aplicar esta premisa es cada vez más difícil en nuestros días, ya que el “compromiso social” que nos une, solo es viable si representa beneficios en lo individual. Para entender cómo podemos hoy en día retomar este principio de reciprocidad, resultan muy ilustrativas y aleccionadoras las reflexiones que expone en su libro el sociólogo israelí-estadounidense Amitai Etzioni, titulado La nueva regla de oro: comunidad y moralidad en una sociedad democrática. Este emérito profesor de la Universidad George Washington, nos ilustra sobre cómo y por qué debemos mantener un pensamiento comunitario, de modo tal que este fortalezca nuestro sentido individualista, pero en un entorno de libertades que propicien (por convicción más que por coacción) las interacciones sociales. El Prof. Etzioni plantea la necesidad de encontrar ese equilibrio entre los derechos individuales universales y el bien común. Para lograrlo, en el libro se pondera la importancia de los diálogos morales (bautizados como megálogos por el propio Etzioni), los cuales sirven para impulsar y orientar, desde el ejercicio de nuestras individualidades, aquellas leyes, política y patrones de conducta, que nos permitan, por un lado, impulsar nuestros valores de convivencia democrática, y por otra parte, fortalecernos como colectivos ilustrados, críticos y participativos.De este modo, a la célebre expresión de la Regla de Oro, que nos conmina a “tratar y comportarnos con los demás como deseamos que lo hagan con nosotros”; Amitai Etzioni la replantea desde una perspectiva social contemporánea, y nos dice que “hay que respetar y apoyar el orden moral de la sociedad, como quisieras que la sociedad respetara y apoyara tu autonomía para vivir una vida plena”.Así pues que si queremos reconstruir nuestro tejido social (aunque suene a cliché), debemos empezar a reivindicar el principio de reciprocidad y procurar una mayor empatía con los demás.ELECCIONES SINDICALES. Al parecer, ni la ratificación que se hizo del Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo sobre sindicación y negociación colectiva ni la reciente Reforma Laboral condicionada por EUA para aprobar el T-MEC, han logrado atemperar los ánimos en los procesos de renovación sindical que están en marcha. Lo sucedido apenas el viernes pasado en la elección de la dirigencia del Stasac, nos anticipa también conflictos en los procesos del Stase y SNTE (27 y 53). Las autoridades deberán garantizar el precepto fundamental que establece que la elección de directivas de sindicatos y federaciones, deberá ser mediante voto personal, libre y secreto de sus miembros. 



Source link

Related Posts

Add Comment