Quiso tener un hijo con el esperma de su marido muerto y la Justicia se lo negó



Una mujer quiso tener un hijo con el semen congelado de su marido fallecido, pero la Justicia se lo denegó ya que según el fallo el hombre no había dado en vida un “consentimiento informado expreso” para el uso de ese material genético.El hombre había congelado su esperma antes de comenzar quimioterapia. A los pacientes con cáncer los médicos suelen recomendarles congelar semen -u óvulos en caso de pacientes mujeres- para preservar la capacidad reproductiva, que puede quedar afectada después del tratamiento.Ése fue el caso del “señor T”: “El médico de cabecera, al indicarle que tenía que efectuarse el tratamiento de quimioterapia a causa de un cáncer detectado, le anticipó que tal práctica era sumamente invasiva y que podía afectar su capacidad reproductiva. Que por tal motivo, la aquí peticionante y el señor T. decidieron proceder a la criopreservación de semen de aquél”, dice el pedido que presentó la mujer ante la justicia porteña.El “señor T” murió y tiempo después su esposa quiso utilizar el semen preservado para inseminarse y tener un hijo de él, que sería el primero para ambos. Para eso, tuvo que solicitar a la Justicia Civil autorización para la práctica de Fertilización Post Mortem (FPM), sin embargo el fallo, emitido en febrero, fue un revés para ella.La jueza Myriam Cataldi, del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 7 le negó la autorización dado que no había “consentimiento informado expreso” del cónyuge para realizar la fertilización post mortem. Por eso, a pesar de que la mujer “se encuentra pagando mensualmente el abono a fin de mantener la criopreservación de gametos”, el fallo ratifica que ninguna decisión personalísima puede ser tomada “sin la opinión ni actuación de su titular”.Un pedido recurrente
La Justicia argentina recibió, desde 2011, ocho pedidos de Fertilización Post Mortem con distintas técnicas de reproducción humana asistida. Cuatro fueron solicitudes por gametos congelados o criopreservados (tal es el caso de la esposa del “señor T”), dos por embriones, también criopreservados, y en otros extracción compulsiva de semen de la persona fallecida (con consentimiento previo).



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