La mujer en la lucha de clases – La Opinión de Héctor Marín Rebollo


Ni ramitos de flores ni desayunos exquisitos… sólo ese día. Ni alabanzas de un día por 364 de insultos y vejaciones. Ni maltrato y humillación a cambio de un regalo para que siga lavando, cocinando y haciendo “labores del hogar”, y más si trabaja 8 horas o más en la fábrica, la empresa o la escuela y regresa a la casa a seguir trabajando sin cobrar nada mientras hijos y marido ven la televisión o se entretienen en las redes sociales. No. El 8 de marzo tiene otro sentido. El 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer Trabajadora” fue propuesto por Clara Zetkin, (compañera de lucha de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknetch, asesinados por el gobierno burgués alemán en enero de 1919). Clara era alemana comunista militante del KPD (Partido Comunista de Alemania). Ella y Kate Dunker presentaron la propuesta que fue aceptada en el Segundo Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas celebrado en 1910 en Copenhague. Por ello el 8 de marzo es día de lucha. Es día de combate por la igualdad de las mujeres en una sociedad burguesa que las aplasta y en la que siguen viviendo sometidas al Estado, a la clase gobernante, al poder de las religiones, a una sociedad ignorante e insensible y a los machos que creen que las “cosas así las dispuso Dios”. Nada más lejos de la verdad. La mujer en la etapa de la comunidad primitiva era igual que el hombre. Los mismos derechos y obligaciones. Las mismas privaciones, hambre, guerras para sobrevivir, etc. Cuando se estableció el esclavismo la mujer perdió esa igualdad. La sociedad  feudal consignó a la mujer a servir al señor y a su marido y a ser de los dos con vejaciones e insultos cuando se les diera la gana porque a la mujer se le consideraba sólo un instrumento para producir hijos. La iglesia que hoy a través de monseñor Sandoval Íñiguez se desgañita, se quedó calladita. En el capitalismo a la mujer no le va mejor: Explotada. Con menores sueldos. Asediada por patanes y odiosos gerentes y patrones. Con exceso de trabajo en casa y en su empleo, si tiene el “privilegio” de tenerlo. Hubo durante el socialismo en la URSS aproximaciones a la práctica de la igualdad de la mujer en la sociedad. Fracasó, pero no fracasaron las ideas y los objetivos y metas de la lucha por una sociedad mejor. Hombres y mujeres revolucionarios luchamos para alcanzar esa anhelada meta. Lo que no podemos permitir es que grupos de oportunistas, ladrones y desprestigiados como Felipe Calderón y la derecha traten de montarse en esa fecha para sus fines personales y de cúpulas conservadoras.
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