Lo que podemos aprender de los accidentes marítimos de EE.UU., Noruega y Venezuela



En los últimos tres años han ocurrido 5 accidentes marítimos que nos debieran llamar la atención. Me refiero a los tres que tuvieron unidades navales de la marina Norteamericana durante el 2017 en aguas del pacifico occidental en áreas de alto trafico. Algo similar ocurrió con la fragata Noruega “Helge Instad” en el 2018 en sus aguas interiores. En los 4 casos mencionados hubo fallas humanas que tuvieron su origen en la falta de entrenamiento de sus tripulaciones en el uso de sistemas, procedimientos y reglas de navegación, y en la sobre confianza que se tenía de las nuevas tecnologías. Estas fallas implicaron perdidas de vidas humanas y daños considerables que exigieron a los respectivos gobiernos realizar fuertes desembolsos para rescatar y reparar los buques, y readquirir las capacidades perdidas, las que a la fecha solo se han realizado en el caso de las unidades de la US Navy. La reparación de la fragata Noruega está aun en espera debido a su alto costo, al punto que podría ser mas conveniente construir una nueva.
Sin embargo, es el quinto caso el que mas me llama la atención, me refiero al hundimiento del patrullero Venezolano “Naiguata” a fines de marzo de 2020 después de colisionar con la motonave “Resolute” cuando la patrullera trató de detener al barco Portugués por estimar estaba en sus aguas territoriales sin permiso. En este caso fue la ineptitud de los Venezolanos en el procedimiento que realizaron la principal causante del accidente, lo cual algo nos debe decir respecto de las actuales capacidades navales y militares de ese país en un minuto en que las fuerzas de EE.UU. están operando en las cercanías de la costa de Venezuela en operaciones antinarcóticos. Dudo de las reales capacidades militares del régimen de Maduro para sostenerse en el poder en el caso de que fuerzas extranjeras decidieran intervenir. Para evitar una posible intervención va a necesitar que su ejercito, marina y fuerza aérea estén correctamente equipadas y entrenadas, algo que después de años de crisis económicas es posible que no esté en su nivel adecuado, mas aun después que hemos sabido que sus aliados Chinos y Rusos han ido perdiendo el entusiasmo por el régimen Chavista.
En todos los casos de los accidentes marítimos anteriormente mencionados, el haber seguido las reglas, los procedimientos y haber tenido el entrenamiento adecuado hubiese evitado la ocurrencia de los accidentes antes mencionados, y es por ello que en la mayoría de los casos, hubo relevo de los mandos y cambios en la forma en que trabajan esas marinas, quedando por ver que se resuelve respecto de la tripulación y autoridades navales de Venezuela implicadas en la perdida del “Naiguata”, en donde hasta ahora el ministerio de defensa Venezolano ha tratado de endosar la culpa al capitán de la MV “Resolute” y en dejar como héroes a la tripulación del buque que se hundió. No deja de sorprenderme Maduro.
Para terminar, que bueno saber que marinas de guerra como la Chilena mantienen un alto foco en el desarrollo de capacidades marineras y de habilidades de navegación, las que no se debe olvidar, siguen siendo las capacidades básicas fundamentales de todo aquellos que trabajen en el mar, y que por de pronto, no deben sostenerse del todo en tecnologías que a veces no se entienden, o bien fallan en la oscuridad de la noche.
 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



Source link

Related Posts

Add Comment