Para las comunidades indígenas de Brasil, la pandemia revive recuerdos de plagas anteriores



Varios medios de comunicación del país más poblado de América Latina, dan a conocer la compleja situación de los pueblos indígenas que habitan en la frontera de los estados brasileños de Rondônia y Mato Grosso, quienes sufrieron cientos de muertes por sarampión y otras enfermedades infecciosas en las décadas posteriores a su primer contacto con personas no indígenas en 1969.Habiendo experimentado ya un contexto similar a lo que está ocurriendo hoy en el mundo con el coronavirus, temen una mayor vulnerabilidad en la región por factores médicos, sociales y ambientales, como la alta prevalencia de tuberculosis y malaria, la falta de agua potable, la desnutrición y el acceso limitado a la atención médica.Y esta preocupación, claro, no es infundada. La tierra indígena Uru-Eu-Wau-Wau, en el estado de Rondônia, por ejemplo, había perdido a más de la mitad de su población en la década de 1980 a raíz de enfermedades respiratorias transmitidas por personas no indígenas.

El estado de Amazonas, hogar de la mayoría de las comunidades indígenas que cuenta con pocos hospitales con unidades de cuidados intensivos y un número limitado de ventiladores —necesarios para los casos más graves de COVID-19—; actualmente tiene la mayoría de los casos per cápita en Brasil. Solo en su capital (Manaus), se confirmaron más de 1500 casos y 106 muertes, mientras que su sistema de atención médica está al borde del colapso.Y aunque la mayoría de los gobernadores y alcaldes estatales decidieron seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para hacer cumplir el distanciamiento social, estas medidas de prevención no están siendo acompañadas por el presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien en repetidas ocasiones —en oposición a su propio ministro de salud, Luiz Henrique Mandetta,— se dedicó a minimizar los riesgos de la pandemia y se mostró a favor de poner fin a los bloqueos y la reapertura de escuelas y centros comerciales.

Según los expertos en salud, las comunidades indígenas de la región amazónica y de otras partes de Brasil corren el riesgo de ser “exterminadas” por el coronavirus.Mientras tanto, algunas comunidades planean dividirse en grupos más pequeños y buscar refugio dentro del bosque, tal como hicieron durante epidemias pasadas para evitar la extinción.Por otro parte, ante la inacción del gobierno, varias organizaciones indígenas pidieron a sus comunidades suspender los viajes a las ciudades y evitar que los visitantes ingresen a su territorio. Y aunque la mayoría de los grupos indígenas están de acuerdo, muchos líderes dicen que las personas podrían pasar hambre si no tienen acceso a los mercados.

Marivelton Baré, presidente de la Federación de Organizaciones Indígenas de Río Negro (Foirn), dice que muchas comunidades locales están “en pánico”. Agrega que el gobierno no ha ofrecido ninguna ayuda y que la gente comenzará a ignorar el consejo de quedarse en sus aldeas si se agotan sus reservas de alimentos.”Si la opción es infectarse o pasar hambre, la mayoría elegirá la primera”, advierte. “Entonces las consecuencias serán terribles”.En esta nota:



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