Cuarentena: ¿Vale la pena el esfuerzo?


Desde el 20 de marzo, cuando apenas tenía 128 casos, Argentina está en una cuarentena estricta que lo que persigue es, como se dijo miles de veces, aplanar la curva de contagios. Esto significa lograr ralentizar la cantidad de casos nuevos que aparecen por día para, así, evitar que colapse el sistema de salud y que muera gente por no poder recibir la atención adecuada. Lo expliqué brevemente acá: 

La poca cantidad de casos y de muertes que tiene Argentina conduce a que algunos, que no saben nada de epidemiología ni de infectología ni de inmunología, ofrezcan públicamente sus opiniones absurdas e irresponsables. Dejo un modelo:

Hasta ahora en Argentina murieron por COVID19 ,132 personas, 7 por día desde que se declaró la pandemia.
En 2019 murieron 6.627 personas por accidentes de autos. 19 por día
¿Qué hacemos, prohibimos que la gente ande en auto? — Roberto Cachanosky (@RCachanosky)
April 19, 2020

El razonamiento es tonto, y lo es por varios motivos. Para empezar, si uno quisiera hacer una analogía, debería ser un poco más parecida a lo que verdaderamente pasa con el coronavirus. Y con un poco de buena voluntad, es posible hacerla, incluso manteniendo el ejemplo de los accidentes de tránsito.
Imaginemos que comienza a circular una enfermedad que hace que la gente vea muy borroso y que, según datos que tenemos de otros países, esto termina multiplicando por diez (o más) la cantidad de muertos por accidentes de tránsito. ¿No sería razonable, en ese caso, que el Estado regule estrictamente la circulación hasta tanto sepamos cómo lidiar mejor con esa enfermedad?
Pero sobre todo el argumento es tonto porque no toma en cuenta que si hoy tenemos esta cifra de contagiados y muertos, es justamente a causa de la cuarentena. Y pongo solamente un ejemplo: en Italia que reaccionó muy tarde y muy mal, hubo un día que murieron casi mil personas por coronavirus. Para tener como referencia, en ese mismo país murieron en total, por toda causa, unas 2000 personas por día en 2019. 
Así que, de nuevo, la cuarentena sirve. Y hay buenas maneras de demostrarlo. 
El caso Connecticut
La mejor manera de saber si una táctica para enfrentar una enfermedad es buena o no es comparar lo que pasa con otros lugares que tienen condiciones relativamente similares pero tomaron caminos diferentes.
Comparemos, entonces, lo que pasó en Connecticut con lo que pasó en Argentina. ¿Por qué Connecticut? Porque sus primeros contagios coincidieron con los nuestros, porque suspendieron las clases el mismo día y porque, a diferencia de nosotros, allí no se hizo cuarentena obligatoria. 
Connecticut es un estado de Estados Unidos con unos 3 millones y medio de habitantes. El 15 de marzo, igual que en Argentina, se suspendieron las clases. Pero luego lo único que se hizo, cinco días después, es aconsejar a la gente que se quedara en sus casas y cerrar el comercio no esencial. Las curvas de infectados y muertos comparando a Argentina con Connecticut son elocuentes.   

Los gráficos los hizo y los compartió el Dr. Fabricio Politano, quien vive en Connecticut, en su cuenta de Twitter: @fpolitano.

 
Habiendo comenzado con la circulación del virus en el mismo momento, Connecticut sextuplica hoy la cantidad de casos y tiene diez veces más muertos que Argentina. La única diferencia significativa entre ambos parece ser que uno hizo cuarentena y el otro no. 
Los países nórdicos
Y hay otro muy buen ejemplo: los países nórdicos, que están entre los más ricos del mundo. Veamos un gráfico de muertes totales por coronavirus en esos países. 

Suecia, que en el gráfico se ve en violeta, es el único de todos los países nórdicos que no decretó una cuarentena estricta para controlar la dispersión del coronavirus. Por el contrario, lo que hizo fue recomendar a su población que practique el distanciamiento social. Mantuvo sus escuelas funcionando y permitió que la gran mayoría de los negocios, incluyendo los restaurantes y los bares, siguieran funcionando. Incluso es posible viajar dentro de la Unión Europea y reunirse siempre y cuando sea de a menos de 50 personas.

Suecia limitó algunas actividades, pero no decretó cuarentena.

El resultado es que, al día de hoy, cuadruplica la cantidad de muertos de su vecino con más muertos. Se podría objetar que el gráfico es engañoso, porque compara números absolutos de muertes en países que tienen una población muy diferente (Suecia prácticamente duplica a Dinamarca, Noruega y Finlandia). Sin embargo, uno podría hacer la comparación de muertes por millón de habitantes. El resultado: es uno de los países con más cantidad de muertos por millón de habitantes del mundo, y triplica a Dinamarca. 
¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Que si bien es cierto que la lucha contra el coronavirus va a ser larga y que sólo sabremos cuál era la táctica óptima para enfrentarlo cuando todo haya pasado y podamos analizar restrospectivamente las diferentes estrategias de todos los países y los resultados que obtuvieron, la cuarentena estricta sigue siendo, hoy, la táctica más efectiva para evitar muertes. 
 



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