Varios aprovechan contingencia en Yucatán para cazar pumas y venados, denuncian pobladores



Yucatán.-  Pobladores de Yucatán denuncian que cazadores furtivos salen todos los días a matar pumas y otros animales silvestres que se acercan a la zona arqueológica de Aké, a 30 kilómetros al este de Mérida, Yucatán.
El primer señalado fue un panadero de nombre Vicente, de 38 años de edad, apodado ‘el Chiva’, quien compartió con unos amigos un par de imágenes en las que posaba con un puma muerto.
Pobladores de la zona cercana a Tixkokob y Cacalchén acusaron a Vicente de salir con una escopeta con sus cuñados a matar animales silvestres, sean o no especies amenazadas, para luego vender las pieles a extranjeros o disecarlos.
El medio local Presidio contactó al panadero, quien reconoció que la persona en las imágenes sí era él, más no admitió que él fuera el cazador.
El hombre no reveló las identidades de los presuntos responsables de este delito ambiental, pero dijo que se trataba de unos jóvenes que pasaban por el camino y, al ver al animal muerto, ‘el Chiva’ se impresionó y pidió tomarse unas fotos con el cadáver.
El panadero dijo que su único error fue posar con el puma. Aseguró que no se dedica a la caza ilegal y que el incidente le sirvió como lección. Por último pronunció una disculpa:
“A todas las personas que pudieran sentirse ofendidas o agraviadas, mis disculpas con toda humildad, no fue mi intención”.
Según el delegado estatal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Hernán Cárdenas López, el caso ya fue atraído por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
De ser hallado culpable de matar a una especie protegida, el responsable podría enfrentar de uno a nueve años de prisión y el equivalente de 300 a 3 mil días de multa.
Según otras versiones, se habla de una familia que habita cerca de las ruinas mayas que salen a cazar animales silvestres para la venta y consumo de carne.
Una denuncia anónima indicó que son tres personas que “prácticamente salen todos los días, no tienen uno fijo” y que “en ocasiones se dirigen hacia el cenote o a la entrada de la población”.
De acuerdo a los pobladores, estos animales que normalmente no se dejan ver por el flujo de turistas se han aventurado a recuperar el hábitat abandonado a causa de las medidas de prevención contra el coronavirus/COVID-19.



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