Opinión de Teresa Da Cunha Lopes



Por Teresa Da Cunha Lopes

A nadie le sorprenderá que en el siglo XXI, el siglo que André Malraux vaticinó que sería el siglo de las religiones (“Le siècle prochain será religieux ou ne sera pas”), los ejes de crisis pasan por las líneas de contacto entre las grandes civilizaciones, dónde, tal como en la teoría de las placas teutónicas, se enfrentan las grandes tradiciones religiosas , produciendo las tensiones regionales que formatean los futuros híbridos geopolíticos. Estas tensiones estarán asociadas al triunfo, en cada una de las “zonas civilizacionales” de un núcleo fundamentalista o de “periferias” tolerantes.
Los escenarios globales posibles ( pero, no excluyentes) emergen a partir de la formulación de hipótesis sobre el modo de evolución de dos “tendencias duras”, presentes desde el siglo pasado y, que sufren directamente con la presente crisis y sus impactos económicos, sociales diferenciados por regiones, por tipo de régimen y, que cavan brechas ideológicas : 1.-la “Globalización Económica” y 2.-la “Fragmentación Geopolítica”.
Tendencias duras, cuyo comportamiento durante y en el post período del Covid -19 que llevan a la elaboración de escenarios globales, con variantes regionales, a partir de las siguientes premisas:
1.-Sin una aceleración de la “Globalización de la Economía”, la “Fragmentación Geopolítica” entrará en una trayectoria en espiral
2.-Sin globalización , la economía de los EUA entrará en profunda recesión y no podrá soportar los esfuerzos militares necesarios para frenar el impacto de la “Fragmentación Geopolítica”, ya que por el momento, ni la China, ni la Unión Europea y mucho menos la Rusia, pueden o quieren, frenar la deriva de los regionalismos y de las reivindicaciones nacionalistas
3.-Sin globalización, las economías emergentes no tendrán argumentos, o mejor , incentivos de crecimiento por integración pacífica en la economía global, de modo que no tendrán incentivos para adoptar un comportamiento de contención
4.-Que el proceso de “Globalización Económica” puede continuar a partir de diferentes arreglos de las estructuras de producción, en particular del uso masivo de las nuevas tecnologías, robotización, inteligencia artificial, nanotecnologías, energías alternativas, teletrabajo, flujos de información en las áreas de investigación básica y aplicada, generación de recursos humanos adaptados a las nuevas condiciones sobre el terreno;
5.- y, finalmente , habría que pensar un nuevo orden mundial con la reconfiguración de opciones para administrar las nuevas relaciones entre los EUA, Japón, China, Rusia y la Unión Europea.
6.-pero, el nuevo orden mundial sólo podrá funcionar si , también contempla spillover de información tecno-científica a otros países y continentes , además de amplias inyecciones de programas de apoyo financiero a la renovación de las estructuras de producción, comercialización y mercados laborales O sea, las grandes incertidumbres en la construcción de los escenarios geopolíticos y económicos 2020-2025 se concentrará sobre el proceso de Fragmentación Geopolítica a que asistimos , como una de las consecuencias de la crisis del Covid .
Esta es una tendencia que parece ser irreversible, pero cuya forma particular dependerá de la manera como se solucionen conflictos , que emergen de la crisis sanitaria y de la recesión económica, al interior de un conjunto de Incertidumbres que diseñan futuros híbridos.
Lo que queda claro, para allá de todas las incertidumbres presentes y futuras ( y, que tienen que ser analizadas y trabajadas en los diversos ejercicios de prospectiva) es que , contrariamente a lo que muchas voces están defendiendo, los regímenes autoritarios y totalitarios NO RESPONDEN mejor a las crisis.
Ejemplos Unión soviética y Chernóbil ; China y COVID-19. Las democracias funcionales , Alemania ,Portugal,Nueva Zelanda son mucho más efectivas. Así que, el “abismo” a sortear es el del abandono del estado de derecho y de las libertades fundamentales como paradigma de nuestras sociedades, durante y, en el post crisis del COVID-19. Para solucionar todo lo otro, tenemos los instrumentos tecno-científicos necesarios. De hecho, nunca , en otras crisis anteriores y pandemias globales estuvimos tan preparados desde un punto de vista científico y tecnológico. El problema presente ( y los riesgos inherentes , residen en las opciones políticas y en la defensa del conjunto de libertades



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