Chinchineros llevaron sus rutinas a vecinos de comunas que salieron de cuarentena



Desde los balcones y ventanas de un edificio en Ñuñoa, los vecinos aplauden con alegría la rutina que acaba de realizar un grupo de chinchineros, que decidó llevar la tradición hasta las comunas donde se levantó la cuarentena.Para ellos, la pandemia del coronavirus también ha significado una baja en sus ingresos, pues han sido cerrados o restringidos los lugares donde realizaban sus presentaciones cotidianas, por lo cual decidieron moverse hacia comunas donde ya no hay restricciones de movimiento.”Nosotros hemos trabajado en ferias, en poblaciones, pero lo que nos queda es trabajar en edificios, porque somos patrimonio de la cultura chilena no tenemos ayuda del Gobierno”, señaló uno de ellos al equipo de Agencia UNO, tras culminar su rutina típica.El joven, de un grupo de cuatro, manifestó su agradecimiento a quienes desde los edificios le apoyan económicamente, con fruta o comida o bien sea con una palabra de aliento; aunque a veces señala que no es suficiente para alimentar a sus familias.”Nos encantaría que la gente pudiera colaborar más con nosotros: chinchineros y organilleros, y todo tipo músico que ande en la calle; buscándola para tener un sustento para su hogar y su familia”, apuntó.El artista callejero reiteró que la recepción de los vecinos de comunas que estuvieron apagadas hasta por siete semanas, “ha sido muy buena”. Incluso, aseguró que vecinos que aún permanecen de forma voluntaria en sus departamentos, le hacen llegar el dinero en bolsas empujadas por un cordón, para continuar con la prevención, pero apoyándolos.”Hasta el momento ha sido buena. Nos han recibido bien, nos han catalogado bien, nos han mirado bien”, indicó.Finalmente, el músico reveló que para su agrupación ha sido “un honor entregar este arte a lo largo del país”.



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