Altas temperaturas, previstas para la segunda mitad de siglo, ya se están registrando en la actualidad 



A una temperatura húmeda (o de bulbo húmedo, que se mide por un termómetro cuyo bulbo está cubierto por un paño empapado de agua) superior a los 35°C, el mecanismo de enfriamiento del cuerpo humano pierde su efectividad por completo. Ni el sudor, ni condiciones ideales, como estar a la sombra, ausencia total de ropa o consumo ilimitado de agua, podrían mitigar los dañinos efectos de esas altas temperaturas.
Expertos han señalado que, en el escenario más crítico de emisiones de gases de efecto invernadero, las temperaturas de bulbo húmedo podrían superar el umbral de los 35°C con regularidad para el tercer cuarto de siglo, específicamente en el sur de Asia y Oriente Medio. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista científica Science Advances reveló que ya existen registros cercanos y superiores al límite fisiológico por temperaturas húmedas, registros que han aumentado rápidamente en las últimas cuatro décadas.
A partir de los datos de 4.576 estaciones meteorológicas distribuidas alrededor del planeta, los investigadores de las universidades de Columbia y de Loughborough explicaron que estas altas temperaturas se han producido principalmente durante una o dos horas. Las críticas condiciones se concentran en el sur de Asia, la costa del Medio Oriente y la costa suroeste de América del Norte.
“A lo largo de las costas, la influencia marina se manifiesta a través de vientos bajos anómalos en tierra durante las horas del mediodía y la tarde, y estos cambios de viento pueden causar un rápido aumento de la temperatura del punto de rocío en las zonas costeras áridas y semiáridas”, indican los autores en el estudio.
Otros puntos con registros mayores de 31°C se encuentran en la costa este de la India, Pakistán, el noroeste de la India, las costas del Mar Rojo, el Golfo de California y el sur del Golfo de México.
“Todos están situados en las zonas subtropicales, a lo largo de las costas (típicamente de un golfo o bahía semicerrada de poca profundidad, lo que limita la circulación oceánica), y cerca de fuentes de calor continental, que junto con el aire marítimo constituyen la combinación necesaria para temperaturas de bulbo húmedo más excepcional”, señalan los investigadores.
Los investigadores estiman que las temperaturas de bulbo húmedo superarán regularmente los 35 °C “en puntos de la red terrestre con menos de 2.5 °C de calentamiento respecto a los niveles preindustriales”.
La importancia del Acuerdo de París
Precisamente ya existe un pacto a nivel global para limitar el aumento de temperatura respecto a los niveles preindustriales: este es el Acuerdo de París. El principal objetivo del pacto, adoptado en la COP21 que se realizó en la capital francesa, es mantener el aumento de temperatura “muy por debajo” de los 2°C y, con esfuerzos, limitar ese aumento a 1.5°C.
El Acuerdo de París opera mediante la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés), un paquete de medidas, presentadas individualmente por cada país firmante del pacto, que están orientadas a mitigar los efectos del cambio climático.
El crítico escenario previsto por los investigadores de las universidades de Columbia y Loughborough se podría evitar con unos NDC alineados con el principal objetivo del Acuerdo de París, pero eso no está ocurriendo.
Japón y su escaso compromiso
Según estipula el pacto, los NDC se renuevan cada cinco años. El 2020 es precisamente el año en que los países firmantes deben presentar sus remozados documentos. Japón ha sido la primera gran potencia en presentarlo. Distintos activistas lo calificaron como “decepcionante”, sobre todo por su escasa ambición en materia de emisiones.
El país nipón se comprometió a reducir el 26% de las emisiones para 2030, basado en los niveles de 2013. Mismo objetivo propuesto en su NDC de hace cinco años.
“En uno de los momentos más difíciles de la memoria reciente, necesitamos planes más audaces y de refuerzo mutuo que protejan a nuestras sociedades de los riesgos globales que todos enfrentamos”, dijo la directora ejecutiva de la Fundación Europea del Clima, Laurence Tubiana, a The Guardian.
A principios de abril, Chile también presentó su documento. Si bien fue el primer país latinoamericano en presentarlo, y teniendo metas más ambiciosas en cuanto a emisiones (con peak de emisiones en 2025 y neutralidad de carbono para el 2050), desde el activismo ambiental apuntaron a la insuficiencia de las medidas anunciadas por la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt.
El activista de Fridays For Future Chile y embajador del Acuerdo de Escazú, Sebastián Benfeld, aseguró que el NDC de Chile no era compatible con el principal objetivo del Acuerdo de París, manteniendo un incremento cercano a los 2°C. “Un aumento en 2°C significaría un alarmante aumento del nivel del mar que expondría a 69 millones de personas a catástrofes como inundaciones en las zonas de costa, pérdidas tremendas de biodiversidad y un insostenible aumento de la sequía”, señaló.



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