Después del desarrollo de medicamentos contra el coronavirus, ¿qué sigue?



No fue hace más de un mes que un ensayo clínico había mostrado la efectividad del Remdesivir frente al nuevo coronavirus, acortando el tiempo de recuperación de los pacientes en unos pocos días. Si bien no pudo ser catalogado como una “cura”, los científicos esperan que alivie la presión sobre los abrumados sistemas de atención médica.Sin embargo, el descubrimiento del potencial de remdesivir concentró la atención en el próximo problema que enfrenta el desarrollo de terapias para el COVID-19: acelerar los procesos de fabricación para abordar la pandemia global. Mientras que algunas son muy novedosas y por ende difíciles de producir; hay otras que, incluso si son compuestos relativamente simples que han estado en uso durante décadas, enfrentan problemas en relación a la falta de suministros para su fabricación a gran escala.

Investigadores alrededor del mundo están trabajando intensamente para probar una amplia variedad de posibles tratamientos para el COVID-19, desde medicamentos genéricos conocidos, como la Hidroxicloroquina contra la malaria, hasta tratamientos de anticuerpos que reducen la respuesta inmune del cuerpo cuando esta se vuelve destructiva.

Sin embargo, lo que sabemos hasta el momento sobre enfermedades infecciosas sugiere que se necesitará una combinación de medicamentos, cada uno con un impacto distinto, aunque relativamente menor, para tratar la enfermedad.Y cada uno de ellos enfrentará diferentes desafíos. El fabricante del Remdesivir, Gilead Sciences, por ejemplo, estuvo meses para aumentar la producción del compuesto; y cuando se autorizó su uso, la compañía anunció que había contactado a los fabricantes de medicamentos de todo el mundo para encontrar formas de impulsar la producción.A su vez, otro desafío tiene que ver con su compleja síntesis química, con pasos individuales que pueden tomar semanas en realizarse, y podría verse afectada por la escasez de ingredientes clave.Incluso los productos farmacéuticos que ya se producen en grandes cantidades, como la 1hidroxicloroquina y la Cloroquina, la ampliación presenta un problema importante. En una crisis como la actual, algunos países pueden limitar las exportaciones de ingredientes farmacéuticos para garantizar la disponibilidad de su propia población.

Biorreactor en el que se cultivan células para fabricar proteínas o anticuerpos.

Como si esto no fuera suficiente, después le sigue el inconveniente relacionado con la disponibilidad. La demanda seguramente superará los suministros iniciales de cualquier compuesto que sea efectivo contra el COVID-19, lo que llevará a tener que determinar quién será el primero en recibir los tratamientos.Y aunque las preocupaciones sobre el acceso a medicamentos en el marco de una pandemia han surgido antes, como durante el brote de H1N1 en 2009, esos problemas nunca se habían abordado por completo porque el brote terminó rápidamente.”La gente sigue adelante y nadie se queda el tiempo suficiente para resolver el problema”, sostiene Ezekiel Emanuel, bioético en la Universidad de Pennsylvania en Filadelfia. “Eso no sucederá aquí. Estaremos en este problema por varios años”.En esta nota:



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