Las consecuencias económicas de un default



A medida que pasan los días y las negociaciones de la deuda no se resuelven, crecen las posibilidades de un default. La oferta presentada por el Gobierno Nacional venció el pasado 8 de mayo. Por estas horas, Guzmán espera una  contraoferta de los acreedores para intentar acercar posiciones. Pero el calendario aprieta y el 22 de mayo es la fecha límite: vence el plazo de gracia del pago de u$s 503 millones en intereses de deuda. 
¿Por qué esta fecha es límite? De acordarse un canje previo a este día, aquí no ha pasado nada. Pero de no llegar a un acuerdo, el Gobierno tiene dos posibilidades: puede pagar el vencimiento de intereses o no hacerlo. Si paga, se estirarían las negociaciones con los acreedores, pero Guzmán estaría en peores condiciones para hacerlo. Si no paga y no hay acuerdo, Argentina entra en default. ¿Qué es un default? 
El default es un impago, un incumplimiento en las obligaciones. Para las finanzas internacionales, un no pago de intereses o amortización de capital de un bono soberano implica que el país tampoco podrá cumplir sus compromisos venideros. Por este motivo, un país que no paga un título público con legislación extranjera es declarado en default por los organismos internacionales. 
En nuestro país estamos familiarizados con las consecuencias de ser incluidos en esta categoría. Inmediatamente, los miembros de este club pierden la posibilidad de obtener financiación externa. Pero además, las empresas que operan en el país se ven vedadas de tomar deuda, e incluso frena la posibilidad de que empresas extranjeras inviertan en nuestro país.Sin embargo, un país no permanece indefinidamente en esta condición. Incluso si Argentina no logra canjear su deuda antes del 22 de mayo y decide no pagar los intereses y adentrarse en un default, en algún momento se retomarán las negociaciones con los acreedores para intentar llegar a un acuerdo. 
¿Se repite el 2001?
Esto sucedió en el relativamente reciente canje del 2005. Nuestro país había declarado el default por u$s 102.000 millones en el Congreso Nacional hacia fines del 2001. Durante este período, nunca se perdió de vista la necesidad de llegar a un acuerdo con los bonistas: en 2003, Argentina ya presenta su primera oferta. Incluso, el canje fue reabierto en el 2010.Pese a que la cifra defaulteada durante la última gran crisis económica nacional resulta superior a los u$s 68.000 millones que se buscan negociar en la actualidad, no podemos guiarnos sólo por su magnitud. “Hoy estás en un escenario de incertidumbre respecto de las perspectivas económicas, probablemente como nunca antes”, comenta Martín Kalos, director de la consultora Epyca.Las diferencias con respecto al último periodo de incumplimiento de pagos son múltiples. En el 2001, el default fue declarado de forma indefinida, mientras que en la actualidad, una caída en cesación de pagos implicaría continuar negociando para llegar a un acuerdo en el corto plazo. En aquel momento, Argentina había cortado sus posibilidades de financiamiento externo sólo 60 días antes de la declaración de impagos, mientras que en la actualidad este se encuentra vedado desde hace dos años. Otra diferencia fundamental: en aquellos tiempos, el mundo no estaba afectado por una pandemia. La crisis actual 
Sobre la situación actual de la economía nacional, Kalos advierte: “la crisis ya era grave, viene de abril de 2018 y  se monta de una sucesión de crisis estructurales que Argentina viene teniendo en las últimas décadas. Hay que recordar la sucesión de crisis que tenemos desde el año 75 y de estancamiento económico que teníamos desde 2012. Desde abril de 2018, Argentina está en franca recesión y se le sumó el abrupto debacle de la pandemia”. 
“En ese contexto, la renegociación de la deuda es un elemento más que aporta a esa incertidumbre. Si no hay un acuerdo exitoso, si no se levanta la incertidumbre sobre la deuda, repercute de acá a varios años en los recursos con los que la Argentina, no sólo en su sector público, sino sobre todo en sus empresas, cuentan para desarrollarse. El proceso de crecimiento y desarrollo requiere recursos -entre ellos dólares- que no vamos a saber si están disponibles en la economía argentina en la medida en que haya un flujo incierto de dólares a pagar por la deuda o por juicios sobre esa deuda” señala el economista sobre la posibilidad de un default.Martín continúa su razonamiento: “ese aumento en la incertidumbre va a llevar a más volatilidad. Esto implica más caída en el PBI ahora, y más tiempo para recuperar ese PBI, para que empiece a haber un crecimiento económico”. En caso de no llegar a un acuerdo, nuestro país pierde la posibilidad de financiamiento externo y “vamos a un ‘vivir con lo nuestro’ en un momento en que Argentina cuenta con pocas cosas nuestras para apuntalar un proceso de desarrollo que en el resto del mundo se lleva adelante con capitales mucho más concentrados y de una magnitud mucho mayor”. 
Avanzando hacia consecuencias más concretas, una cesación de pagos “llevaría a un aumento en la inflación y en las expectativas de devaluación. Viendo como juega en el corto y en el mediano plazo en los acuerdos de precios, precios regulados, o acordados que tiene el Gobierno actualmente, como el control cambiario que permite al Gobierno en el corto plazo mover el dólar oficial, que es por el que se rigen la mayor parte de las estructuras de costos, a un ritmo más moderado”, lanza Kalos.
 Empresas
Mucho se discute sobre el endeudamiento exponencial en el que incurrieron los Gobiernos, tanto nacional como provinciales, durante la anterior período presidencial, en particular durante 2016 y 2017. Pero, aunque en menor medida y de forma dispar, las empresas argentinas también procedieron a financiarse en moneda extranjera. Por ejemplo, la petrolera de mayoría estatal YPF posee vencimientos por u$s 3.000 millones entre lo que queda del año 2020 y el 2021.
En este sentido, Kalos discute sobre el escenario empresarial en el escenario de default: “Las empresas que tengan deuda obviamente van a estar complicadas, en la medida en que el Gobierno no libere dólares a futuro para que las empresas privadas los usen. Por ejemplo, habiendo escasez de dólares e incapacidad de tomar nueva deuda en moneda extranjera, el Gobierno decide priorizar qué usos les da (a los dólares) y no priorice el pago de sus deudas o el giro de utilidades por parte de las empresas privadas, esto va a generar un problema para las empresas. Sean de propiedad estatal o privadas”.
 Organismos multilaterales
El escenario de incertidumbre también abarca a los organismos financieros internacionales. Por caso, el Fondo Monetario Internacional (FMI) no ha intervenido en las negociaciones entre Argentina y los acreedores privados, incluso luego de haber apoyado una quita hacia los bonistas hace unos meses. Sin embargo, el gobierno pagó durante la semana pasada intereses por u$s 320 millones. Recordemos que el crédito vigente con el Fondo abarca u$s 56.300 millones. El Club de París no corrió la misma suerte, ya que el 5 de mayo el Gobierno decidió posponer el pago de un vencimiento por u$s 2.100 millones. 
“Los organismos multilaterales tienen sus reglamentos, sus requisitos, para prestarle a un país. Algunos de ellos dejarán de prestarle a Argentina. Y otros, que pueden tener una finalidad de ayudar a países en crisis, van a tener que cuidar sus intereses como organismo”, aporta Kalos en referencia al Fondo Monetario. 

“Por ejemplo: si el FMI con su principal deudor (que es Argentina) necesita negociar algo donde pueda mostrarle a su directorio, que en definitiva son sus accionistas, sus países miembros, que ese acuerdo le permitirá al FMI cobrar algún día”, por esto, el organismo buscaría evitar un acuerdo donde “el FMI se convierte en el acreedor que no cobra frente a un país que está intententando en algún momento de los próximos años renegociar con sus acreedores privados. Efectivamente va a cambiar la dinámica de negociación de las deudas que tenemos con los organismos internacionales. Caso por caso habrá que ver cómo se da, el FMI es el principal por la magnitud de la deuda y por el rol que juega con las deudas soberanas a nivel mundial”, cierra el economista. Economía internacional
Las consecuencias de un default en la economía nacional pueden ser graves: mayor dolarización que lleve a devaluaciones, con su consiguiente efecto inflacionario; cierre del financiamiento para el sector público pero también para el privado; caída en las cotizaciones de las acciones locales; caída en los bonos soberanos. Pero una cesación de pagos de nuestro país no es sólo un problema nacional, puede tener consecuencias internacionales.
En este sentido se entiende la carta de economistas de renombre internacional, académicos y ex funcionarios del FMI y del Banco Mundial. Su principal preocupación es evitar una cadena de defaults en los países emergentes, altamente endeudados. La lista de países cuya situación puede ser similar a la argentina consta de alrededor de 20 miembros. Un mal desenlace en las negociaciones locales puede traer grandes dolores de cabeza para el esquema de financiamiento internacional en su conjunto.Lo cotidiano
 
Finalmente, una caída en default tiene consecuencias en nuestra vida cotidiana. Actualmente, vemos como la incertidumbre económica está llevando a subas en las cotizaciones “libres” del dólar. A medida que se acercan las fechas clave en la negociación por la deuda, la brecha entre el precio del dólar oficial y los alternativos se agranda. De concretarse una cesación de pagos, se agregará aún más incertidumbre, lo que repercutirá en nuevos aumentos sobre el valor del billete verde. Aunque el Gobierno intenta frenar el oficial, la historia nos enseña que, eventualmente, la devaluación ocurre. Un aumento en el valor del dólar tiene sus consecuencias directas en el nivel de precios. De esta forma, un nuevo salto inflacionario en medio de una crisis económica sería una consecuencia difícil de digerir.
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