Expertos en salud envían carta donde critican estrategia comunicacional del Gobierno frente al Covid-19 y proponen soluciones



Un grupo de expertos en el ámbito de la salud enviaron una carta a las autoridades del Gobierno para que implementen una mejor estrategia para comunicar el riesgo asociado al Covid-19, ya que aseguran que “frente a una amenaza a la salud, es fundamental que las personas reciban información de manera comprensible, en un lenguaje accesible y en un tiempo oportuno”.
Si bien valoran las medidas de protección y prevención para controlar la propagación del coronavirus, advierten que “aunque nuestro emblema nacional manifieste la dualidad ‘por la razón o la fuerza’, cuando se trata de la toma de decisiones en salud, no debemos caer en los extremos de medidas tan sólo punitivas y exentas de diálogo, o de comunicación llena de tecnicismos academicistas. En ese sentido, es necesario revisar cómo se produce el proceso de toma de decisiones sanitarias a nivel individual”.
Esta nueva comunicación permitirá “hacer un juicio personal del riesgo al que están expuestos, su nivel de susceptibilidad y, especialmente importante, que esta ‘amenaza’ puede afectarlos a ellos y a quienes los rodean”.
Sin embargo, “vemos con preocupación que muchas acciones anunciadas por autoridades y comentarios efectuados por organismos científicos y técnicos, carecen de estrategias efectivas de comunicación del riesgo y se escuchan de un sector anuncios y discursos –hasta hace muy poco–triunfalistas y cargados de metáforas, sobre el éxito que se ha tenido sobre la pandemia, y de otros sectores mensajes fatalistas y apocalípticos sobre los desenlaces desastrosos que parecieran estar acechándonos a la vuelta de la esquina. Ambas posiciones pudiesen contribuir a generar en la población desconfianza, tanto en autoridades como en organismos técnicos y académicos”.
“El uso de la fuerza, expresado en medidas restrictivas, amenazas de multas y otras sanciones judiciales no garantiza que las personas cumplan con las recomendaciones de autocuidado. De igual forma, el exceso de términos técnicos complejos al presentar la información no garantiza alcanzar las acciones que se buscan en las personas que reciben el mensaje”, finalizan.
La carta es firmada por:
Paulina Bravo, PhD, Enfermera, Profesora Asociada Pontificia Universidad Católica de Chile
Loreto Fernández, MSc, Psicóloga, Estudiante de Doctorado University of Toronto
Moisés Russo, MSc, Médico, Instituto Oncológico FALP
Dino Sepúlveda, MSc, Médico, Investigador Colaborador Programa de Salud Global, Universidad de Chile.
Angelina Dois, MSc, Enfermera-matrona, Profesora Asociada Pontificia Universidad Católica de Chile
Luis Villarroel, PhD, Estadístico, Profesor Asociado Pontificia Universidad Católica de Chile
Lea la carta completa a continuación
¿Por la razón o la fuerza? La urgencia de una estrategia para comunicar el riesgo asociado al Covid-19
Señor editor,
Hemos seguido atentamente el anuncio progresivo de medidas de protección y prevención para controlar la propagación del Coronavirus SARS-CoV2 (COVID-19) en nuestro país. En esta línea, y con el ánimo de ayudar a construir un debate responsable, quisiéramos destacar un aspecto fundamental en estos tiempos de crisis sanitaria: la comunicación efectiva del riesgo asociado al contagio.
Aunque nuestro emblema nacional manifieste la dualidad “por la razón o la fuerza”, cuando se trata de la toma de decisiones en salud, no debemos caer en los extremos de medidas tan sólo punitivas y exentas de diálogo, o de comunicación llena de tecnicismos academicistas. En ese sentido, es necesario revisar cómo se produce el proceso de toma de decisiones sanitarias a nivel individual. Frente a una amenaza a la salud, como el COVID-19, es fundamental que las personas reciban información de manera comprensible, en un lenguaje accesible y en un tiempo oportuno. Ello les permitirá hacer un juicio personal del riesgo al que están expuestos, su nivel de susceptibilidad y, especialmente importante, que esta “amenaza” puede afectarlos a ellos y a quienes los rodean.
Sin embargo, vemos con preocupación que muchas acciones anunciadas por autoridades y comentarios efectuados por organismos científicos y técnicos, carecen de estrategias efectivas de comunicación del riesgo y se escuchan de un sector anuncios y discursos –hasta hace muy poco–triunfalistas y cargados de metáforas, sobre el éxito que se ha tenido sobre la pandemia, y de otros sectores mensajes fatalistas y apocalípticos sobre los desenlaces desastrosos que parecieran estar acechándonos a la vuelta de la esquina. Ambas posiciones pudiesen contribuir a generar en la población desconfianza, tanto en autoridades como en organismos técnicos y académicos.
La ausencia de estrategias adecuadas de comunicación de riesgo, sumado al excesivo uso de términos técnicos (como pandemia social, exceso de mortalidad, letalidad atribuible, trazabilidad, distanciamiento social, cordón sanitario o “aplanamiento de la curva”), limita las posibilidades de las personas para comprender efectivamente el mensaje (no es lo mismo “tenemos que aplanar la curva” que “tenemos que evitar infectarnos, porque si saturamos los hospitales, los médicos no podrán tratar a todos los que lo necesiten”). Lo anterior, sumado a la ausencia de una bajada explicatoria, en términos sencillos y lenguaje accesible, dificulta que las personas desarrollen conductas efectivas de autocuidado y de cuidado del otro.
El uso de la fuerza, expresado en medidas restrictivas, amenazas de multas y otras sanciones judiciales no garantiza que las personas cumplan con las recomendaciones de autocuidado. De igual forma, el exceso de términos técnicos complejos al presentar la información no garantiza alcanzar las acciones que se buscan en las personas que reciben el mensaje. Por lo tanto, además de las necesarias medidas de confinamiento, lo que necesitamos es apelar a la razón y a las capacidades de la población, de las comunidades, las familias y las personas, a través de mecanismos de comunicación que les permitan comprender la situación, llevarla al contexto propio, y tomar decisiones de manera informada y que se mantengan en el tiempo.



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