El mito y la triste historia que se encuentra detrás de los cobertores de San Marcos



En un mercado de la alcaldía Coyoacán, en la Ciudad de México, hay un puesto que exhibe un letrero que dice “cobertor tipo San Marcos”. Al preguntarle al encargado si de verdad el producto que vende es uno de los originales cobertores San Marcos responde: “no, pero es igualito”.
Desde hace unos años, se ha vuelto común que en redes sociales se hable de los cobertores San Marcos, y quien tiene la suerte de tener uno, no pierde la oportunidad de postear una selfie con él. Cobertores San Marcos son hoy una especie de “marca genérica” para cualquier cobija que sea grande, duradera, caliente y, especialmente, con un estampado, digamos, “llamativo”. ¡Ah!, y que esté hecho con fibra acrílica. Pero la realidad es que los cobertores San Marcos son un producto que ya no se fabrica desde inicios del siglo XXI y que, para algunos, prácticamente son ya de colección… y muy atractivos en las fotos de Facebook. Pero por allá de los años 70 y 80 del siglo XX, aunque los cobertores San Marcos eran muy demandados en el mercado mexicano, también eran considerados por muchos clasemedieros como un producto “corriente” que no se presumía mucho, por lo que en ese sector social su uso solía ser íntimo y familiar.
En contraparte, se relacionaba más con las clases populares, en donde era más común verlos sobre las camas, en la sala o hasta cubriendo alguna ventana.
Gran parte de esta percepción se debe a su precio pues, de acuerdo con un exvendedor minorista, un cobertor San Marcos tamaño matrimonial rondaba los 45 pesos en 1982.
La realidad es que, en México, hogares de todos los niveles tenían cobertores San Marcos.
Y es que, además de estar hechos con fibra acrílica, una de las características que los hacían más atractivos eran los grandes estampados que ofrecían, cuya variedad iba desde coloridos diseños hasta los escudos y cascos de los equipos de la NFL.
Pero los más populares eran los que tenían dibujos de animales como unicornios, caballos y águilas, siendo los más famosos –por alguna razón extraña– aquellos que tenían la imagen de un tigre o de cualquier otro gran felino.
Eran tan duraderos que hoy se han convertido en una especie de herencia en muchas familias e, inclusive, en lugares como Estados Unidos son un producto “de culto” entre los mexicanos que aseguran que un cobertor San Marcos protege mejor de las bajas temperaturas, incluyendo los fríos extremos que se sienten por allá. Los cobertores San Marcos se empezaron a fabricar en la década de 1970, después de que el empresario textilero Jesús Rivera Franco encontrara, tras una búsqueda de varios años, la manera de fabricar una cobija diferente, caliente y con estampado. Rivera Franco, que murió en abril de 2009, fue un empresario pionero en los procesos industriales de la rama textil en México. A él le gustaba buscar en todo el mundo los últimos avances en esa materia, y fue justamente en un viaje a España donde encontró la forma de fabricar los famosos cobertores.
Su empresa, Grupo Textil San Marcos, se encontraba en Aguascalientes, ciudad a la que llegó cuando tenía 6 años después de que su familia saliera de su natal Teocaltiche, Jalisco, prácticamente expulsados por la Guerra Cristera, en la década de 1920.
El negocio familiar era una fábrica de sombreros, la cual se instaló en Aguascalientes, pero años después tuvieron que regresarla a Jalisco debido a que no encontraron la mano de obra que requerían. Pero Rivera Franco, a los 15 años, decidió quedarse para aprender a tejer sarapes y así entrar a trabajar en una fábrica. Años después, trabajó en otra fábrica en San Luis Potosí hasta que decidió renunciar a la posibilidad de obtener una plaza sindical. Regresó a Aguascalientes, pero ahora con la mira puesta en emprender su propio negocio textil.
En la década de 1950 instaló un taller y, en poco tiempo, el negocio creció hasta que, a finales de los años 80, llegó a tener una decena de plantas industriales en las que trabajaban alrededor de 4,000 personas.
Con el tiempo, Rivera Franco también se dedicó a hacer negocios en las bienes raíces, y en 1992 vendió Grupo Textil San Marcos al consorcio regiomontano Celulosa y Derivados (Cydsa), el cual tenía divisiones industriales dedicadas a los hilos acrílicos, fertilizantes y productos químicos.
Con esa adquisición, Cydsa se convirtió en el mayor consorcio manufacturero de productos de acrílico en México, mientras que la familia de Rivera Franco creó otra empresa que más tarde tuvo problemas legales y financieros. Cydsa también tuvo problemas y, en mayo de 2004 se vio obligada a cerrar la planta, ubicada en Gómez Portugal, Aguascalientes. Fue así como se dejaron de fabricar los famosos cobertores San Marcos. Se dice que la llegada de productos similares provenientes de otros países tras la apertura de las fronteras en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fue lo que provocó esta caída.
Aunque otras versiones apuntan también a que Cydsa, encabezada por Tomás González Sada, siempre tuvo problemas económicos con la fusión de Grupo Textil San Marcos. De hecho, desde la compra hubo dificultades en las negociaciones, las cuales derivaron en un conflicto que estuvo a punto de enfrentar prácticamente a toda la iniciativa privada de Aguascalientes con la de Nuevo León.
Cydsa, que hoy es dueña, entre otras cosas, de la sal La Fina y de una división de generación de energía, había reportado pérdidas netas anuales de 749 millones en 2003, lo cual fue uno de los motivos que le obligó a cerrar la planta donde se producían los populares cobertores. Actualmente, es común ver en tiendas, mercados y páginas de venta en internet que se ofrezcan “cobertores tipo San Marcos”, y hasta hay quien copia la etiqueta, la cual todavía es también muy bien identificada por los fans de la marca.
La etiqueta de los productos originales muestra la entrada del jardín de San Marcos, un icónico parque localizado en el barrio del mismo nombre en la capital de Aguascalientes y que también inspiró el nombre de la empresa de Rivera Franco.
Así que ve a buscar al clóset de la casa familiar, o hasta en tu propia cama, para ver si tienes un cobertor San Marcos. Quizá todavía no lo sabes y has estado fuera de las selfies inspiradas por algún trending topic.



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