Información que cura; Opinión de Miguel Angel Ayala Barajas



Por: Mtro. Miguel Angel Ayala Barajas*
Entendida como la utilización de dinero en el presente, mismo que se espera pagar con recursos futuros y por la que se está dispuesta a costear un interés, la deuda y su administración es una condición financiera nada alejada de nuestra realidad personal. Todos los días, de manera consiente o inconsciente, gobiernos, empresas y familias toman decisiones en torno su manejo, ya sea, a través de la contratación de créditos o mediante el pago total o parcial de alguna deuda vigente que se ha decidido solventar.
Si bien es cierto que existen ciertas reservas sobre la contratación y manejo de la deuda en los sectores público y privado, también es real que muchas familias no tendrían la capacidad de pagar los satisfactores más sentidos para su consumo, un volumen importante de empresas no habría logrado la expansión y presencia actual en el mercado; así como los gobiernos, no tendrían en funcionamiento muchas obras y acciones públicas, si no fuese por la contratación y administración de empréstitos.
Sin embargo, no es la contratación desmedida de deuda el factor de éxito de los diversos actores económicos, es más bien la correcta aplicación de los recursos obtenidos a través del endeudamiento y el adecuado manejo de los pagos o amortizaciones correspondientes.
Las razonables reservas en torno al uso de deudas han surgido, justo, por el exceso en su contratación y la incorrecta administración de las mismas; administrarlas exige, la definición de un valor mínimo (o también llamado “piso”) y un monto máximo (también conocido como “techo”) del saldo de las deudas, tal saldo debe de estar directamente relacionado con la solvencia del ente económico que se trate; es decir, la capacidad de endeudamiento de empresas, gobiernos o familias considera la fortaleza que se tenga para generar ingresos y la calidad de su gasto.
Es de recordar, que, si bien la contratación de nuevos créditos acrecienta el saldo de la deuda, la amortización o pagos a los créditos vigentes, disminuye dicho saldo. Por tal motivo, realizar una correcta administración de los créditos pasa, no solo por contratar o no contratar créditos, si no por vigilar que el saldo de lo que se debe, se encuentre dentro de los valores acordes a los ingresos y gastos.
En específico, el endeudamiento de gobierno o publico merece especial atención, ya sea federal, estatal y/o municipal; no solamente porque refleja el manejo financiero gubernamental, es decir, la administración de los dineros que ingresan a las arcas públicas y su aplicación; si no porque, es deseable conocer el destino de los recursos obtenidos ahora a través de préstamos y que serán pagaderos en los meses y años siguientes.
Para el caso particular del Gobierno Federal de México, la contratación de deuda pública, se soporta en el análisis de los ingresos y gasto público para todo un año; mismo que se realiza previo al inicio del año fiscal por el H. Congreso de la Unión. Se debe recordar, que el manejo financiero público federal, considera, que, debido a la infinidad de necesidades sociales existentes, el volumen del gasto superará a los ingresos y que tal déficit público, será cubierto con endeudamiento. En otras palabras, previo al inicio del año y con estatus de ley, se tiene un valor estimado del monto de deuda que se contratará y el destino que se dará a los recursos obtenidos de la misma: salud, educación, infraestructura, por mencionar algunas.
Y aun mas, debido a la existencia de préstamos que fueron contratados con anterioridad, se hace necesario considerar el manejo del saldo de los créditos contratados por el Gobierno Federal, en la literatura económica, es común utilizar un indicador que divide el saldo total de la deuda Federal entre el valor del Producto Interno Bruto (PIB), para así conocer la evolución y administración del endeudamiento público.
Sin embargo, es importante tomar con reservas tal indicador, ya que si la base, en este caso el PIB, disminuye y el saldo de la deuda se mantiene, el indicador mostrara un crecimiento aun y cuando no existió crecimiento en la deuda. Si se me permite el ejemplo, solo para referenciar la variación numérica, es el símil a tener 10 dulces que serán repartidos entre 10 niños, es evidente que a cada niño le corresponde de a 1 dulce (10 dulces entre 10 niños, 10/10=1); sin embargo, si disminuyen a 5 los niños, pero se mantienen los 10 dulces, entonces le corresponde de a 2 dulces a cada niño (10 dulces entre 5 niños, 10/5=2). En el resultado, se muestra que incrementan los dulces, pero lo que reamente sucedió fue que disminuyeron los niños.
Por lo tanto, se debe ser cuidadoso en el análisis cuando se lee o escucha que el Gobierno de México adquirió un crédito con un Organismo Internacional como lo es el Banco Mundial, además de leer el contenido del contrato de crédito, que por cierto es público, es necesario revisar si el mismo se encuentra contemplado en el “techo” de financiamiento aprobado por el Congreso de la Unión previo al inicio del año; ya que, con ambas revisiones, se tendrá claro el destino de los recursos contratados.
De igual forma, se debe actuar con cautela cuando se indica que existe un incremento de endeudamiento público, se hace preciso antes de dar por cierto tal señalamiento, si el incremento es superior a la inflación y si se está haciendo referencia al indicador deuda/PIB, que ya fue señalado.
Finalmente, y por el perfil de quien escribe, me atrevo a realizar una invitación a colegas e interesados en temas económicos, la invitación consiste en mantener y aumentar el interés por las noticias y publicaciones en la materia, interés que debe ser acompañado de la contrastación y critica de la información vertida en dichas noticias y publicaciones. De lo contrario, si no verificamos la información difundida, de manera inconsciente, nos sumamos a una campaña de desinformación que en la nada ayuda en un momento de crisis sanitaria y económica como la que se está viviendo.
*El autor fue Presidente del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán de Ocampo A.C., actualmente estudia el Doctorado en Ciencias Administrativas y es consultor en temas de economía y finanzas públicas.



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