Comerciantes de Huejutla denuncian que el gobierno no los apoya ni con créditos



José Luis Flores vendía de 30 a 35 hamburguesas y unos 25 hotdogs en una tarde. El martes 2 de junio apenas vendió dos hamburguesas. La venta fue gracias a que un par de comerciantes vecinos lograron colocar sus productos en el mercado municipal y regresaron con dinero para comprarle. La ganancia de José Luis fue de solo 20 pesos.
Antes del 23 de marzo de 2020, vendía también desayunos y comidas en el comedor al que bautizó como Cuates Burger. Los clientes de José Luis eran los estudiantes de los diversos centros educativos, desde kínder hasta universidades, que se asientan en la colonia donde vive, Parque de Poblamiento, en Huejutla, en la huasteca hidalguense.
Esta colonia está rodeada por escuelas: en un lado se asienta el campus Huejutla de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en el otro está la Universidad Politécnica de Huejutla, en otro hay un Cecyteh y más allá el Instituto de Ciencias y Estudios Superiores de Hidalgo.
En un terreno adyacente está también la Universidad Tecnológica de la Huasteca Hidalguense y el Colegio Leonardo Da Vinci (secundaria/bachillerato y universidad). 
Parque de Poblamiento atrajo a las escuelas por ser un punto donde convergen varios municipios y por la disponibilidad de terrenos. La localidad se creó, entre 1990 y 1992, para dar un lugar donde vivir a los afectados por el huracán Diana. 
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Como había amplios terrenos que entonces eran potreros, el gobierno los expropió para desarrollar un pequeño corredor industrial, con tres maquiladoras, pero estas acabaron cerrando. 
Locales cerrados en la colonia Parque de Poblamiento en Huejutla, Hidalgo. Foto: Cortesía
Los terrenos se usaron entonces para dar a los estudiantes de toda esa zona una opción donde continuar sus estudios superiores. Se abrió el campus de la UAEH, la Universidad Politécnica y el Cecytech. 
De los alrededor de 2 mil habitantes de la colonia, unos mil 400 vivían de la venta de productos y los servicios a esos estudiantes, a quienes les ofrecían desde cuartos en renta, hasta transporte y alimentación. 
Pero las clases se cancelaron por la pandemia de COVID-19 en México y los estudiantes-clientes desaparecieron: muchos se fueron a sus casas en otros municipios. 
Desde hace más de dos meses, los comerciantes de la colonia no tienen a quien venderle. Muchos ni siquiera han podido abrir sus locales por no tener venta de alimentos y no estar considerados como actividad esencial.
En ese caso está Zalacain González Vargas. Su negocio es una papelería con servicio de renta de computadoras e internet. “El mío no está considerado como esencial, así que tuve que cerrar. No estoy vendiendo más que copias. Los vecinos vienen y me las piden y los atiendo sin abrir. Con eso solo estoy ganando centavos. Vendía también galletas y refrescos, ya caducaron, no hubo a quién vendérselos”.
A otro de sus vecinos, Carlos Sequera, las ventas en su miscelánea le bajaron 90%. “De ganancia diaria me quedan unos 80 pesos”. Con eso debe atender los requerimientos de una familia de cuatro.  
Para Pedro Manríquez la cosa no va mejor, él despachaba en una tarde hasta 8 kilos de carne en su taquería, ahora a trabajos saca un kilo o kilo y medio. “No hay clientes. Está muerto todo aquí en la huasteca. Muchos negocios ya cerraron. No hay nada para nosotros, ni clientes, ni apoyos ni nada”.
Algunos de los comerciantes optaron por ir a otras colonias a ofrecer sus productos, pero no han logrado venderlos. La gente no tiene dinero para comprarles. Organizaron un grupo de Facebook para ofrecer comida a domicilio, tampoco resultó. 
Los que tenían algo que vender para tener algún dinero ya lo hicieron. Carlos Sequera dice que ya malbarató su automóvil, un Chevy. José Luis Flores también vendió ya su Tsuru. 
Sus familiares les ayudan como pueden. “Nos pasan despensas, hacen cooperachas para prestarnos, pero pues ya no hay de dónde sacar”, dice José Luis. 
También cuenta que ya buscaron otro tipo de trabajo. “Yo estuve solicitando de chofer, antes trabajaba de eso, pero no hay quien dé empleo ahorita”. 
Un domingo de finales de abril, Sequera vio en una pagina de Facebook del presidente Andrés Manuel López Obrador que el gobierno federal estaba dando apoyos a los negocios familiares: los Créditos a la Palabra. 
Letrero en las oficinas de Bienestar de Huejutla donde se anuncia que se suspenden temporalmente las actividades. Foto: Cortesía.
Fue a preguntar a la oficina de la delegación de Bienestar en Hidalgo. Le dijeron que no sabían nada de ese tal programa. En la primera semana de mayo volvió a ir, pero ahora junto con 27 compañeros. Los atendió Fernando Martínez, que se presentó como el encargado de los Programas de Bienestar en esa sede. 
“Nos volvió a decir que desconocía lo de Créditos a la Palabra, que solo tenía Tandas para el Bienestar”, dice Sequera. 
Una semana después ya se habían organizado 97 comerciantes y fueron todos a esa misma oficina a pedir que los atendieran. Pero ya estaba cerrada por la pandemia. 
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“Una señorita nos dijo que abrirían hasta agosto y nos dio el teléfono de Fernando Martínez. Le llamamos y nos pidió que le enviáramos nuestra documentación por correo y después solo nos decía que aún no había respuesta a la solicitud y que nos esperáramos”, dice el abarrotero. 
Hace una semana, los comerciantes llamaron al teléfono que aparece en la página web de Crédito a la Palabra, “nos dijeron que el programa cerró el último día de mayo y que quién sabe si lo vuelvan a abrir”. 
En esa página del gobierno federal, en la que en la parte superior izquierda dice Acciones y Programas, Secretaría de Bienestar, se anuncia que se entregarían un millón de estos créditos a microempresas familiares, pero el primer requisito para acceder al apoyo financiero es estar previamente registrado en el Censo del Bienestar. 
“El trámite es directo y sencillo. Si fuiste registrado en el Censo del Bienestar, una persona Servidora de la Nación te contactará vía telefónica. No es necesario que acudas a ninguna oficina de gobierno”, dice la información del sitio web. 
Pero a los habitantes de Parque de Poblamiento nadie ha pasado todavía a censarlos.
Animal Político contactó a la oficina de comunicación de la Secretaría de Bienestar para saber por qué no se les habían otorgado los créditos a estos comerciantes. La dependencia respondió que solicitó a la coordinación del programa de la Secretaría de Economía (de la que en realidad depende este apoyo) rastrear el caso. 
La Secretaría de Economía respondió que no había encontrado solicitud alguna de los comerciantes en la Delegación de Programas del Estado. 
Este portal también preguntó a la oficina de Gabriel García, coordinador general de los Programas Integrales de Desarrollo, coordinador también de los delegados estatales y regionales del gobierno federal y encargado del Censo del Bienestar, por qué aún no se ha censado a los comerciantes de esta colonia de Huejutla, sobre todo si el que la gente acceda o no a los apoyos depende de esto. 
La respuesta fue que los buscarían en breve para censarlos. Sobre los motivos de por qué no se había hecho esto todavía, no hubo respuesta. 
En tanto, los comerciantes de Parque de Poblamiento están en una situación cada día más complicada. “Ya hasta hemos ido a la presidencia municipal a ver si aunque sea nos dan despensas. Y ni eso. No sé ya dónde quedó nuestra dignidad con toda esta situación”, dice Sequera.
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