Estamos abrumados y asustados: por favor sean claros



Algo ampliamente descrito en la literatura es que, en situaciones de crisis, nos cuesta pensar, tomar decisiones, y organizar nuestra vida. Nos sentimos abrumados, tenemos instalada una nube en nuestras cabezas, que nos acompaña todo el día, que no se mueve y nos impide funcionar bien. Para que los lectores se lo imaginen bien, recuerden alguna evaluación o examen difícil que rindieron y al salir sus compañeros quieren saber qué les preguntaron, y no se acuerdan, pasó hace cinco minutos, pero la bruma no nos permite acordarnos. Esta pandemia nos abruma, pero es mucho más intensa; se ha prolongado en el tiempo, nos sentimos amenazados y estamos asustados, y las medidas de cuidado han alterado nuestras vidas. Todo esto acarrea demandas psicológicas y emocionales; la bruma es más espesa y, a pesar de que intentemos trabajar, estudiar, o funcionar, como si no pasara nada, es muy difícil en un contexto con una tremenda incertidumbre y en el cual sentimos que nuestra vida y de otros cercanos está en riesgo. No solo nos cuesta procesar información, nuestra vida parece estar en riesgo.
Lo primero que necesitamos hacer es reconocer es que estamos abrumados y sobre-demandados; les aseguramos que no podemos funcionar bien, por eso si sienten ansiedad, miedo, pena, rabia y otras emociones desagradables, no está solo; lo que siente es absolutamente normal. Pero a diferencia de la situación de evaluación, estamos en esta situación desde hace meses, y sabemos también que si se prolonga y no ayudamos a las personas a despejar o al menos reducir esta bruma, nuestra salud mental se verá en jaque.
Una buena comunicación en crisis nos puede ayudar para disipar la bruma y proteger nuestra salud mental. Primero, es fundamental comunicar que la situación que estamos viviendo es demandante, que se nos pide son realizar conductas nuevas que son difíciles de adoptar y tenemos que facilitarlas. Si hay algo que sabemos a partir de estudios en Psicología de la Salud, es que para adoptar nuevas conductas necesitamos reducir e idealmente eliminar barreras y ayudar a las personas a adoptarlas. Recuerden, no estamos funcionando normalmente y necesitamos más ayuda para hacerlo. Segundo, es fundamental evitar confundir a las personas, recuerden nos cuesta procesar la información; y para eso es importante presentar estadísticas de manera consistente y clara. La información que se entrega respecto del número de personas que están contagiadas, aquellas que están graves, y aquellos que lamentablemente fallecen, nos entrega información sobre la gravedad de la situación; pero si la metodología que se usa para presentar estas estadísticas cambia y además genera polémicas, solo confunde y hace más densa la bruma. ¿Es o no tan grave lo que está pasando?
Tercero, bastante se ha dicho respecto de la importancia que las autoridades, personas en los medios, modelen las conductas que tenemos que adoptar. Cuando vemos que también adoptan estas conductas, nos ayuda a sentir que estamos todos y, que a pesar de que a veces no sea fácil hacerlo estamos todos en esto (y les aseguramos que para algunos es más difícil que para otros). Sabemos que este virus no discrimina (solo reconoce vías aéreas), pero si las autoridades o personas en los medios no se comportan de la manera que se nos pide, podemos pensar que la situación no es tan grave y, por ejemplo, creer que, los 14 días de cuarentena pueden ser una exageración y que a veces no es tan terrible mantener la distancia física y usar mascarilla. Lo mismo respecto del teletrabajo, los que podemos hacerlo somos privilegiados, si usted lo puede hacer, hágalo, ayuda a que llegue el mensaje. Si no el mensaje es confuso y deja espacios para la discrecionalidad, y ahí todos podemos decidir cómo comportarnos y adoptar estas medidas, y les aseguramos que existen muchas versiones posibles de cuarentenas.
También confunden los largos reportajes en los medios de comunicación sobre personas que no han respetado la cuarentena. Les aseguramos que la mayoría hace lo que puede para respetarla; los estudios muestran que es un porcentaje menor no lo hace. Y cuando los medios comunican una fiesta de 50 personas como si hubieran asistido 200.000 personas, nos confunden y enojan (solo basta leer las redes sociales), el mensaje que nos llega es que mientras yo estoy haciendo todo lo posible, parece que la mayoría no cumple, dan ganas de no seguir en cuarentena. También genera rabia y molestia en los que están haciendo esfuerzos para mantenerla y promueve funas, castigos, sanciones sociales, y otras conductas que no ayudan en esta pandemia. Y sumado a esto, si llegas a contagiarte es porque no te comportaste como debías, y el castigo está a la vuelta de la esquina.
Hagamos todos el esfuerzo, dentro de las posibilidades de cada uno. Por esta pandemia han fallecido personas que tenían una vida por delante, se han enfermado otras tantas y no saben cómo, otras han perdido sus trabajos y no tienen qué comer, para otras significa estar expuestas a violencia, y a otras tantas consecuencias, que no vamos a ser capaces de dimensionar antes del final de la pandemia. Ayudémonos todos, hagamos lo que más podamos, pero por favor, tengamos un mensaje claro, evitemos confusiones y facilitemos las conductas de cuidado. Entreguemos mensajes claros y consistentes que nos ayude a entender que es lo que pasa; recuerden, nos acompaña esta bruma y nos cuesta tener claridad para ver lo que está pasando. Y para que sea más fácil, parece ser mejor asumir que estamos todos en modo COVID, porque lo que hagamos o dejemos de hacer va a influir en cómo se expande la pandemia. Y de esto depende si se alarga o no más de los necesario.
 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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