Chile, ¿país inclusivo? – El Mostrador



Los últimos años hemos escuchando constantemente que Chile avanza aceleradamente hacia la inclusión, que ha dado grandes pasos en esta materia y que nuestra sociedad es cada día más empática con las personas en situación de discapacidad. Sin embargo, y a raíz de la pandemia que estamos viviendo, no puedo evitar preguntarme: ¿realmente estamos avanzando? O ¿todo esto sigue siendo un discurso de buenas intensiones?
Durante las últimas semanas se han dado a conocer dos casos, a mi parecer, muy preocupantes. Estoy hablando de Yerka Morales (40 años), quien ingresó por Covid-19 al Hospital Padre Hurtado. Que sólo gracias a la presión ejercida en redes sociales y a través de diversos medios de comunicación, le otorgaron una cama en la UCI. Esto luego de varias negativas, ya que como le explicaron a la madre, “ella no era prioridad por tener síndrome de Down”.  El segundo caso, Oscar Walter (38 años) no corrió la misma suerte. Luego de esperar -tampoco era prioridad por tener síndrome de Down- por más de 6 días un ventilador, finalmente fue ingresado e intubado en el Hospital Félix Bulnes. Demasiado tarde: falleció.
Probablemente en ambos casos se tomaron malas decisiones, ya que por ejemplo, el síndrome de Down sigue siendo considerado una enfermedad en nuestro país, cuando lo cierto es que es una condición genética producida generalmente por la presencia de un tercer cromosoma en el par 21. Por otro lado, aún se piensa que la esperanza de vida de estas personas es bastante baja, cuando la realidad es que gira en torno a los 60 años. Es por esto que dejar de priorizar a un paciente con síndrome de Down basado en alguna de estas erradas creencias, es discriminación.
Creo que como sociedad aún estamos en pañales en términos de inclusión, aún nos queda un largo camino por recorrer, pero también estoy convencida de que las nuevas generaciones lograrán el verdadero cambio que estamos esperando. Sin embargo, podemos y debemos empezar a actuar desde hoy y desde el ámbito adecuado: escuchando primero a las personas en situación de discapacidad -tienen mucho que decir y aportar- y/o a sus cuidadores. Es fundamental saber realmente cómo funcionan las cosas y no quedarnos en teorías y supuestos, esta es la única forma en que podremos generar el verdadero cambio.
Yo nunca me imaginé que mi primera hija nacería con síndrome de Down y entiendo que cuando uno no ha vivido o conocido la discapacidad de cerca, se tiende a verla desde lejos, a no poner suficiente interés en este hecho. Es entendible, pero lo cierto es que vamos teniendo más y más acceso a la información con lo cual debemos poner más atención en lo que ocurre en nuestra sociedad.
A diferencia de lo que muchos creen, las personas con síndrome de Down son capaces de lograr su autonomía; pueden tener una educación regular, estudiar una carrera, tener un trabajo como cualquier persona, vivir solos y llevar una vida en pareja si así lo quieren, entre otras cosas.
Hago un llamado a abrir los ojos, a ser conscientes de las distintas realidades que existen en nuestro país, a entender que todos  tenemos los MISMOS DERECHOS. Respeto y valoración de cada persona. Aceptación y oportunidades para todos, eso quiero para nuestro Chile que no quiere ser un país en vías de desarrollo, si no una nación desarrollada.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



Source link

Related Posts

Add Comment