Bienal FEMSA propone nuevas rutas para fomentar la creación artística


En el centro de la sala, hay una placa cuadrada de concreto. Mide 2.4 metros por cada lado y tiene 20 centímetros de grosor. Es una instalación artística llamada “Memoria fosilizada”, ganadora del Premio de Adquisición de la IV Bienal FEMSA hace 21 años. En esa pieza se fundieron con el cemento 2,423 objetos que portaban 246 víctimas de suicidios y asesinatos.
Exponer la violencia social contemporánea a través de elementos cotidianos de los servicios médicos forenses fue la conceptualización que caracterizó a grupo SEMEFO, un colectivo formado, en aquel 1999, por Teresa Margolles, Carlos López Orozco y Arturo Ángulo Gallardo, quienes presentaron la que fue considerada como la mejor instalación del certamen organizado por la empresa. 
La obra, que aborda una problemática aún vigente, forma parte de la Colección FEMSA. Junto a ella, en dicha edición ganó también otra escultura, radicalmente distinta.
Se trató de una propuesta de la artista Miriam Medrez, quien usó piezas de madera —una especie de platos y remos— sobre las que colocó figuras de mujeres que podrían estar escalando, abrazando o navegando. Las pinceladas, en tonos celestes, rosados y agua marinos, provocan una escena casi onírica. La obra se llama “Trayectos”. 
En la memoria publicada por los 20 años de la Bienal FEMSA (1992-2012), Medrez se refirió a este concurso de artes visuales como “una institución de gran relevancia” para el país. 
Con motivo de esa décima edición, también se realizó una retrospectiva de las obras ganadoras en las ediciones anteriores del certamen, a la par de la exposición de las obras seleccionadas, en sus sedes en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO) y en el Antiguo Colegio de San Idelfonso, en la Ciudad de México. Rafael Tovar y de Teresa, entonces presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), calificó este esfuerzo de FEMSA “como un foco de difusión de talento y captación de nuevos artistas” que se suman al acervo de la empresa.

INICIO DE RUTA
La Bienal FEMSA nació en 1992. Se gestó en el seno del Museo de Monterrey, dirigido entonces por el promotor cultural Jorge García Murillo. En voz de los artistas que han pasado por esta plataforma, se trata de una iniciativa con alto nivel de convocatoria y prestigio. 
En 1991, Rosa María Rodríguez Garza estaba a cargo del cuidado de lo que ahora es la Colección FEMSA, y se involucró en la organización del certamen y en el lanzamiento de la primera convocatoria de la Bienal, un concurso inédito a nivel nacional con el que se celebraría el décimo quinto aniversario del museo. 
 “Al principio, solo se aceptaban pintura y escultura, y no mucho tiempo después se creó la categoría de instalación entre los premios. Posteriormente, se invitó, además del jurado, a un curador latinoamericano para que hiciera la curaduría de una exposición que se presentaría a la par de las obras seleccionadas en el certamen”, recuerda Rodríguez Garza. “A lo largo de sus 28 años de existencia, la Bienal se ha adaptado a los cambios en la escena artística del país”, agrega quien ahora es Gerente del Programa Cultural FEMSA.
En la primera edición de la Bienal, las obras ganadoras fueron una pintura de Laura Quintanilla, quien entonces tenía 32 años, y una escultura de Rosa María Robles, quien rondaba los 29. Eran artistas que iniciaban su carrera, tal como enfatizaba la convocatoria al certamen: “… porque los jóvenes también necesitan exponer”. 
Al cierre del Museo de Monterrey en el año 2000, la Bienal FEMSA se enriqueció al unir esfuerzos con el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE) para que el Centro de las Artes de Monterrey fuera sede de las exposiciones posteriores del certamen.  
El historiador del arte y curador Luis Martín Lozano, escribió, en 2012, sobre la Bienal: “La decisión de otorgar un mecenazgo corporativo al ámbito de las artes plásticas en México obedeció, sin duda, a una estrategia empresarial más amplia; una que, creo yo, con sentido humanista valora el talento creativo de los mexicanos no sólo en el mundo de las tecnologías y empresarial, sino también en las ideas y el talento de sus artistas”.
La capacidad de articularse con los cambios artísticos y los discursos conceptuales sobre el mercado y el coleccionismo, permitió que este certamen fuera un foro distinto y alternativo a la validación tradicional e institucional del arte. “Eso ha permitido a la Bienal proyectarse exitosamente durante dos décadas”, concluyó Lozano, en el artículo “Bienal Monterrey FEMSA: Veinte años consolidando propuestas estéticas en el arte contemporáneo de México”.
Tras cumplir 12 ediciones consecutivas en su sede materna, Monterrey, conservando su enfoque en las cambiantes necesidades de la producción artística nacional, se anunció un cambio de formato para esta iniciativa cultural. Pasó de ser un certamen a una bienal curatorial que cambia su sede en cada edición y aborda temas de investigación distintos cada vez.
El nuevo formato busca fomentar redes de diálogo y colaboración dentro la comunidad cultural local (creadores, artesanos, curadores, gestores, académicos, estudiantes e, incluso, las instituciones), a través de una programación alrededor del arte moderno y contemporáneo. Además, implica la participación de obras comisionadas, la organización de un programa pedagógico y talleres con artistas invitados; un programa público de conferencias, y un programa editorial. Las conversaciones críticas y propositivas que se generan a partir de la Bienal FEMSA permiten reflexionar, en conjunto con la comunidad local, la función de los museos, colecciones y espacios públicos y patrimoniales de las ciudades.
Esta bienal curatorial fomenta y apoya la producción artística y destina recursos a infraestructura, investigaciones, publicaciones, programas educativos y exposiciones que alcanzan a un mayor número de personas. 
La XIII Bienal FEMSA se realizó en Zacatecas y la actual se lleva a cabo en Morelia y Pátzcuaro, Michoacán. 
Rodríguez Garza explica que, para seleccionar las nuevas sedes, el Comité Organizador considera los museos de la ciudad, la oferta académica compatible con el desarrollo artístico y la presencia de FEMSA en el estado para facilitar los procesos de operación.
“Trabajamos con el apoyo tanto de FEMSA como de sus Unidades de Negocio que se encuentran en los países en donde estamos. Es difícil llegar a un lugar en el que no podamos contar con apoyo económico. La Bienal es realizada por una asociación civil que tiene la capacidad de funcionar únicamente a partir de las aportaciones de FEMSA y sus Unidades de Negocio”, añade la Gerente del Programa Cultural de esa empresa.

TRAZANDO NUEVAS RUTAS
Los proyectores Zeiss son artefactos que se diseñaron en Alemania para estudiar el cosmos, en los años 20. Aún hay en funcionamiento una de estas máquinas del tiempo y del espacio en el planetario michoacano Felipe Rivera. En la actual edición de la Bienal, se echará mano de este instrumento que genera una bóveda celeste. Utilizarán sus 8 mil estrellas en una instalación artística. 
La astronomía y otras referencias astrológicas han inspirado a esta fiesta cultural que este año tiene como sede Morelia y Pátzcuaro. Daniel Garza Usabiaga, Director Artístico de la XIV Bienal FEMSA, es Géminis. El signo zodiacal es un dato curioso que los artistas y los curadores comparten, en esta ocasión, para remitir al azar y para presentarse de manera menos solemne.
“Varios de los proyectos artísticos tienen que ver con los cuerpos celestes y el espacio”, explica quien además es curador e investigador del arte. Dice que pensar en las dinámicas azarosas que hicieron confluir a los artistas, en los años 30, en Michoacán, también motivó el título de la actual edición: “Inestimable azar”. 
Las actividades de la Bienal iniciaron en febrero y culminarán en febrero de 2021. Los organizadores incluyeron a cinco curadores michoacanos que estarán a cargo de cinco exposiciones de obras de 25 artistas invitados.
Garza Usabiaga explica que este nuevo formato es novedoso para México, pero no para el resto del mundo. “A través de su Programa Cultural, la Fundación FEMSA, buscando generar un impacto social más amplio, propuso cambiar el formato de la Bienal para que no sean solamente un par de ganadores (en un certamen), sino un universo de personas beneficiadas”, comenta.  
 “Ahora, la idea es que la Bienal suceda en una ciudad distinta del país, como un ejercicio de descentralización. También nos interesa cambiar ciertas percepciones, sobre todo las que involucran el trabajo con artesanos y arte popular. Tratar de acercarlo al nivel del arte para que no sea vea como otro campo. Tratar de darle a estas expresiones el mismo valor de manifestación artística”, agrega. 
FOTO: Especial
 
Erandi Ávalos forma parte del equipo de curaduría que participa en la actual edición de este encuentro artístico. La también historiadora del arte califica como acertada la estrategia para incluir curadores locales. “Se crean vínculos reales y enriquecen a la Bienal. Es imposible que los agentes culturales externos tengan una visión fina de lo que aquí ha ocurrido en los últimos 50 años en el arte. Así que se aliaron con quienes sí tenemos esa perspectiva”, explica la curadora michoacana. 
Después de la Segunda Guerra Mundial, varios agentes culturales viajaron a México. Tan solo en la región lacustre de Michoacán se instalaron artistas de casi 20 países. Ávalos explica que el intercambio de esos creadores extranjeros con artistas locales y pueblos originarios es una particularidad representativa del arte michoacano.
“Después de estar sumidos en una crisis tremenda, la Bienal llega en un momento muy adecuado. Estamos listos para aprovechar de la mejor manera un evento de esta magnitud”, asegura la curadora de signo Escorpión.
 
UN CAMINO COMÚN 
Durante la época de contingencia sanitaria por COVID-19, los organizadores de la Bienal FEMSA han logrado migrar a plataformas virtuales las conferencias que tenían programadas. El proceso de creación de los artistas invitados está previsto que comience hacia septiembre de 2020, cuando ya se habrá superado la fase más crítica de la pandemia. 
Los artistas extranjeros invitados aún trabajan desde sus países de residencia — Costa Rica, España, Estados Unidos, Guatemala, Holanda, Honduras, Nicaragua y República Dominicana—. Los artistas nacionales invitados son de Baja California, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco y Oaxaca, además del estado sede. Al día de hoy, ninguno ha comentado abiertamente si en sus creaciones harán referencias de manera explícita al coronavirus. 
Foto: Especial
Sin embargo, la Bienal FEMSA se ha convertido en ese mosaico de generaciones, expresiones y tendencias que sorprenden al espectador con sus exposiciones. 
Es el espacio que incluyó al artista conceptual Mario García Torres con una exhibición sonora con música de banda dentro de la sala de máscaras más grande del mundo, en Zacatecas. Es también el escaparate que aceptó una instalación de Mauricio Gattás recreando una cocina de “Mil novecientos cincuenta y cuatro”, con la mesa puesta, un plato de sopa servido y una botella de Coca-Cola a medio terminar. 
Es la plataforma que, a la fecha, ha logrado convocar a casi 10 mil artistas mexicanos y extranjeros residentes en el país, con más de 20 mil obras. Además de impulsar la producción artística, existe la posibilidad de que algunas obras creadas en el marco de la Bienal se integren a la Colección FEMSA, uno de los acervos de arte moderno y contemporáneo latinoamericano más prestigiados a nivel internacional. Es, sobre todo, a decir de quienes la conocen bien, una ruta distinta para fomentar la creación. 
 
Entrevistas: Delia Angélica Ortiz
 



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