Kevin Bacon cumple años y repasamos su carrera con cinco películas



Su carrera es uno de esos raros casos que conjugan carisma y una enorme popularidad en Hollywood con una buena cuota de talento dramático, ningún escándalo a la vista y una relación amigable con los medios y todos sus colegas. Además del nada despreciable logro personal de un matrimonio estable desde 1988, del que nacieron dos hijos. Hoy celebramos los 62 años de este versátil artista que divide su tiempo entre el cine, la televisión, su vida privada y su carrera paralela como músico junto a su hermano.A pesar de su larga trayectoria, de haber trabajado bajo las órdenes de aclamados directores y de ganar un Globo de Oro y dos premios del Sindicato de Actores, Kevin Bacon nunca obtuvo siquiera una nominación a los premios de la Academia, que parece haberlo encasillado en la categoría de actor “comercial” para siempre. Pero la falta de reconocimiento de los Oscar no es un problema para el actor, que tiene una carrera repleta de éxitos en taquilla, triunfó también en la televisión y actualmente se encuentra promocionando su último trabajo en la película You Should Have Left (2020). Además su popularidad entre el público es tan grande que tiene sus propias referencias en el Universo Cinematográfico de Marvel y hasta una divertida dinámica con su nombre: el número Bacon. 

La Universidad de Virginia diseñó la página “El Oráculo de Bacon” con las conexiones entre actores de todo el mundo.

El juego es una variante de la teoría de los seis grados de separación, que dice que todos estamos conectados por una cadena de menos de seis conocidos con cualquier otra persona del mundo, pero en versión hollywoodense. Mencionada incluso en algunas series de ficción, la popularidad del juego se disparó con la aparición de internet y puso a todo el mundo a calcular la escala Bacon, nombrando a cualquier actor o actriz y conectado su trabajo con el de otros hasta llegar a alguien que hubiera trabajado con él. Esto solo demostró la prolificidad del actor y le dio la oportunidad de crear su propia fundación con fines benéficos en 2007.Pero su carrera empezó casi tres décadas antes con su aparición en la comedia adolescente de Desmadre a la Americana (National Lampoon’s Animal House, 1978) de John Landis y posterior actuación en Viernes 13 (Friday The 13th) como una de las célebres víctimas de la familia Voorhees, casi un rito de iniciación en el slasher para las jóvenes estrellas de aquella época. Aunque al día de hoy todavía sigue firmando autógrafos sobre la foto de su cadáver -un hecho que lo horroriza y lo divierte por igual- la fama le llegaría definitivamente algunos años después al ritmo de Kenny Loggins.

Footlose (1984)
El nombre de Ren McCormack se convirtió en sinónimo de rebeldía adolescente en la década del ochenta, cuando Kevin Bacon protagonizó el famoso romance musical (levemente inspirado en hechos reales) que lo volvería internacionalmente famoso. Su personaje llega desde la cosmopolita Chicago a un pequeño pueblo genérico de los Estados Unidos en los años cincuenta y revoluciona a todos sus compañeros con su pasión por la música y el baile. Y en el camino conquista a la hija del reverendo local (John Lithgow), quien se opone estrictamente a las fiestas en su comunidad a causa de un accidente que se cobró la vida de cinco jóvenes. Bacon estaba más cerca de cumplir los treinta que de la edad del estudiante de secundaria que interpreta, pero eso no le impidió bailarse todo y convertirse en un ícono de la época. Así como tampoco le impidió recrear esas escenas treinta años después para el aniversario de la película, demostrando que conserva un envidiable estado físico para su edad.

Temblores (Tremors, 1990)
A principios de los noventa actuó en otras dos películas vinculadas al género terrorífico, aunque muy distintas entre sí. Por un lado, se unió a la créme de la créme hollywoodense con Julia Roberts y Kiefer Sutherland, para interpretar a un grupo de estudiantes de medicina que jugaban con el límite entre la vida y la muerte en Línea Mortal (Flatliners) de Joel Schumacher. Y por otro, protagonizó la comedia de terror Temblores, que se convertiría en un clásico de culto. Esta aventura pesadillesca en el desierto, donde unos enormes bichos subterráneos eliminan uno a uno a los personajes principales, tuvo un desempeño mediocre en la taquilla al momento de su estreno, pero se convirtió en un éxito tan grande en formato hogareño, que triplicó su recaudación con la venta y alquiler en VHS. Y hace un par de años tuvo su propia reboot televisiva, con Kevin Bacon retomando sus papel de Valentine McKee, un rol que había rechazado cuando se realizó la secuela en 1996 para irse a interpretar a un astronauta en otra película de más alto perfil y prestigio.

Apollo 13 (1995)
Ron Howard lo convocó para ser parte de la tripulación de la fallida misión a la luna, junto a Bill Paxton (Q.E.P.D.) y al oscarizado Tom Hanks. La carrera de Kevin Bacon estaba en su mejor momento y era una de las estrellas más buscadas del Hollywood de los noventa: había trabajado bajo las órdenes de Oliver Stone en JFK (1991) al lado de un elencazo encabezado por Kevin Costner, de Rob Reiner en la celebrada Cuestión de Honor (1992) junto a Jack Nicholson, Demi Moore y Tom Cruise, y de Curtis Hanson al mando de Río Salvaje (The River Wild, 1994) con Meryl Streep y John C. Reilly. Esta fue la década en la que más compañeros de trabajo sumó para el juego del número Bacon y -aunque al principio pensó que se estaban burlando de él- aprendió a aceptarlo y entendió que la gente lo quería tanto como a sus estelares colegas. Probablemente las nueve nominaciones de Apolo 13 a los Oscar (incluyendo la de mejor actor de reparto para Ed Harris) le hayan dado esta sensación de rechazo, pero al final la película solo se llevó dos en las categorías técnicas.

Río Místico (Mystic River, 2003)
En la década siguiente, su carrera tomó un giro mucho más dramático y se consagró como actor “serio” al interpretar a un detective de homicidios que investiga a uno de sus mejores amigos de la infancia, en la película que relanzó la carrera de Clint Eastwood como director, justo antes de Million Dollar Baby (2004). Este drama de misterio que Bacon protagonizó junto a Sean Penn y Tim Robbins, le valió a sus dos compañeros el premio de la Academia, además de otras cuatro nominaciones para la película, pero ninguna para Kevin. Sin embargo, demostró su gran rango actoral y lo puso en el camino a protagonizar películas con otro registro como El Leñador (The Woodsman, 2004) e incluso a incursionar en la dirección cinematográfica con Loverboy (2005), protagonizado por su esposa Kyra Zedgwick. Para esa época, Kevin ya era un ícono de la cultura popular, pero Hollywood es cruel y lo fue relegando a papeles secundarios hasta que desapareció casi por completo del panorama.

X-Men: Primera Generación (First Class, 2011)
Con la primera película de la nueva saga de los mutantes comiqueros, Kevin Bacon volvió a aparecer en la escena de las grandes producciones y de paso se metió de lleno en el nuevo paradigma hollywoodense del cine de superhéroes. Su papel como el villano Sebastian Shaw le valió el reconocimiento de los fans y midió sus habilidades con nuevos talentos como James McAvoy y Michael Fassbender. Esto le dio la posibilidad de volver a jugar en las ligas mayores y elegir con cuidado sus roles. No solo retomó la costumbre de participar en elencos multiestelares, apareciendo en películas como Loco y Estúpido Amor (Crazy, Stupid Love, 2011), sino que también se dio el lujo de protagonizar otras de perfil más bajo, como la indie Cop Car (2015) donde hizo un papel digno de sus capacidades. Eventualmente se pasó a la televisión con el aclamado drama criminal The Following (2013-2015), protagonizando luego la comedia I Love Dick (2016-2017) y más recientemente la primera temporada de City on a Hill (2019).
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