Estudio revela que 79,32% de mujeres ha sido víctima de violencia obstétrica y un 67% de violencia ginecológica



Los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres de nuestro país van mucho más allá del sólo trato humanitario durante el parto, comienzan desde el nacimiento y se hacen más cercanos cuando comenzamos a tener nuestras primeras revisiones ginecológicas de rutina.En este sentido, un grupo de activistas feministas de Valparaíso, agrupadas en la Colectiva contra la Violencia Ginecológica y Obstétrica, comenzaron a recibir denuncias y consultas referidas a experiencias de violencia que otras mujeres habían experimentado en el contexto de sus consultas ginecológicas o su atención obstétrica. Dichas historias las convencieron de la necesidad de visibilizar y denunciar esta forma específica de violencia “contra las personas nacidas como mujeres, y que es parte del continuo de violencia a las que estamos expuestas a lo largo de toda nuestra vida”, expresaron.
Algunos de los resultados más alarmantes se dan en torno al proceso antes, durante y después del parto, en donde un 79,32% de mujeres reveló haber sido efectivamente víctima de violencia obstétrica. En esta línea, el 44.73% de las encuestadas afirmó que durante las semanas previas o durante el parto no se le pidió firmar consentimiento informado. Entre quienes si firmaron, un 36.94% consideran que este no era claro y un 46.84% dice que tuvo que hacerlo durante el trabajo de parto.
En este sentido, el 48.2% se sintió infantilizada o anulada por el equipo médico como si fuera incapaz de tomar decisiones sobre lo que le ocurría (antes, durante y/o después del parto). Y un 42.8% fue criticada por expresar sus emociones (llorar, gritar de dolor, etc.) durante el trabajo de parto (un 9.6% adicional cree que esto le ocurrió, pero no está completamente segura de ello). En la misma línea, el 41.7% reportó que no pudo manifestar sus miedos o inquietudes pues no le respondían o lo hacían de mala manera (un 12.9% adicional cree que esto le ocurrió, pero no está completamente segura de ello).
Fuente: Primera Encuesta Nacional sobre violencia ginecológica y Obstétrica. Autor: Colectiva Contra la Violencia Ginecológica Obstétrica
Es por ello que el objetivo del estudio es describir dichas experiencias de abuso y violencia, además de indagar respecto de “cuán satisfechas estamos con los servicios de ginecología que hemos recibido a lo largo de muestras vidas”. Además de “contribuir a visibilizar una serie de prácticas que niegan la autonomía, y que pueden terminar por alejarnos de una atención de salud oportuna y de calidad, pero asimismo nos permite comenzar a pensar en los servicios de ginecología que deseamos y merecemos”, connotaron desde la colectiva.
Fuente: Primera Encuesta Nacional sobre violencia ginecológica y Obstétrica. Autor: Colectiva Contra la Violencia Ginecológica Obstétrica
El estudio fue realizado entre el 18 de diciembre de 2019 y el 10 de mayo de 2020 y tuvo la participación de 4,552 personas que cumplían con los requisitos de inclusión en todas las regiones de Chile. Sus edades fluctuaron entre 18 y 82 años y el 55.5% tiene hijos/as.
Principales descubrimientos
Respecto a violencia obstétrica, un 28.6% se le prohibió estar acompañada por alguien de su confianza durante el proceso de parto, y a un 14.7% de mujeres se les hizo sentir que “no habían estado a la altura de lo que se esperaba de ellas”.
Un 46.6% informa que la experiencia de parto la hizo sentir vulnerable, culpable o insegura en algún sentido y 41.2% que durante el parto o con posterioridad a éste se sintió expuesta a la mirada de otras personas desconocidas para ella y que no eran parte del equipo médico.
En el ámbito de la violencia ginecológica, la cual hace referencia a las consultas de rutina con matronas/os y ginecólogas/os sin necesariamente tener relación con un embarazo, un 21.4% de la muestra afirmó que el personal de salud juzgaba sus prácticas sexuales o se refería a ellas en tono moralizante.
Según connota el estudio, las consecuencias de vivir este tipo de experiencias traumáticas provocan que muchas de estas mujeres no volvieran a atenderse en servicios de ginecología y un alto porcentaje sólo volvió a hacerlo con motivo de un embarazo. De allí surge el legítimo cuestionamiento por parte de las autoras del estudio, de si en realidad estos porcentajes podrían subestimar la frecuencia de ciertas prácticas. “Pensamos que esto puede ser así, por una parte, porque estamos acostumbradas a un trato deshumanizado en las atenciones de salud, por otra, porque puede haber pasado bastante tiempo del suceso”.
Fuente: Primera Encuesta Nacional sobre violencia ginecológica y Obstétrica. Autor: Colectiva Contra la Violencia Ginecológica Obstétrica
El 37.3% se sintió infantilizada por el personal al realizar consultas sobre su salud ginecológica (dudas sobre sexualidad, anticoncepción, etc.) Y 36.8% afirma que le realizaron procedimientos que le causaron dolor debido a la falta de cuidado o brusquedad del personal de salud, mientras que un 20% afirma que el personal de salud le realizó procedimientos que le causaron intencionalmente este dolor.
Más grave aún existe un 17.1% que afirma que le realizaron tactos o “tocaciones” inapropiadas dado el motivo de su consulta que le sintieron sentir vulnerada su intimidad.
Fuente: Primera Encuesta Nacional sobre violencia ginecológica y Obstétrica. Autor: Colectiva Contra la Violencia Ginecológica Obstétrica
Respecto a la calidad de la atención, el 20.8% afirma que se le medicó sin tener claridad de qué modo dichos medicamentos pueden tener utilidad en su salud ginecológica y finalmente, el 41,11% revela que la experiencia de haber sufrido violencia obstétrica cambió la percepción sobre sus cuerpos, más precisamente, el 41,89% sintió que este episodio afectó negativamente su autoestima e imagen corporal.



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