Argentina 8-Bits, el videojuego que recrea Plaza de Mayo en versión retro



Imaginate caminar por Plaza de Mayo y encontrarte con personajes fallecidos como San Martín, Mercedes Sosa, Julio Cortázar o Ricardo Fort por la módica suma de cinco monedas. Sí, casi descabellado como caminar por Plaza de Mayo hoy, en plena pandemia.Te bajás de la línea A del subte porteño, subís las escaleras y te encontrás con una Argentina en 8 bits y otros personajes de la cultura pop como el Atendedor de Boludos y Migue Granados.Ahora, ¿quién es el demiurgo de esta versión retrogamer de Argentina? Mariano Larronde y un séquito de nombres y apellidos que aportaron de lo suyo para que hoy, nostálgicos y jóvenes, disfruten de esta peculiar cosmovisión del país.

Desbloqueando a Louta en la estación de subte.

Larronde, nacido en San Isidro hace 36 años, rebotó en cinco carreras universitarias distintas: Psicología, Cine, Diseño de Imagen y Sonido, Ingeniería en Sistemas y Música. No, no terminó ninguna, pero él asegura que todas le sirvieron para “lo que hace”.Entonces… ¿qué hace? ¿Compone? ¿Hace películas? Va por el lado cultural: hace videojuegos. De hecho, en 2018 lanzó Mushroom Guardian, un juego para dispositivos móviles que triunfó en Europa y Estados Unidos y, durante tres meses, estuvo en el top 10 de juegos pagos más descargados de App Store.Ahora, de realizar un platformer donde personificás a un gnomo y luchás por recuperar unos hongos mágicos a llevar adelante un videojuego donde tomás el rol de un transeúnte porteño y desbloqueás íconos de la cultura argentina hay una buena diferencia.“Yo soy una persona que ama la cultura argentina: desde la música a todo tipo de arte. Me hace mucha gracia y me parece que tenemos una cultura espectacular”, argumenta él. Movido por no encontrar química con su público (que hablaba otro idioma) y por reivindicar la cultura celeste y blanca, tan golpeada por los argentinos mismos, nació Argentina 8-Bits.

La trivia, el modo de ganar monedas para desbloquear personajes.

Por su parte, Larronde comenta que el juego no tiene una inspiración clara, sino que empezó como una especie de Frankenstein sin sentido que fue acomodándose poco a poco. “Tenés la Plaza de Mayo, que es solamente caminar y destrabar personajes. Después tenés la realidad aumentada, que en ninguna parte del mundo lo hicieron, todavía”.Sí, los personajes que desbloqueás los podés acomodar en tu escritorio, repisa o mesada y hacerlos posar para un video o foto y subirlo a Instagram. Pero esa no fue la idea principal: primero vino sólo Plaza de Mayo y después la trivia. “Lo que tiene la aplicación es que mezcla el 8-bit, que es algo muy antiguo, y la última tecnología de aplicaciones”, confiesa Larronde como una de las particularidades de su creación.Hay una pequeña particularidad, que quizás castiga al juego: se llama “Argentina 8-Bits”… pero sólo muestra la Ciudad de Buenos Aires. A esto, Larronde le da la vuelta y lo pone a su favor: “Plaza de Mayo es sinónimo de democracia. Tratamos de focalizar la idea de la plaza como la democracia y la diversidad porque, si caminás, ves muchas ideologías. Cuando desbloqueás un personaje puede aparecer alguien que no querés… y eso es parte de la democracia, de la otredad”.

Con respecto a los personajes, dos dificultades fueron las que se le presentaron al equipo de creación: buscar la heterogeneidad ideológica y agregar la misma cantidad de personajes mujeres que varones. Por lo primero, Larronde dice: “Obviamente, todos estamos politizados, tratamos de poner personajes que, incluso, a mí no me gustan, pero quería tratar de que la Plaza de Mayo sea posta y no una unidad básica”.Sobre lo segundo, comenta: “Mientras iba haciendo la lista me di cuenta de que faltaron mujeres, pero la realidad es que tenemos una historia que le dio muy poco margen a las mujeres”. Pero que no cunda el pánico: habrá actualizaciones añadiendo a más mujeres, para que la media sea pareja.También sobre los personajes, ocurre que hay una buena cantidad de ellos, como El Demente, Cazzu y Ca7riel, que son ídolos de las nuevas generaciones, de jóvenes que no vivieron los videojuegos en 8-bits. “El 8-bit es muy bien visto, como ejemplo cercano está Minecraft que, si bien no es 2D, se ve pixelado y los chiquitos lo aman. Creo que incorporaron ese amor al 8-bit que tenemos nosotros. Yo me acuerdo que, de chiquito, sentía nostalgia escuchando un tango y no había vivido nada”.“A veces pasa esa proyección”, termina Larronde. Pero vuelve, rápido, rápido, orgulloso de haber curtido una época de videojuegos que, con el pasar de los años, se reivindica cada vez más. No deja pasar ni un segundo y escupe: “O simplemente es lindo visualmente”.



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