Briones al filo de la cornisa: ministro de Hacienda saca ronchas en lado y lado



Poco y nada queda de la promesa de un diálogo fraterno con que llegó al Gobierno el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, un estilo que se ha ido desvaneciendo en medio de las complejidades de la crisis económica que generó la pandemia de COVID-19. El economista –al que se le destacaba por ser distante de la tradicional formación de los Chicago boys y supuestamente alejado de la ortodoxia neoliberal de su antecesor, Felipe Larraín– hoy no solo está en el epicentro de las críticas políticas tanto desde la oposición como del oficialismo, sino que su “dogmatismo” además es considerado como parte del problema para lograr niveles de entendimiento entre el Ejecutivo y el Congreso.
Y la tensa tramitación del espinudo proyecto del retiro del 10% de los fondos de las AFP –que hoy se vota en general y particular en la Sala del Senado– ha sido la prueba fehaciente del mal momento por el que atraviesa el jefe de la billetera fiscal, quien no solo no logró imponer sus argumentos en contra y alinear a las huestes del oficialismo en el Congreso para rechazar la moción parlamentaria, sino que además ha tenido varios roces y desencuentros con diputados y senadores al fragor de las negociaciones.
Es que las presiones ejercidas por el titular de la cartera de Hacienda contra los parlamentarios de la coalición oficialista, para frenar el proyecto del retiro de fondos, llevó a varios miembros de Chile Vamos a quejarse ante su partido y en La Moneda por el trato de Briones y, en privado –reconocieron– algunos han pedido un cambio de gabinete, idea que nuevamente sonó ayer en los pasillos de Palacio. Un parlamentario de derecha contó que durante la tramitación en general en la Cámara de Diputados, el jefe de las arcas fiscales tuvo una “tensa discusión” con la bancada de RN, mientras que otros en las bancadas oficialistas sacaron a colación que, tanto el ministro como algunos miembros de su equipo, intentaron de manera “excesiva e innecesaria” forzar a los diputados de derecha.
En la oposición afirmaron que uno de los problemas del ministro es que las medidas económicas que el Gobierno ha puesto sobre la mesa estos meses, en el contexto de la pandemia, están “muy alejadas” de la formación económica “más humanista” que Briones habría recalcado tener debido a sus estudios en Francia. No solo eso, aseguraron que durante las negociaciones para el Plan de Emergencia y el Ingreso Familiar de Emergencia 2.0, el titular de Hacienda mostró “su peor cara” y que debieron negociar con “tirabuzón” los US$12 mil millones del Fondo COVID, propuesto por un grupo transversal de economistas.

Nadie discute que el panorama económico del país está complicado, con el desempleo en alza y una caída del Imacec de 14,1% en abril, que puede llegar a un 17% en mayo, según los economistas, pero a pesar de los oscuros pronósticos, en el círculo de Briones insistieron en que en La Moneda tienen “mucha fe” en que el ministro de Hacienda pueda “reactivar rápidamente la economía” nacional. Lo que sí preocupa en Palacio es si tiene el tonelaje político para sobrevivir a la profundización de la crisis del oficialismo, si es que el retiro de fondos de las AFP es despachado por el Congreso.
Al interior del oficialismo indicaron que, si bien estos meses se ha ganado el corazón de la derecha más dura de la UDI, el principal dolor de cabeza del ministro Briones ha sido la denominada “derecha social” de Chile Vamos, con la cual se ha enfrentado estos meses, como fue en el caso del round que protagonizó con el presidente de RN, Mario Desbordes, y su idea de condonar o suspender el pago del Crédito con Aval del Estado (CAE) durante la pandemia. Pero estas semanas la resistencia contra él se ha extendido más allá de dicho sector y se cuestiona que el problema del titular de las arcas fiscales es que le falta “calle”, que perdió la delicadeza que mostró en un inicio y que ha mostrado “cero empatía con la gente que lo está pasando mal”.
Sobre esa falta de empatía con la realidad, en la derecha sacaron a colación la frase de Briones en el marco de la tramitación del retiro de fondos, cuando dijo que las personas “creen que accederán a un retiro mágico, la gran mayoría tiene poco y nada en sus cuentas”. No solo cayeron pésimo sus palabras en el oficialismo, sino que –según una parlamentaria de Chile Vamos– el ministro ahí mostró “una indolencia abrumadora”.
Un golpe que ha dolido fuerte en el Gobierno y el equipo de Teatinos 120, fueron las críticas que el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín (UDI), lanzó sobre el Plan Clase Media. Dijo que había sentido “desazón” al conocer las medidas, porque “un grupo grande de personas que conforman el corazón de la clase media quedan fuera” y, luego, apoyó el proyecto de retiro del 10% de los fondos de las AFP. Sus palabras fueron leídas como un “tiro de gracia” a la estrategia de ayuda económica “con tinte social” que prometía el perfil del ministro Briones y al plan político del ministro Gonzalo Blumel.
Cuando Briones llegó al Gobierno, a fines de octubre del pasado año, no pocos lo veían en la derecha con desconfianza, por ser un ministro “chascón”, de un partido pequeño (Evópoli) y que confesó respaldar el “Apruebo” a una nueva Constitución. Pero hoy esos mismos sectores más conservadores lo ven como un aliado en la defensa de la capitalización individual del sistema de pensiones. El senador Alejandro García (RN), miembro de la Comisión de Hacienda, destacó que el ministro se ha caracterizado por estar “presente con nosotros, y en la discusión de los proyectos de ley hay bastante cercanía. Todos destacan su flexibilidad, voluntad de construir acuerdos, a pesar de que por razones políticas se hacen bastante difíciles, él lo ha logrado. Respecto al proyecto del 10%, tiene convicción de que es un mal proyecto y mala idea, y yo lo comparto plenamente”.
En la oposición consideraron una paradoja que, visto en retrospectiva, tenían más diálogo con Felipe Larraín. “El ministro de Hacienda se creyó un poco el cuento, partió muy bien, dialogante, abierto a las conversaciones con la oposición, a recibir propuestas de distintos economistas, pero, a poco andar, se volvió un tanto soberbio y hoy día el diálogo es cada vez menos”, sostuvo el diputado Matías Walker (DC), presidente de la Comisión de Constitución, donde ya se discutió en primer trámite el proyecto de retiro de fondos.
Uno de los momentos más desacertados que ha tenido Briones estas semanas y que incluso en el oficialismo se consideró “la gota que rebalsó el vaso”, fue el de las declaraciones con las que advirtió que el proyecto del retiro de fondos era una forma de quebrantar el acuerdo del 15 de noviembre que estableció el proceso constituyente.
Un llamado que se ha reiterado, en medio de la discusión por el retiro del 10%, es la necesidad de que Briones y su par de la Segpres, Claudio Alvarado, se hagan parte de la tramitación del proyecto, por lo que varios parlamentarios han hecho el llamado a dejar de la “tozudez”. “Más que el ingreso de un veto o recurrir al Tribunal Constitucional, lo que el Gobierno debería hacer es participar del debate por el retiro del 10% y formular reparos o contribuciones al proyecto. Restarse y mirar al techo es dejar de gobernar. Vetar es consecuencia, al menos, de un diálogo previo”, planteó vía Twitter la diputada Ximena Ossandón (RN).
Futuro incierto
Además de la votación sobre el retiro de fondos, hay varias iniciativas que están en discusión que sí o sí van a poner aún más a prueba al ministro Ignacio Briones y una de ellas es el Impuesto a Súper Ricos, que retomó esta semana su tramitación en la comisión de Constitución de la Cámara de Diputados. El proyecto –que en algún momento fue calificado como una idea “seductora” por el titular de Hacienda– hoy se convierte en un nuevo dolor de cabeza para el Ejecutivo, porque en La Moneda lo han calificado como “regresivo” y ven con temor que su tramitación pueda “agarrar vuelo”, igual como sucedió con el 10% de las AFP.
Uno de los autores de la iniciativa, el diputado Giorgio Jackson (RD), explicó que se establece un impuesto a los súper ricos por única vez en el contexto de la pandemia y para solventar los gastos de la crisis sin acudir al sobreendeudamiento: “En general, la poca evidencia que hay sobre impuestos patrimoniales, es que cuando se hacen permanentes tienen algo de impacto en las inversiones. Pero lo que se trata acá es distinto, que sea por una vez, no hay algo así como un desincentivo a las inversiones futuras, porque se trata precisamente del patrimonio que está acumulado al día de hoy. Esto permite que el gravarlo no genere incentivos posteriores, sino que genere una tributación a lo que ha existido hasta ahora”.
El parlamentario dijo que el proyecto aún no ha sido discutido con Briones, que desde hace dos meses y medio le han pedido reunirse, pero “el ministro lamentablemente no ha dado la reunión, nos dio un par de horarios y nunca pudimos concretar para poder escuchar los reparos, que de seguro tienen reparos y quizás hay mejores fórmulas para mejorarla. Lo que sí para nosotros es importante, que esta crisis no la paguen principalmente los trabajadores y las trabajadoras, y es lo que ha sido la tónica”.
El otro tema pendiente que tiene Briones es el presupuesto 2021, que según él mismo anunció a inicios de la crisis apostaría por uno “base cero”, lo que fue aplaudido por varios economistas y parlamentarios de su sector, principalmente el senador de Evópoli, Felipe Kast. Aunque aún falta un par de meses para esa discusión en el Congreso, lo cierto es que en las bancadas no han tenido más señales al respecto y desde la oposición advirtieron que tramitar un presupuesto de esas características, en este contexto, es un despropósito.
El senador García explicó que cuando el ministro Briones habla de “presupuesto base cero”, de lo que se trata es de “revisar aquellos planes o programas que no logran ser efectivos, que se van ejecutando año a año sin que tengan impacto en la ciudadanía, sin que cumplan su objetivo. Entonces, más bien cuando se habla de presupuesto base cero, se trata de eso, de revisar todo aquello que constituye gasto variable y todo aquello que no se ha desarrollado bien, no ha cumplido su objetivo o no ha significado un cambio en la vida de las personas a quienes se busca beneficiar”.
El diputado Jackson manifestó que está de acuerdo “con que debe hacerse en algún momento”, pero puso el acento en que hay dos problemas principalmente: “Uno es que no hay base cero precisamente, la presión de gastos en la mayoría de los ministerios está por sobre el 85% hasta el 95% del presupuesto. Sería crear falsas expectativas el decir que estamos pensando desde cero los presupuestos de cualquier ministerio, porque simplemente por las leyes comprometidas, personas contratadas, el artículo 21, que es todo el gasto en personal, y también los programas que no se pueden reducir por ley, estamos amarrados básicamente a cerca del 90% o 95% de presupuesto de arrastre y no se puede cambiar eso, comprendería una cirugía mayor, que no se está pensando en hacer. Y tampoco en términos políticos parece conveniente”.
En la oposición ven esta opción de “base cero” como una excusa para adecuar políticamente el presupuesto, recortar programas que para el Gobierno no son esenciales y que podrían traer problemas a la larga. Mientras que en el oficialismo y principalmente en La Moneda, afirmaron que sería el as bajo la manga que el ministro Briones podría jugar en medio de la tramitación de un complicado presupuesto para el próximo año.
El culpable
Al interior del mundo económico hay visiones cruzadas sobre el rol que ha tenido el ministro de Hacienda durante la pandemia. Si bien entre algunos empresarios ha mejorado su imagen, aseguraron que le ha faltado un “mejor y mayor énfasis”, tanto en materia de empleo como de reactivación económica, por lo que están a la espera de los detalles del anunciado Plan de Reactivación económica de US$2 mil millones y del apoyo a empresas estratégicas.
Dentro del mundo económico, liberal clásico y progresista, señalaron que esa imagen de apertura en medio de la agitación social no se vio reflejada en la agenda de ayudas económicas. Destacaron que la raíz de todo es una estrategia sanitaria fallida, basada en cuarentenas dinámicas a “merced” de la estrategia de Jaime Mañalich, el Presidente Sebastián Piñera y su asesor, Cristián Larroulet, acompañada de ayuda económica “al goteo”, lo que agudizó la crisis económica y demostró la “debilidad del ministro” al no ser parte del núcleo de definición estratégica de La Moneda.
Además, Briones habría hecho oídos sordos a las recomendaciones como la del Premio Nobel de Economía, Paul Romer, quien fue claro en mencionar que ante la pandemia las “respuestas económicas convencionales no van a funcionar” y la clave para reactivar la economía golpeada por el coronavirus era hacer testeo masivo y proteger la vida de trabajadores esenciales.
Según el académico de la Usach, Gonzalo Martner, el ministro de Hacienda “plantea una tesis ortodoxa de que el país es más pobre y todos tenemos que ajustarnos, que es exactamente lo contrario al enfoque keynesiano, que precisamente se consolidó con la crisis del año 1929, noventa años atrás. Consiste en decir no, cuando la economía tiene un shock de cualquier índole, al sector público, que corresponde un rol de empuje, no de ajuste”. El economista agregó que frente a esta crisis se necesita “un rol muy fuerte, muy rápido para anticiparse a la caída evidente, tanto de la expansión como del consumo y expandir una enorme energía en gasto público, ampliar mucho más de lo que hoy en día hay previsto en régimen fiscal. Y eso no es una política económica irresponsable, no es tirar la casa por la ventana, es todo lo contrario, es una política económica responsable y seria”.
Para exautoridades en materia económica, algunas de las medidas del ministro Briones han sido dominadas por el ideologismo neoliberal, como por ejemplo bajar impuestos a las empresas o subsidiar la mano de obra, políticas que se traducirían en solo una inyección de dinero a las compañías y que serían más similares a la estrategia  que implementó el exministro Hernán Büchi en los 80. En conversación con La Tercera, el economista del Frente Amplio, Hassan Akram, destacó que en medio de la crisis “lo lógico sería que el Estado se endeude para pagar una renta básica de emergencia, esa es la mejor opción. Pero es Ignacio Briones el culpable de tener que estar aplicando un retiro del 10% de las pensiones, porque él cerró las puertas a una opción desde el Estado”.
Uno de los hechos que más ha sorprendido a Martner es la posición distante o de “comentarista” que ha tomado el ministro de Hacienda al hablar de las políticas de ayuda económica que no llegan a la población, algo que sus defensores han considerado como positivo, ya que explicaron que Briones no es responsable de los problemas en el retraso o la falta de agilidad en la entrega de las ayudas, ya que eso depende del Ministerio de Desarrollo Social y de la burocracia para actualizar el Registro Social de Hogares.
El economista de la Universidad San Sebastián (USS), Francisco Aravena, dijo que al principio de la pandemia “el Gobierno puso el foco donde había que ponerlo, evitar el desempleo, que las pymes mueran, evitar que los contratos se perdieran. Hay una dinámica en el mercado laboral que no se recupera rápidamente, si mantienes el vínculo te asegura una velocidad de ajuste mayor”.
El coordinador de la Facultad de Economía y Negocios de la USS recalcó que el ministro de Hacienda “ha sido claro y sensato”, ajustándose el cinturón lo más posible y garantizando los bienes básicos a las familias, “la vivienda, el consumo y la alimentación”, pero que “allí se desvió el rumbo por la política que no ha jugado un rol tan bueno”. “El foco inicial eran los trabajadores informales que venían mal desde octubre, partió con este IFE de menos 400 mil, para garantizar el ingreso a las familias de 4 integrantes, créditos a un grupo más grande, se inyectaron recursos al plan 2021 y 2022, la idea es que eso se utilice para impulsar la economía, pero la clase media se sintió desprotegida”.



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