Seamos mexicanos | EL DEBATE




Todos los nacidos en México somos MEXICANOS, según las leyes que nos rigen, las cuales debemos aceptar y cumplir con una convicción profunda indeclinable, pues animados por esa loable disposición colaboramos en todo lo que es bueno y deseable para la sociedad. Esto último nos obliga a juzgar las leyes vigentes y los nuevos proyectos de ley, para apoyar los buenos y oponernos a los malos.Digo esto porque nuestro gobernantes y legisladores casi siempre nos han impuesto algunas leyes indeseables que han tenido graves repercusiones en la vida nacional, generalmente por intervención ilegal y perversa de extranjeros que, con intención de dominio, encuentran la manera de manipular a los dichos funcionarios con una variada gama de sobornos atractivos para ellos y a veces hasta con chantaje.
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Así es como nos impusieron el sistema político “republicano, federal, democrático”, formado de “Estados independientes y soberanos”, todo lo cual es ficticio y nunca ha podido funcionar, por ser contrario al carácter y las tradiciones nacionales. Eso ha sido posible por la compulsión de nuestros políticos acomplejados que los lleva imitar lo ajeno que les parece maravilloso.Pero siempre esas “maravillas” tienen, de un modo u otro, carácter revolucionario y reformador, además de ostentarse siempre humanitarios y llenos de amor por los pobres, especialmente los obreros y los campesinos, de cuya causa se declaran campeones.Esto, que es la médula de la democracia, ha traído a los pobres y a todos los mexicanos, no solo más pobreza, sino además, un deterioro lamentable de la moralidad pública debido al combate que los políticos han hecho contra nuestras tradiciones católicas, como títeres de los Estados Unidos.



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