El paso a paso para evitar la escalada de un conflicto familiar


En situaciones cotidianas tener conflictos con quienes se convive es casi imposible de evitar. Los miembros de una familia suelen guardar ciertos inconvenientes o desajustes que llegado el momento simplemente explotan. Ahora si a esos hechos se les suma el contexto actual, la ansiedad y el estrés que causa el encierro y la incertidumbre de los contagios, hace que ese límite esté un poco más cerca. Sin embargo, la clave está en saber cuándo cambiar el foco.
Así lo afirma Francisca Puga, directora ejecutiva de Triple P, una organización internacional que, nacida en la Universidad de Queensland (Australia), busca enseñar a padres y tutores una crianza positiva en base a metodologías y técnicas que hoy se usa en Alemania, Estados Unidos, Chile y pronto en Sudáfrica.
Bajo la base de que un niño aprende de lo que ve y de cómo son tratados por los adultos, Puga asegura que lo primero para evitar conflictos dentro del contexto familiar es intentar controlar las emociones. “Actualmente estamos todos en condiciones estresantes y por eso tenemos que hacer algo para poder bajar esa irritabilidad. Hay que pensar que somos como un volcán y nos vamos cargando de cosas que nos parecen injustas. Por eso, lo primero que hay que hacer es identificar qué es lo que nos estamos diciendo, a nosotros mismos, cuando sabemos que vamos a reaccionar mal. Cuando pensamos con absolutismos: ‘siempre tengo que lavar la loza’, ‘nadie ayuda'”, ejemplifica.
La experta, quien hace pocos días realizó un documento para compartir con formas de evitar conflictos y fortalecer las relaciones saludables en tiempos de pandemia, recomienda que cuando una persona llega a esos límites es mejor alejarse por algunos minutos del foco de conflicto e intentar cambiar el pensamiento.
¿Qué pasa cuando ese tiempo ya se pasó, cuando quisimos calmarnos, pero no pudimos y simplemente ya explotamos?

Si ya no se pudo controlar y simplemente llegaste al límite lo mejor es retirarse. Después del grito o la palabra hiriente es mejor salir de ahí. Hay personas que se van al baño, que salen de la casa y llaman a alguien, cualquier cosa que sirva para cortar ese momento.
Tras volver a obtener la calma requerida, ¿cómo se vuelve a conversar?

Si esa discusión fue con tu hijo, chico o adolescente, lo mejor es volver y cambiar el tema. No es necesario volver a lo que te estaba haciendo enojar. Cuando estemos en un piso emocional mejor y más tranquilo, podemos hablarlo, antes no.
Según explica el documento, realizado por los expertos de Triple P, se debe tener un especial cuidado con los niños que presencian los conflictos entre los adultos o con ellos mismos. Por ello, aconsejan dejar los temas que pudieran desatar peleas para cuando los más chicos de la casa no estén presentes, como cuando están dormidos, pero evitando que sea una conducta recurrente, pues si cada vez que una pareja está sola viene la hora de las peleas, puede transformarse en un problema mayor.



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