Bielorrusia: las movilizaciones no ceden y Lukashenko pide calma

El presidente de la República de Belarús, Alexander Lukashenko, afirmó que la crisis post electoral del país estará resuelta “en los próximos días”, en tanto que la oposición insiste en que no reconocerá su triunfo “fraudulento”. “Todavía hay algunas personas insatisfechas en Minsk, es comprensible, pero no hay que preocuparse por ello, es mi problema y soy yo quien debe resolverlo”, afirmó el mandatario, en el poder hace 26 años, según recopiló la agencia de noticias estatal Belta.De igual manera, apuntó contra los Estados Unidos, al que culpó de estar “planeando y dirigiendo todo esto mientras que los europeos le siguen la corriente y hacen lo que les dicen”.

En tono más amenazante, el Ministerio de Defensa anunció la realización de ejercicios militares en la zona de Grodno, una provincia situada en el oeste del país y fronteriza con Polonia y Lituania, entre el 28 y el 31 de agosto.Estas maniobras se interpretan como una respuesta a la “injerencia en los asuntos internos” de Bielorrusia, en alusión a los movimientos de tropas de la OTAN en Polonia y Lituania que denunció Lukashenko días atrás.Alexander Lukashenko se ha desempeñado como presidente de Bielorrusia desde 1994, cuando ganó la presidencia en las últimas elecciones democráticas nacionales del país desde que se independizó de la Unión Soviética. 

Siendo de momento el líder más antiguo de Europa, 26 años después muchos bielorrusos decidieron movilizarse tras las elecciones del pasado 9 de agosto en las que ganó las elecciones con el 80,23% de los votos, mientras que la candidata Svetlana obtuvo el 9,9%.En los llamados electorales de 2001, 2006, 2010, 2015, en cada elección parlamentaria, Lukashenko ha sido el ganador siempre con un porcentaje cercano al 80% de los votos.En esa perspectiva, la oposición bielorrusa intenta conformar un frente común ante Lukashenko, con un Consejo de Coordinación.El Consejo reclama que se reconozca como vencedora de esas elecciones a Svetlana Tijanovskaya, quien tres días después de los comicios se refugió en Lituania y a la que los resultados oficiales concedían solo un 9,9% de los votos.

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