Alexéi Navalni, uno de los más tenaces opositores a Vladimir Putin, se encuentra grave tras sufrir una intoxicación en un vuelo que lo llevaba a Moscú. Registros muestran que se tomó un té y se enfermó a tal nivel, que el avión debió aterrizar para internarlo en un hospital de Siberia
El abogado de 44 años es un nacionalista que ha moderado su discurso chauvinista en el último tiempo. Suele hablarle a sus adeptos a través de Youtube, donde tiene más de 4 millones de seguidores, a pesar de que los medios tradicionales prácticamente lo ignoran. Por esa plataforma insiste en la falta de legitimidad del gobierno y denuncia casos de corrupción en el Estado y empresas relacionadas con autoridades y ejecutivos cercanos al Kremlin.
Su estilo es comprar unas pocas acciones, lo que le permite acceder a en calidad de minoritario a información corporativa de estas compañías públicas, que luego él difunde o confronta.
Su mayor éxito político lo logró en 2013, cuando remató segundo por la alcaldía de Moscú, que ganó el ex jefe de gabinete de Putin, Serguéi Sobianin. Desde esa fecha ha sido condenado por desvíos de fondos que él niega, y que le impiden ser candidato.
Sus adeptos más fieles son jóvenes, que se han sumado en masivas protestas que él ha convocado contra el gobierno desde 2017. En una de ellas ese año fue atacado por varios hombres que le arrojaron un líquido antiséptico a la cara, causándole daños en un ojo.
El año pasado, Navalny fue trasladado a un hospital desde la cárcel en la que cumplía una sentencia tras un arresto administrativo. Su equipo denunció que había sido envenenado, pero los médicos afirmaron entonces que sufrió una grave reacción alérgica y le dieron el alta para regresar a prisión al día siguiente. Así han sido sus últimos años de vida, con entradas y salidas de la cárcel.
La ofensiva en su contra se ha endurecido en los últimos meses. En julio tuvo que cerrar su fundación anticorrupción tras ser objeto de una demanda devastadora que le interpuso Yevgeny Prigozhin, un empresario ligado al Kremlin; y la semana pasada el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, lo acusó de organizar las protestas multitudinarias contra su reelección.
La cafetería
Ayer Navalny se encontraba en la ciudad siberiana de Tomsk. Antes de tomar el vuelo a Moscú pasó por una cafetería y se bebió un té, según contó su estrecha colaboradora y vocera, Kira Yarmysh.
Yarmysh relató que cuando el avión había despegado Navalnyndo sudaba y le pidió que le hablara, para poder “concentrarse en el sonido de una voz”. Entonces fue al baño y perdió la consciencia. Su condición era tal que la nave debió aterrizar para que lo internaran de urgencia.
Su portavoz cree que el abogado fue envenenado a través del té. “Está en coma en estado grave”, tuiteó Yarmysh. “Los médicos dicen que la toxina se absorbió más rápido con el líquido caliente”, agregó.
Navalny intentó competir contra Putin en las elecciones de 2018 pero le fue impedido. Su vocera esbozó que el posible nuevo ataque se debería a la cercanía de las elecciones regionales, que se celebran este año.
Un abogado de su fundación, Vyacheslav Gimadi, informó que le solicitaron al Comité de Investigación ruso que abra una indagatoria criminal sobre lo ocurrido. Ello aunque para él, no hay duda: “Navalny fue envenenado por su posición y actividad política”.
Eñ el gobierno desestimaon que tengan alguna relación con lo sucedido. “Sabemos que está en estado grave. Como a cualquier otro ciudadano ruso, le deseamos una pronta recuperación”, respondió a periodistas con desdén el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
