México.- La Fundación Miguel Alemán y periódico El Universal organizaron un conversatorio cuyo tema toral fue la violencia contra la mujer en tiempos de la pandemia por COVID-19 en México.Entre las participaciones de las ponentes el consenso versó en torno a qué tanto en los ámbitos público y privado la violencia contra las mujeres ha aumentado y sobre la importancia de reconocer la dimensión del problema para atenderlo.
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Espejo de la violencia
El diálogo tuvo como presentador a Sergio García Ramírez, profesor emérito de la UNAM y expresidente de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, quien hizo un llamado a crear conciencia de los graves problemas que nos asedian desde hace mucho tiempo.Afirmó que existe una cuestión de enorme desigualdad que precedió a la pandemia, la cual nos ha colocado frente a un espejo que descubre gravísimos problemas estructurales que padecemos en cuanto a la violencia.García Ramírez opinó que el Estado en su plenitud, en todos sus niveles y ámbitos; la federación y las entidades deben emprender una acción pública que tenga que ver con políticas lúcidas, así como recursos suficientes. Añadió que no es posible escatimar medios en un tema tan eminente y hacer ahorros a costa de la libertad y de la vida de las mujeres: «No podemos darnos el lujo de ahorrar para comprometer el futuro de las mujeres».Respuesta pública a la violencia
La maestra Layda Negrete señaló que en el hogar se da la mayor cantidad de violencia contra las mujeres. Los perpetradores siguen siendo las parejas sentimentales, antes, durante y después de la pandemia.Resaltó la importancia que esto reviste, puesto que la violencia familiar es un factor de riesgo para los feminicidios. Destacó que la violencia familiar es el delito proporcionalmente más denunciado, lo que quiere decir que las mujeres no tienen otra escapatoria, por lo que la respuesta pública y gubernamental es indispensable. Esta disertación fue complementada por la maestra Vianey Fernández en cuanto a que el encierro ha potenciado esta violencia, ya que el principal enemigo está ahí en el interior del hogar. Indicó que en la Ciudad de México se registró un pico histórico desde que se toma registro de las llamadas al 911, puesto que en marzo del 2020 fueron recibidas 26 171 llamadas por violencia familiar; y por agresiones más de 22 mil llamadas entre marzo y abril.Retroceso en derechos de las mujeres
Julieta Morales expresó que en el desconfinamiento existe el gran temor del rezago en la justicia, puesto que durante el confinamiento hubo una paralización del sistema de justicia, que no podemos darnos el lujo de repetir ante un probable rebrote u otra pandemia en el futuro. Señaló que deben establecerse mecanismos como guardias o atención virtual.Ejemplificó diciendo que durante la pandemia en Colombia fue decretado desde el 22 de marzo que las comisarías de familia brindaran servicio y audiencias virtuales; y Canadá destinó 50 millones de dólares a los refugios para mujeres. Julieta Morales hizo hincapié en que en la nueva normalidad deben tomarse los derechos en serio, que el Estado realmente priorice los derechos humanos y los derechos de las mujeres.Dijo que esta nueva cotidianidad no puede significar pérdida o retroceso de derechos: «Necesitamos democracia incluyente, libre desarrollo de la personalidad; ver a las mujeres como sujetas de derecho, no como objetos de protección». Finalmente, propuso combatir la feminización de la pobreza, transversalizar la perspectiva de género y dar asesoría legal gratuita y acceso a la justicia veloz para las mujeres, así como un verdadero cambio cultural.Violencia en la pandemia
La directora ejecutiva de ONU Mujeres señaló en abril que el confinamiento aviva la tensión y el estrés generados por preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero.Asimismo, refuerza el aislamiento de las mujeres que tienen compañeros violentos, separándolas de las personas y de los recursos que mejor pueden ayudarlas. Es la situación perfecta para ejercer un comportamiento controlador y violento en el hogar. De forma paralela, al tiempo que los sistemas sanitarios se esfuerzan al límite, los refugios para la violencia doméstica alcanzan también su máxima capacidad, agravándose el déficit de servicio al readaptar dichos centros a fin de ofrecer una respuesta adicional al COVID-19.Dinámicas
El confinamiento ha cambiado dinámicas familiares en espacios reducidos. La violencia intrafamiliar se recrudece o se presenta. Puede ser entre la pareja, contra los adultos mayores o violencia infantil. Problemas
El cambio brusco de nuestro modo de vida, el temor a perder el empleo, no tener ingreso necesario, cese de actividades de diversión y no tener idea del término final de la pandemia trastocan nuestras vidas y personalidad.
