Retomar la tragedia del manatí para reflexionar sobre la política ambiental



Hoy voy a platicarles de un simpático mamífero acuático herbívoro que no mucha gente conoce y que lamentablemente está en riesgo de desaparecer en nuestro país.El manatí del Caribe es un sirenio que habita desde el golfo de México hasta la desembocadura del río Amazonas.
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Su distribución en México es en los estados de Tabasco, Veracruz y Quintana Roo. Habita en los ríos y demás cuerpos de agua cercanos al mar. Pesa alrededor de 300 kilogramos y mide más de tres metros, se alimenta de hierba y es muy pacífico.Le dicen la vaca de agua, es muy empático y querido. Aun así, su único depredador es el ser humano. La subespecie que habita en nuestro territorio se considera en peligro de extinción por la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). En el 2018 murieron más de 100 manatíes en Tabasco junto con miles de peces. Líderes de las comunidades pesqueras de Jonuta y Macuspana nos contactaron para solicitar ayuda ante la negligencia e indolencia de las autoridades federales y estatales.Personal de la Azcarm y de la AMHMAR formamos un grupo de rescate, pero el primer enemigo a vencer fue al mismo Gobierno, pues como estaba por finalizar su Administración, “no querían perturbar su salida“, como ellos mismos lo pregonaban. Y entonces nos convertimos en sus peores enemigos al exigir repuestas y soluciones. Teníamos dos frentes de lucha; por un lado y lo más importante era frenar la muerte masiva de manatíes. Y, por otro lado, varias instituciones miembro de Azcarm padecieron una fuerte persecución por parte de la Semarnat que, operando desde la Profepa, trataba de clausurarnos con cualquier pretexto.El entonces secretario, Rafael Pacchiano, un vendedor de autos que en unos meses pasó a ser experto en biodiversidad y medio ambiente, nunca pudo entender que los problemas ambientales y sociales son indisociables. La pesca estaba totalmente paralizada y es el sustento de al menos 20 mil familias, cuya salud estaba severamente dañada por la contaminación ocasionada por los derrames de los pozos de Pemex que se encuentran dentro de los ríos. La Azcarm y la AMHMAR nos plantamos en la zona por algunos meses, realizamos estudios a los manatíes y tomamos diferentes muestras del agua junto con el Tec de Boca del Río, Veracruz, y la UJAT (Universidad de Tabasco).La lucha por parte de las autoridades federales y locales por sacarnos de Tabasco fue inútil, pues la pasión y entrega de todos los especialistas por ayudar fue más grande que la soberbia e indiferencia de todos aquellos que no querían más escándalos y problemas de cara a las elecciones del 2018. Hay mucho que contar, pero lo que quiero enfatizar es que cuando la sociedad civil nos organizamos, podemos más que la necedad, ceguera o insensibilidad de un Gobierno. Y hoy más que nunca debemos de estar unidos para defender nuestros recursos naturales y nuestra megabiodiversidad.



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