Leyes absurdas | EL DEBATE



El derecho es la ciencia encargada de “regular la conducta humana”, con la finalidad de hacer posible la vida en sociedad.Si no tuviéramos reglas y normas por las cuales regirnos, y autoridades que las hicieran valer, viviríamos en un total caos, haciendo literalmente imposible la convivencia ordenada de las personas y el progreso de la ciencia y del conocimiento humano.
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Las leyes, como construcción humana, se refieren al conjunto de normas jurídicas dictadas por el órgano Legislativo y promulgadas por el Ejecutivo, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia, cuyo incumplimiento conlleva a una sanción.El renombrado jurista Marcel Ferdinand Planiol definió la ley como “una regla social obligatoria, establecida con carácter permanente por la autoridad pública y sancionada por la fuerza”.De acuerdo con Santo Tomás de Aquino, el grandioso teólogo y filósofo católico, considerado como el principal representante de la enseñanza escolástica (corriente de pensamiento que fundamenta la coordinación entre fe y razón), define a la ley como “aquella ordenación de la ‘razón’ para el bien común, promulgada por quien tiene a su cargo el cuidado de la comunidad”.Las leyes, para poder prevalecer y subsistir en el tiempo, deben ser justas y estar basadas en la razón y en concordancia con la naturaleza humana.Sin embargo, en ocasiones la razón y el sentido común brillan por su ausencia, y con ello se obtiene como resultado la creación de leyes “absurdas”, por decir lo menos.Tal es el caso del impuesto a las puertas y ventanas, cuya imposición se atribuye al entonces presidente Antonio López de Santa Anna, por el cual, aquel que tuviera en su casa mayor número de estas, debía pagar más contribuciones.Otro caso lo tenemos en Pachuca, Hidalgo, cuyo reglamento de Tránsito prohíbe llevar cadáveres en autos particulares.O en Huatulco, Oaxaca, donde está prohibido que el personal femenino que labora en el municipio use minifaldas o pantalones ajustados y escotes.Sinaloa no se queda atrás, al prohibir la difusión de narcocorridos en las radiodifusoras y en lugares públicos.También encontramos otro caso en el municipio de Actopan, Hidalgo, en el que están prohibidos los “gorrones”, pues a quien se atreva a entrar a fiestas o eventos sin haber sido invitado, le esperan 72 horas en la cárcel o una multa de hasta dos mil quinientos pesos.Y no sólo es, pues hasta hace relativamente poco tiempo, en prácticamente todos los estados de la República mexicana el adulterio constituía un delito que ameritaba pena de prisión.Ninguna ley arbitraria y absurda ha trascendido y permanecido a través del tiempo, regularmente terminan abrogadas por el sentido común y la misma justicia.Como siempre, un placer saludarlo; esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de utilidad.¡Hasta la próxima!



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