Lucas Palacios, el ministro de Economía está en tierra de nadie. Según fuentes cercanas al Gobierno, la gestión del ministro no ha convencido al Presidente y no es del gusto de la alta dirigencia de la UDI. “No es del agrado del grupito de la Coca (Jacqueline) van Reesselberghe y ni de Ernesto Silva”, sostienen en el partido sin ningún ánimo de ocultamiento.
La noche le estaría cayendo encima al ex subsecretario de Obras Públicas -que saltó a ministro con el desesperado cambio de gabinete tras el estallido social- por diferentes errores en la gestión política que le han valido que perdiera sus agendas.
Tras varias declaraciones, en las que ha mostrado un estilo zizagueante o derechamente contradictorio – como cuando dijo respecto de la ley que posibilitó el retiro del 10 por ciento de las AFP, que si se aprobaba la moción legislativa nos íbamos a “convertir en un país bananero y los países bananeros son pobres, desiguales y con democracias débiles” y, apenas se convirtió en ley, cambió de parecer, asegurando que el retiro permitiría “reactivar la economía”- en diferentes círculos de poder se comenzó a señalar que había perdido la brújula en materias sensibles.
Desde su propio sector se observa que intentó, en medio de la pandemia, tirarse contra los grupos económicos y ahí se encontró con Ignacio Briones quien no le dio posibilidad de movimiento, luego intentó extender lazos con el empresario pero se topó con Juan Sutil que tiene todos los bases comunicantes cubiertos, dejándolo nuevamente al margen.
Hoy, algunas creen incluso que debido a la falta de espacio sería un “dead man walking”. Uno de las últimos desencuentros con un sector empresarial que depende de las iniciativas políticas propias de su cartera, se produjo por su negativa atender las inquietudes de los empresarios del turismo y la gastronomía, quienes aseguran que el ministro ha estado completamente ausente de la crisis, que no conoce la dimensión de la pérdida económica que ha experimentado este sector desde el inicio de la pandemia y que ha puesto su atención a escuchar los problemas del gran empresariado, del retail, pero desoído las quejas y las necesidades de los pequeños empresarios, quienes se sienten fuera del proceso de reactivación económica, pese a ser un importante motor del desarrollo del país. “Todo ello por la desidia de Lucas Palacios”, aseguran.
